Trascendencia K

La enorme distancia que CFK le saca, hoy por hoy, a todos sus competidores, determina, a la vez, la opción del justicialismo, en pleno, de alinearse con su candidatura, a la vez que los movimientos del establishment.

Incapaces Duhalde, Sanz y Macri, los hombres de mayor confianza del empresariado, de hacerle frente a la Presidenta, la apuesta venía por el lado de Scioli. A la traición, primero; a que se convierta en un heredero aceptable (para el mundo de los negocios) del kirchnerismo, tras la muerte de Kirchner.

Pero, para que Scioli pudiera ser el heredero del kirchnerismo hacen falta dos cosas: primero, que Cristina no quiera ser candidata; y, segundo, que el kirchnerismo quiera que Scioli herede la conducción. No existiría otra forma de apostar a Scioli cómo posibilidad rendidora, pues su rendimiento viene dado por su pertenencia al proyecto oficial: candidatearse por el “Peronismo” Federal, por su parte, es apostar a perdedor, pues se trata de dirigentes sin peso hacia el interior del partido. El kirchnerismo tiene indiscutible predominio, hoy ya casi hegemonía, en las disputas internas del peronismo: la enorme mayoría, por no decir casi totalidad, de agrupaciones que componen la vida del partido, están con el kirchnerismo, y las que están con algún otro candidato son insignificantes. El capital político de los “peronistas” federales pasa, casi en exclusividad, por el beneplácito que puedan obtener del eje del complejo empresarial, la corporación infocomunicacional: eso, alcanza para ganar una legislativa, pero no para gobernar.

Dicho de otro modo: Scioli no tiene como competir contra Cristina, a no ser que Cristina decidiese alejarse del kirchnerismo, algo, creemos, bastante improbable.

De allí que desde los medios opositores al último salvavidas que se apuesta es a una más que improbable deserción de la Presidenta de la competencia de octubre. Está la creencia de que con Scioli podrían negociar. Ahora bien, este último razonamiento requiere de atender a las características personales del hombre en cuestión, el Gobernador bonaerense. Detalle: eso es algo que nunca, jamás debe hacerse en política. Esto es, suponer que las particularidades definen el todo.

Y es cierto, Scioli es portador de características que habilitan a que el establishment lo suponga potable a sus intereses. Pero así como debe reconocerse eso, no menos cierto es que no se trata de ningún boludo, y, vamos, tampoco un todopoderoso capaz de torcer los procesos políticos a partir de su sola intención de hacerlo.

Digamos, Scioli hoy tiene peso a partir de su pertenencia al proyecto de Cristina, que lo supera en intención de voto, aunque sea, también, es cierto, bien visto por el “electorado independiente” o de derecha. Pero, se insiste, no es idiota. Y sabe que, de llegar, necesitará de una estructura que lo sustente: ha estado varios años al lado de Kirchner, y por algo debe ser que no abandonó el barco, ni durante el conflicto con la Junta de Comandantes de las patronales sojeras, ni tras la derrota en las elecciones legislativas de 2009: la única estructura capaz de sostener políticamente un proyecto de gobierno, hoy, es el kirchnerismo, y, a eso, Scioli lo sabe de sobra.

En ese sentido, su aparición en el plenario de la Corriente Nacional de la Militancia, es el dato político, hasta acá, más saliente del año.

1) Confirma que Scioli irá, en 2011, por otro mandato como gobernador, acompañando la boleta, también ya confirmada, presidencial, de CFK. El dato ya venía asomando, ahora está plenamente consolidado.

2) Eso, no surge de la nada: teniendo en cuenta que el peronismo sabe de oler sangre como pocos, que Scioli opte por acompañar otra opción presidencial que no sea la suya, cuando él mismo era mencionado como opción, no tiene que ver con otra cosa que con la íntima convicción de que la victoria de Cristina asoma indiscutible. Lo contrario implicaría arriesgar demasiado su futuro personal: algo a los que Scioli no acostumbra.

3) Pero, atención a algo: Scioli fue a pedir acompañamiento, a mostrarse alineado. Las condiciones de negociación asoman desfavorables para él. Tomó nota, Daniel, del dato que tiró Perro Verbitsky en P12: el riesgo que le representa, de cara a 2015 (carrera, esa sí, que no correrá Cristina), de ganar por menos que la Presidenta (lo cual reconfirma que está ganando la jefa del peronismo). Necesita de todo el volumen que pueda sumar en torno a su candidatura de cara al futuro (el suyo): todo indica que les fue a ofrecer el sillón de la vicegobernación.

