Se viene hablando de la posibilidad concreta de que Brasil devalúe su moneda. Demás está decir que esa situación sería muy complicada para la producción argentina, sobre todo en ciertos rubros actualmente muy pujantes.
De por sí, tenemos déficit comercial con Brasil. Un encarecimiento de nuestra producción en relación a la de ellos nos complicaría mucho la cosa.
Es cierto que en Brasil se ve (y las autoridades lo ven) la tendencia del Real a apreciarse como una amenaza a su producción, sus industrias, su nivel de empleo. Cada día los productos hechos en Brasil son más caros en relación a los importados (a ver si la entienden en el PRO, las inversiones que recibe Brasil no son vistas como generadoras de empleo, sino todo lo contrario).
Así, han decidido tomar medidas.
Algunas directas, como (dentro de los límites de lo «permitido») poner trabitas al ingreso de importados (algo parecido al polémico método de nuestro polémico secretario de comercio interior).
Otras, de intervención directa en el mercado cambiario. Brasil cobra una tasa a las inversiones extranjeras en títulos (especulativas, digamos). La subieron de un 2%, al 6%. Desalentar ese ingreso de divisas tiene como fin evitar que el Real se siga apreciando en relación al Dólar.
Por su parte, Dilma se ha referido varias veces a la necesidad de bajar la tasa de interés real de Brasil, que es una de las más altas del mundo. Esta tasa tiene una relación muy directa con la apreciación de la moneda. En tanto es tan alta, aparte, incentiva a los inversores a posicionarse en activos brasileros. Con lo cual, el nivel de la tasa de interés real tiene efectos contrarios a los buscados con el impuesto al ingreso de capitales.
Ahora bien, en medio de este diagnóstico aparece la noticia de que la inflación anual brasilera rondó el 6% (por supuesto que en alimentos es más alta) en 2010. Y que las metas de inflación de su banco central eran de 4,5%. O sea, no se cumplió con la «meta» (la famosa meta, tan promocionada por la ortodoxia). Y entonces, ¿qué se hace?
Se sube la tasa de interés de referencia: de 10,75% a 11,25%. Más tasa de interés nominal, ante mayor inflación. La tasa de interés real se mantiene alta y con tendencia a subir.
Ya hay quienes dicen que el problema de Brasil es su déficit presupuestario. Dilma misma promete recortes en el gasto estatal. Esto, dicen, tendría efectos «positivos» para enfriar la inflación.
Ahora bien, una pregunta queda picando:
¿Cómo hace un país para «devaluar su moneda» si está tan preocupado por tomar medidas monetarias y fiscales para que no se le devalúe en relación a los bienes y servicios que se comercializan internamente?
Dicho de otra forma, con metas de inflación seguidas a rajatabla, difícil que en este contexto la moneda brasilera no se siga revaluando.
Lo cual implica (se lo avisamos a Michetti, que anda desorientada) una amenaza para el nivel de empleo, y no al revés.
Una última cuestión: ¿alguien sabe si en Brasil hay alguna vía institucional por la cual se canalice la necesidad de compensar a los salarios por la inflación, tal es el caso de las paritarias acá?
Digo, una inflación de 4 o 5% anual, dependiendo de que el patrón tenga la buena voluntad de pagar más sueldos por mayor «productividad»… en eso, no los envidio.
Pero todavía no tienen desempleo grave, no?
«a ver si la entienden en el PRO, las inversiones que recibe Brasil no son vistas como generadoras de empleo, sino todo lo contrario».
La verdad, que esto lo vas a tener que explicar. Y explicar muy pero muy bien. No soy del PRO pero no comparto lo que decis.
Fuera de ello, aquí tenes un gobierno mucho más progre que el nuestro (fundado por un obrero), que está tomando medidas para evitar que se dispare la inflación. Pero tu pregunta en relación a este tema me parece correcta. No tengo la respuesta.
El obrero ese dijo, de lo que ocurrió el 27 de octubre, que era, para él, la pérdida de un compañero; para el país, la de un extraodrinario presidente; y para el mundo, la de un estadista que supo conjugar la visión estratégica en materia de progreso social, con la del crecimiento económico. Más tarde, dijo que devolvió la dignidad al pueblo argentino, lo llamó el «Maradona de la política» y dijo que Argentina podía medirse en antes y después de Perón; y en antes y después de Kirchner. Dilma también lo menta de «compañero». De Alfonsín, a su muerte, no dijo ni un diez por ciento de todo ello.
