Entrevista / Gustavo Grobocopatel
Domingo 05 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
Foto Enviado especial / Florencia Donovan
MONACO.- La sencillez de Gustavo Grobocopatel contrasta con la opulencia del Hotel Hermitage, donde el empresario del agro vino a competir en el concurso de World Entrepreneur of The Year, organizado por Ernst & Young. «Hay que estimular la creación de nuevos empresarios», se entusiasma Grobocopatel, que a los 22 años ayudó a transformar la empresa familiar en una de las compañías de agro más grandes del país, hoy valuada en casi US$ 1000 millones. Aunque en un principio, Grobocopatel se mostró muy cerca de Néstor Kirchner, hoy se anima a la crítica, y dice que tanto el Gobierno como la oposición e incluso la sociedad no entienden el negocio del campo; además, reclama nuevas políticas y pide más diálogo.
-¿Cómo ve la política del Gobierno con el agro?
-Hay un problema que no está sólo vinculado con este gobierno, sino que incluye a sectores académicos, economistas y políticos de la oposición. No hay una cabal comprensión de cómo es la dinámica del proceso agrícola pampeano. El valor agregado no está en el producto, sino en la forma en que se hace. Es un proceso que hoy integra diversas industrias. La electrónica y la informática son necesarias para producir granos, igual que la biotecnología. Esto no significa que no haya que transformar esos granos en productos, porque en la medida en que se alargan las cadenas de valor, se incluye más mano de obra. Creo que en eso el Gobierno tiene claridad, que hay que transformar esas materias primas en algo más sofisticado. En lo que no concuerdo es en que para hacer eso piense que hay que destruir la producción de granos. Hay que incentivar las dos cosas. Tenemos a lo mejor 10 o 20 años de una ventana de tiempo fantástica para duplicar todo.
-¿Y qué habría que hacer?
-Hay que incentivar la inversión pública y privada. La pública me refiero a servicios públicos en el interior, que es donde este proceso debe darse. Y las privadas, porque son los privados los que van a hacer estas inversiones para producir este valor agregado. ¿Cómo incentivarla? Está en los manuales: reglas de juego a largo plazo, confianza, incentivos, inserción global, porque la mayoría de estos productos que tenemos son para la exportación dado que el mercado interno es muy chico.
-Hoy se cree que lo que se exporta se deja de vender localmente.
-Ese es un error. Tenemos que producir mucho más, porque a la Argentina le puede sobrar. Podemos mejorar los precios del mercado interno si el país exporta más.
-Pero ya hay problemas con la harina, con la carne.
-Porque la Argentina produce 15 millones de toneladas de trigo y debería producir 25. Por eso, tanto gobiernos como sociedad en su conjunto deberían estimular la producción de trigo. Pero con las ideas sólo del Gobierno no basta. Debe ser una gran movida colectiva. Los empresarios tenemos que invertir pensando que en los próximos 20 años no se modificarán las políticas.
-¿Algo puede cambiar con las elecciones?
-Hay que tener esperanza. La esperanza no viene sólo de los que piensan que tiene que cambiar el gobierno o de los que piensan que tiene que seguir el mismo, eso es lo de menos. Lo más importante es una revisión de las políticas.
-Hoy el campo reclama por el tipo de cambio, la inflación y las retenciones. ¿Dónde se ubica en este reclamo?
-El tipo de cambio para el campo es menos importante que para la industria. Lo que nos mata son las retenciones, porque generan un tipo de cambio diferencial entre los insumos y los productos que desincentiva la productividad, y genera más concentración porque es un impuesto al ingreso y no a la ganancia, entonces si te va mal te va peor. Pero no digo que haya que bajar o subir la carga impositiva, sino poner otro tipo de impuestos. Es la forma en que se recauda, no la cantidad. En eso venimos también errando el foco del debate público.
-Pero en los últimos tiempos las cámaras empresarias estuvieron muy deslucidas.
-Hay una deslegitimación del empresariado en la Argentina; no ocurre eso en Brasil. La sociedad no tiene conciencia de la importancia del empresariado para el desarrollo. Muchos piensan que se puede hacer el desarrollo sin empresas, que lo debe hacer el Estado. Pero esto es algo que ya sabemos que no es eficiente ni inclusivo ni equitativo.
-Usted elogió la política de Pepe Mujica, en Uruguay. ¿Qué está haciendo Uruguay que no está haciendo la Argentina?
-Uruguay es una sociedad muy respetuosa de todo. Se respeta mucho al empresariado, a la oposición. Hacen un culto al respeto.
-¿Y no ve eso hoy en el país?
-No. No creo que haya un debate respetuoso entre todas las partes.
-Al principio se lo asociaba como amigo del Gobierno, incluso hizo negocios con Venezuela, y hoy se muestra crítico.
