¿Giro presidencial hacia a la derecha?

Claves políticas de la semana
Lunes 30 de mayo de 2011 | 01:25 (actualizado a las 04:23)
La presidenta Cristina Kirchner emprendió anoche una gira internacional que esta semana la llevará a mostrar sin tapujos su buena sintonía con líderes de centro derecha. Se reunirá hoy con el presidente mexicano Felipe Calderón y pasado mañana viajará a Roma para cenar con il cavallieri Silvio Berlusconi.
¿Se tratará este raid de la Presidenta de un mensaje destinado a atraer al electorado que le resulta ajeno en la Argentina? ¿Será un primer paso destinado a buscar adeptos de sectores de centro que han quedado casi huérfanos de candidatos presidenciales para los comicios de octubre? ¿Habrá un giro presidencial hacia un discurso más conservador?
«Nada de ello. Son visitas de Estado que estaban pautadas desde hace tiempo y que nada tienen que ver con la política interna», respondió tajante un funcionario de la Cancillería. El mismo diplomático descartó ayer de plano que los encuentros de Cristina Kirchner con un conservador como Calderón o un referente de la derecha italiana sean señales de Cristina Kirchner de simpatía hacia el electorado de centro. Sin embargo, en la realpolitik interna del kirchnerismo no vieron con buenos ojos en los últimos días la agenda que la Presidenta tendrá en México y en Italia. Hubo, sobretodo, veladas críticas a los acercamientos que la Presidenta tendrá con el polémico Berlusconi.
Como sea, lo cierto es que hoy Calderón recibirá a Cristina Kirchner luego de un frustrado viaje que por problemas de salud tuvo que ser postergado. En 2006, cuando llegó al poder, Calderón no contaba con el visto bueno de Néstor Kirchner que había apostado todo por el ex candidato presidencial de la izquierda mexicana, Andrés López Obrador. Para el ex presidente Calderón y su Partido Acción Nacional (PAN) representaba lo más rancio de los conservadores mexicanos por su acérrima oposición al matrimonio homosexual y a la despenalización del aborto. Lo consideraba un aliado de la derecha por haber sido ministro de Vicente Fox y lo encasillaba, entre otras cosas, como un aliado a George W. Bush. Pero Cristina Kirchner olvidará por unos días todo esto y el estigma que supo imponer su esposo en las relaciones con México.
Para no descuidar las formas y moldes históricos del kirchnerismo puro, en la estadía presidencial de México habrá una puesta en escena con la intención de desdibujar los acercamientos con Calderón. Algo de esto ensayó ayer la Presidenta cuando recibió a militantes argentinos de la agrupación «25K» que desde tierras mexicanas admiran a la jefa del Estado, ven por Internet el programa ultrakirchnerista de televisión 6,7,8 y odian a todo aquello que huele a derecha o a PAN. El propio canciller Héctor Timerman se encargó de difundir este encuentro en su cuenta de Twitter. «Llegamos a México para participar de la visita de estado de nuestra President? Acompañan varios antiguos exiliados de la dictadura» (sic), dijo Timerman. El mismo canciller intentó acusar anoche a los Estados Unidos por el avance del narcotráfico en México. ¿Acaso con esta sobreactuación discursiva el canciller argentino pensó que podría inmunizar a Cristina Kirchner de los contactos que hoy tendrá con referentes del conservadorismo alineado con Calderón?
En Italia, Berlusconi recibirá a Cristina Kirchner en medio de los festejos de la independencia. Habrá cientos de jefes de Estado que llegarán el martes a Roma para esa fiesta. Pero il cavalieri se hizo un lugar en medio de la nutrida agenda internacional para recibir especialmente a Cristina Kirchner en una cena. «Hay un ancho espacio de diálogo entre la Presidenta y Berlusconi más allá de las diferencias», dijo a LA NACION el embajador italiano en la Argentina Guido La Tella hace unos días. ¿En qué consistirá ese «ancho espacio» para una presidenta que cuestiona permanentemente a los sectores de centroderecha?
Algunos peronistas pragmáticos están convencidos de que para ganar en primera vuelta en octubre Cristina Kirchner deberá atraer a sectores de derecha que no tienen un referente nacional. El propio Ricardo Alfonsín entendió este mensaje cuando apostó por su alianza con Francisco De Narváez. Algo de esto entrevió también el riojano y kirchnerista Luis Beder Herrera al aliarse con Carlos Menem para ganar ayer los comicios. Quizás esta gira internacional sea el puntapié de la Presidenta por dar muestras de afecto hacia la centro derecha. Quizás también sea el tiempo de avanzar en ese «ancho espacio» de diálogo con sectores antagónicos o para desnudar una estrategia de hecho que ya se dibuja en la casa Rosada.

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