Las cosas en su justa medida: en Argentina, Lula es kirchnerista, y los que aquí lo ponderan, o, mejor dicho, actúan que lo ponderan, si vivieran allá, formarían parte de la alianza social que se empeña en despedazarlo a Lula.
Pablo,
No nos pelemos para ver quien es más K. El punto es que nadie duda que Brasil está gobernado por progresistas. Y sin embargo, allá se toman medidas que acá se rechazan -de plano- desde lo ideológico.
Y acá nadie quiere despedazarla a Cristina. Nadie.
¿Magnetto tampoco?
Francisco: las inversiones que recibe Brasil en cataratas son de las que podemos llamar de tipo especulativo.
Hay mucha liquidez en dólares en el mundo, y sus poseedores aprovechan los altos rendimientos de los activos brasileros y los compran. Los altos rendimientos, digamos, tienen que ver con la altísima tasa de interés real.
Ese ingreso de dólares (que las autoridades no saben cómo desincentivar, a pesar de que les pusieron un impuesto primero, y después de un año se lo triplicaron) les está generando una apreciación del tipo de cambio que les hace perder competitividad.
La producción brasilera se vuelve más cara que la de sus competidores, lo cual, amenaza su posibilidad de ganar mercados de exportación, pero aparte sufren la penetración importadora (de China, por ejemplo). El límite que esto pone a las ventas de los productos de la industria brasilera, por tener una desventaja competitiva en el precio, es también un límite a la generación de empleo. Los industriales están muy quejosos con esto.
Esta amenaza no la veo yo, que le busco la paja al ojo ajeno. La están viendo las autoridades brasileras. Están buscando la vuelta para depreciar la moneda sin convalidar inflación. Como la pólvora ya la inventaron los chinos hace mucho, no les va a quedar otra que elegir por una u otra forma de apreciación (directa o diferida).
Ojo, por otro lado creo que la industria paulista tiene unas espaldas enormes para bancarse esta situación. En Argentina muy probablemente, un esquema como ese, tendría efectos mucho más palpables (no es muy distinto de la convertibilidad, que en el contexto actual sería sustentable desde lo macro, pero con consecuencias terribles para la diversidad productiva). Eso en parte explica por qué los progresistas de Uruguay y Brasil toman medidas distintas que las que tomamos acá. Mujica, cuando lo del campo, ante la pregunta de por qué en Uruguay no había retenciones contestó que en Uruguay no «les daba la nafta» para mantener un tipo de cambio competitivo, tampoco. El tema es un poco ese: cada país tiene sus características, y eso condiciona las decisiones de política.
En mi caso, fijate, lo «ideológico» en esta materia me pesa poco. «Ideológicamente» no se podría subir la tasa de interés, porque afecta al consumo interno y al empleo, pero tampoco bajarla porque afecta a los precios y el poder adquisitivo del salario. Qué se yo. Ideológicos pueden ser los objetivos (mercado interno fortalecido, acumulación de capital en el sector secundario, límites a los márgenes de ganancia mediante intervención estatal), pero el manejo de las variables en lo cotidiano están en un margen destinado a la pragmática.
Un abrazo
Mariano, un 5% de inflacion anual en un contexto de dificultad para actualizar el salario, sigue siendo mejor que un 25% de inflacion anual con un salario indexado automaticamente.
Como siempre hay que recordar a pesar de que muchos se olviden, la inflacion es DIARIA (o semanal o mensual), pero el aumento salarial es ANUAL!!!
Si a vos te aumentan tu salario para equiparar la inflacion del año pasado, a la semana tu sueldo ya esta empezando a licuarse nuevamente…
Por eso las negociaciones sindicales que se efectuan, se estan haciendo por encima de la inflacion proyectada, para hacer durar mas el poder adquistivo del salario. El tema que son pocos los sindicatos que logran todos los años un aumento por encima de la inflacion. El resto, se debe poner contento si logra un 20%…
Pocas cosas son mas regresivas que la inflacion. No entiendo como hay gente que la desecha como un mal menor…
Edu: 10 años de inflación 0, que desembocaron en el momento de mayor regresividad en materia de distribución del ingreso nos convencieron que la inflación es un mal menor.
Un abrazo
La inflación en dólares, que es lo que ocurre en la Argentina, no solo perjudica a los pobres y a la clase media. También perjudica a las PYMES industriales que deben lidiar con el otrora famoso «costo argentino», que ha regresado.