4) Ahora bien, atención: la Corriente Nacional de la Militancia no es un espacio de acomodaticios. Aspira a ser, en palabras de sus propios miembros, la “tercera pata” del proyecto nacional y popular, al lado de la estructura formal del PJ y el Movimiento Obrero Organizado. Está, como ellos, conducido por Cristina, pero es mucho más comprometido, ideológico: es la más pura representación del kirchnerismo dentro del peronismo.

5) Apuntar las características de la Corriente, no es ocioso. Implica atender que Scioli no obtendrá gratis su apoyo. Tendrá que comprometer fidelidad a las convicciones del proyecto que sustenta la existencia de la Corriente. Esto es una buena noticia, tanto para los que planteamos como una preocupación la sucesión de Cristina para 2015, como para los que dudan de lo que podría llegar a hacer Scioli si pasa de ser lo que es hoy, una línea táctica, a ser conducción estratégica. Asoma la construcción de la trascendencia tan anhelada.

Todo lo anterior es una patada al hígado del establishment. Por eso todo esto, que es tan importante, tuvo menor repercusión que los lanzamientos de Duhalde y Sanz, que garantizan un diez por ciento de intención de voto, sumados ambos.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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14 comentarios en «Trascendencia K»

  1. yo creo que el establishment se tiraria de cabeza a respaldar una candidatura de Scioli.

    a pesar de que los peronistas crean que por ser peronista y estar hace mucho tiempo en el partido esta cubierto por un aura magica que lo hace inmune a ser antipopular, no de derecha, sino antipopular, tipo Sanz o Macri.

    seguramente no borraria todo lo que hizo el gobierno, pero lo moderaria muchisimo.

    1. Tranquilo, Pepe. No te adelanto más porque son tres los posts de la serie, y recién vamos por el primero. Pero, a mi entender, hay que abandonar aquello de tomar las características particulares de un personaje histórico como determinante a la hora de analizar un proceso político, como si de uno dependiera el todo, lo que equivale, en un grueso, a mi entender, error, e ignora los condicionamientos que, por el contrario, contextos y coyunturas imponen a la individualidad. A partir de esto, hay que suavizar la bajada de linea dura contra Scioli. No es moco de pavo su banca en este período cristinista.

  2. Veo demasiadas afirmaciones sin sustento en este comentario. Del mismo modo se podría afirmar que Cristina se salvó porque Scioli es un político conservador que prefirió cuidar su espacio antes que entrar en una guerra encarnizada por la presidencia. Todo puede ser en la vida.

    1. no se que tiene que ver ser conservador con esto.

      si no se mte en una lucha encarnizada por la presidencia es por una razon muuy simple, Cristina tiene 50 por ciento de aprobacion ne la sociedad.

      ademas, Scioli fue leal a Nestor y a Cristina. Eso es rescatable de él.

      1. No, pero con los Kirchner, Scioli se ha superado a sí mismo. Acá ha estado a fondo en las peores. Las dos fotos mas feas del período 2008/2011, que son, probablemente, la de la plaza Congreso el día previo a la 125 en el Senado, y la del momento de reconocer la derrota contra De Narváez en 2009, lo tienen ahí, parado firme, y no veo que tan a desgano.

      2. pepe. La lealtad es el valor supremo del peronismo. Cuando será reemplazada por otros más horizontales y populares?

    2. Yo creo que Scioli advirtió lo que los «peronistas» federales no. Que el momento de declinación K alcanzaba para ganar una elección, que encima legislativa (donde uno se permite tirar más lujos, no yo, pero sí muchos); más no para sostener un gobierno en medio de lo que es la escena político/institucional argentina. En ese sentido, el kirchnerismo supo armar banca organizada, Scioli aspira a conducir eso: entonces, si alguien duda de lo que él a futuro, puede llegar a hacer, la cuestión no pasa por esmerilar a Scioli, sino por potenciar la construcción militante en función de que, en todo caso, Scioli tenga que negociar apoyo.

  3. me parece que es una discucion para 2015, miremos 2011 que vien bien pero no esta en bandeja todavia. Como bien dice Pablo, Scioli no arriesga nunca, y ahora le conviene no hacer olas, veremos mas adelante si nos queda dentro del espacio a alguien mas potable que el motonauta.

    1. 50 y 50, para mí, Juan. 50, hoy, porque ganar la provincia es vital para la construcción de poder del proyecto en general, y el hombre, en ese lugar, es Daniel Scioli.

      El otro 50 sí es de cara a 2015: suponiendo, que yo no creo que sea para tanto, que Scioli sea un ultraneoliberal, la apuesta debe ser a por que nuestra construcción, la de la militancia, supere a la de él como figura, en función de que nuestra herramienta, y no él como conductor, sea la que tenga la capacidad de imponer las condiciones del período que lo puede albergar como ocasional intérprete.

      Abrazo.

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