No sorprende que Colombia haya empezado a jugar un papel importante entre nosotros y en el mundo. En cuestiones de seguridad ha hecho del conocimiento adquirido en la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla una herramienta de política exterior , entrenando a pilotos y policías de Perú y México y diseñando modelos de combate al narcotráfico en Afganistán y el norte de África.
En temas ambientales, firmará con Perú un acuerdo para preservar la selva amazónica e invitará a Brasil a sumarse. Forma parte de la unión regional entre Chile, Perú y México, la iniciativa de integración más ambiciosa de los últimos años. Además, su gobierno reconoce la importancia del “poder blando” para aumentar el peso regional.
La inauguración de la “Cátedra Colombia” en la Universidad di Tella con la presencia de la canciller María Angela Holguín busca aumentar la visibilidad del país en foros del exterior.
La dirigencia colombiana no comete el error de pensar que hagan falta una economía grande o mucha población para construir protagonismo. Es un ejemplo que ayudaría a nuestra política exterior a profundizar sus iniciativas y a curarse de una aparente escasez de ambición.
Por eso hemos retrocedido en relevancia, mercados e inversiones. Aunque poseemos el mayor desarrollo nuclear para fines pacíficos de América Latina, y a pesar de los lazos de amistad que nos unen, Chile firmó un acuerdo para el desarrollo inicial de su sector con EE.UU.
Ese acuerdo sería una muestra de nuestra falta de confiabilidad ante el país vecino, y un revés de nuestra política exterior.
Argentina ha sido casi siempre referente de la región.
Con una política exterior menos ideologizada podría seguir siéndolo : se encuentra entre los diez países que aglomeran el 60% de la biodiversidad mundial y entre los primeros en capacidad de proveer servicios ambientales; goza del mayor número de empresas de biotecnología de América Latina y es uno de los productores de alimentos más importantes del mundo ; posee capacidad espacial y nuclear y tiene el reconocimiento del Organismo Internacional de Energía Atómica por su liderazgo en temas de no proliferación; cuenta, por fin, con el histórico prestigio de su diplomacia. Nuestro país fue el primer presidente del Comité de Desarme de la ONU, un artífice de la Conferencia Climática de Kioto, gestor de los regímenes de control de las minas antipersonales e impulsor de las operaciones de paz, entre muchos otros logros no tan lejanos.
Falta mayor visión para reconocer nuestra potencialidad y trasladarla a iniciativas concretas.
Nos falta lo que tiene Colombia: una clase dirigente con la convicción de que su país debe ser un jugador importante en el mundo y que se empeña en trabajar para ello.
En temas ambientales, firmará con Perú un acuerdo para preservar la selva amazónica e invitará a Brasil a sumarse. Forma parte de la unión regional entre Chile, Perú y México, la iniciativa de integración más ambiciosa de los últimos años. Además, su gobierno reconoce la importancia del “poder blando” para aumentar el peso regional.
La inauguración de la “Cátedra Colombia” en la Universidad di Tella con la presencia de la canciller María Angela Holguín busca aumentar la visibilidad del país en foros del exterior.
La dirigencia colombiana no comete el error de pensar que hagan falta una economía grande o mucha población para construir protagonismo. Es un ejemplo que ayudaría a nuestra política exterior a profundizar sus iniciativas y a curarse de una aparente escasez de ambición.
Por eso hemos retrocedido en relevancia, mercados e inversiones. Aunque poseemos el mayor desarrollo nuclear para fines pacíficos de América Latina, y a pesar de los lazos de amistad que nos unen, Chile firmó un acuerdo para el desarrollo inicial de su sector con EE.UU.
Ese acuerdo sería una muestra de nuestra falta de confiabilidad ante el país vecino, y un revés de nuestra política exterior.
Argentina ha sido casi siempre referente de la región.
Con una política exterior menos ideologizada podría seguir siéndolo : se encuentra entre los diez países que aglomeran el 60% de la biodiversidad mundial y entre los primeros en capacidad de proveer servicios ambientales; goza del mayor número de empresas de biotecnología de América Latina y es uno de los productores de alimentos más importantes del mundo ; posee capacidad espacial y nuclear y tiene el reconocimiento del Organismo Internacional de Energía Atómica por su liderazgo en temas de no proliferación; cuenta, por fin, con el histórico prestigio de su diplomacia. Nuestro país fue el primer presidente del Comité de Desarme de la ONU, un artífice de la Conferencia Climática de Kioto, gestor de los regímenes de control de las minas antipersonales e impulsor de las operaciones de paz, entre muchos otros logros no tan lejanos.
Falta mayor visión para reconocer nuestra potencialidad y trasladarla a iniciativas concretas.
Nos falta lo que tiene Colombia: una clase dirigente con la convicción de que su país debe ser un jugador importante en el mundo y que se empeña en trabajar para ello.