Y que como es (poco) sabido, las PYMES generan el 80% de los empleos, y el 75% del PBI.
O sea que afecta (o afectará) al nivel de empleo sin duda. Con paritarias más o menos «exitosas».
Como muchas PYMES compiten directamente con los productos importados y en condiciones desventajosas respecto de la gran empresa, que está inserta en estrategias multinacionales, o bien reciben subsidios del generoso estado argentino, la actual «cuasi-convertibilidad» es equivalente al viejo subsidio menem-cavallista a la industria extranjera.
Deberíamos pensar en ello y no fiarnos exclusivamente de la soja.
David: eso que decís es producto de la apreciación cambiaria.
La inflación, sin dudas, es una de las formas que puede adoptar la apreciación cambiaria.
Las políticas antiinflacionarias, de hecho, tienen como correlato la convalidación de un tipo de cambio más bajo (dólar más barato).
O sea, el principal motivo por el cual vivimos un proceso de tendencia a la apreciación cambiaria (no solo en Argentina sino en todos los países «emergentes») es la abundancia de dólares. Un factor exógeno, digamos, si convenimos que tiene que ver directamente con el déficit fiscal de EEUU y sus bajísimas, casi nulas, tasas de interés.
Justamente, el esquema actual, de convalidar una apreciación diferida, vía inflación, en vez de una apreciación directa vía «metas de inflación», con subas de tasas de interés y menos consumo, perjudica un poco menos a las pymes y al empleo.
Repito: dentro de lo posible, el «viento de cola» no lo podemos frenar, ni nosotros, ni Brasil, ni nadie.
Abrazo.
Coincido.
Por eso dije que no nos fijemos solo en la soja, símbolo de la «culpabilidad» por el exceso de dólares.
¿Será que el costo a pagar deba ser la mayor primarización de la producción o sea la reafirmación del escaso valor agregado que marcó la historia económica de nuestro país?
Eso y eternizar la pobreza es exactamente lo mismo.
Para para, no entiendo, (y aca mis limites como no economista). Una apreciacion directa en torno a tasas de inflacion planificadas elevaria la tasa de interes y bajaria el consumo, ademas de someter a muchas pymes nacionales a productos q pasarian a ser mas competitivos via precios… pero la situacion de inflacion actual no impacta tb en el consumo real de los asalariados y en el nivel de rentabilidad de las pymes??? Una apreciación real no sería una forma de detener una espiral inflacionaria sacrificando solo un poco de crecimiento? A veces creo que con este tipo de cambio sobredevaluado solo beneficiamos a la produccion sojera y afines, que no necesita el tipo de cambio depreciado para ser competitiva…
Juan V: por supuesto que un tipo de cambio alto favorece a la producción agropecuaria. Que se compensa en parte con las retenciones. Que sería mejor si fueran móviles.
Pero si apreciás la moneda los primeros que se caen son los textiles, calzado, algunas alimenticias, autopartistas, laboratorios (digo, se caen o se van, cosa que para los trabajadores sería igual).
Abrazo
Y quién esta cayendo en Brasil?
Y el desempleo? Y las quiebras? Cuándo empiezan? Porque hasta ahora no se los ve tan en problemas.
Es cierto. Están solamente preocupados, como medida preventiva.
Y esa es la garantía de que si hacés lo mismo acá no va a haber quiebras ni desempleo?
Lo mismo pensaba Cavallo…
Un abrazo
En materia salarial, con el actual tipo de cambio y su influencia sobre los precios de los productos bàsicos, un trabajador argentino tiene hoy mejor calidad de vida que la de un brasilero.
El salario mìnimo que equivale aquì a $ 1.840 (aprox. U$S 460) està en Brasil a rs.570 (aprox. U$S 340) que se correlaciona con similares valores de los elementos que integran una canasta familiar y una leve disparidad a favor de nuestro paìs, lo que arrojarìa una diferencia para el asalariado local de un treinta por ciento más en su poder de compra. Verificable con pasearse por Internet y confrontar los precios en gòndolas de supermercados.
Cuando se repite una vulgaridad difundida por los grandes medios acerca de que Brasil està «mejor» se omite por un lado que no es comprobable esto en sus niveles vigentges de desarrollo humano aunque sì en el nivel de la tendencia de los ùltimos quince años y en eso radica el mèrito de las polìticas del PT y sus aliados.