-Yo no me considero ni amigo ni enemigo. La idea de que el Gobierno facilite la exportación de servicios a través de proyectos integrados me gusta, más allá de la opinión que cada uno pueda tener sobre el proceso particular de Venezuela.
-Lo que pasa es que después la relación comercial de la Argentina con Venezuela se tiñó de escándalos de corrupción.
-Yo fui contratado por Pdvsa por una consultoría vinculada con la venta de maquinarias y demás, para ayudar a adoptar tecnología. Lamentablemente, el proceso duró un año y no sé cómo funciona ahora. Pero hay una tendencia a decir que uno es amigo o enemigo y no es tal.
-Hoy que se muestra más crítico con el Gobierno, ¿diría que igual tiene buena relación?
-Siempre tengo buena relación en el sentido de que soy muy abierto a discutir sin prejuicios y lo único que me anima es tratar de resolver las cuestiones. Es una obligación para cualquier empresario tener buena relación con el Gobierno. Me encantaría poder hablar con la Presidenta. Tengo buena relación con los ministros, como la tengo con políticos de la oposición. Tenemos la obligación de dialogar y construir a partir del diálogo; me gustaría que fuera mayor.
Gustavo Grobocopatel
Profesión: Ing. agrónomo
Edad: 49 años
Cargo: Presidente del grupo Los Grobo
El grupo tiene sembradas 250.000 hectáreas. Está en Uruguay, Brasil, Paraguay y la Argentina. También invirtió en el negocio de molinería y ha incursionado en la fabricación de pastas. Se estima que en 2011 facturará más de US$ 800 millones.
Domingo 05 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
Foto Enviado especial / Florencia Donovan
MONACO.- La sencillez de Gustavo Grobocopatel contrasta con la opulencia del Hotel Hermitage, donde el empresario del agro vino a competir en el concurso de World Entrepreneur of The Year, organizado por Ernst & Young. «Hay que estimular la creación de nuevos empresarios», se entusiasma Grobocopatel, que a los 22 años ayudó a transformar la empresa familiar en una de las compañías de agro más grandes del país, hoy valuada en casi US$ 1000 millones. Aunque en un principio, Grobocopatel se mostró muy cerca de Néstor Kirchner, hoy se anima a la crítica, y dice que tanto el Gobierno como la oposición e incluso la sociedad no entienden el negocio del campo; además, reclama nuevas políticas y pide más diálogo.
-¿Cómo ve la política del Gobierno con el agro?
-Hay un problema que no está sólo vinculado con este gobierno, sino que incluye a sectores académicos, economistas y políticos de la oposición. No hay una cabal comprensión de cómo es la dinámica del proceso agrícola pampeano. El valor agregado no está en el producto, sino en la forma en que se hace. Es un proceso que hoy integra diversas industrias. La electrónica y la informática son necesarias para producir granos, igual que la biotecnología. Esto no significa que no haya que transformar esos granos en productos, porque en la medida en que se alargan las cadenas de valor, se incluye más mano de obra. Creo que en eso el Gobierno tiene claridad, que hay que transformar esas materias primas en algo más sofisticado. En lo que no concuerdo es en que para hacer eso piense que hay que destruir la producción de granos. Hay que incentivar las dos cosas. Tenemos a lo mejor 10 o 20 años de una ventana de tiempo fantástica para duplicar todo.
-¿Y qué habría que hacer?
-Hay que incentivar la inversión pública y privada. La pública me refiero a servicios públicos en el interior, que es donde este proceso debe darse. Y las privadas, porque son los privados los que van a hacer estas inversiones para producir este valor agregado. ¿Cómo incentivarla? Está en los manuales: reglas de juego a largo plazo, confianza, incentivos, inserción global, porque la mayoría de estos productos que tenemos son para la exportación dado que el mercado interno es muy chico.
-Hoy se cree que lo que se exporta se deja de vender localmente.
-Ese es un error. Tenemos que producir mucho más, porque a la Argentina le puede sobrar. Podemos mejorar los precios del mercado interno si el país exporta más.
-Pero ya hay problemas con la harina, con la carne.
-Porque la Argentina produce 15 millones de toneladas de trigo y debería producir 25. Por eso, tanto gobiernos como sociedad en su conjunto deberían estimular la producción de trigo. Pero con las ideas sólo del Gobierno no basta. Debe ser una gran movida colectiva. Los empresarios tenemos que invertir pensando que en los próximos 20 años no se modificarán las políticas.
-¿Algo puede cambiar con las elecciones?
-Hay que tener esperanza. La esperanza no viene sólo de los que piensan que tiene que cambiar el gobierno o de los que piensan que tiene que seguir el mismo, eso es lo de menos. Lo más importante es una revisión de las políticas.
-Hoy el campo reclama por el tipo de cambio, la inflación y las retenciones. ¿Dónde se ubica en este reclamo?
-El tipo de cambio para el campo es menos importante que para la industria. Lo que nos mata son las retenciones, porque generan un tipo de cambio diferencial entre los insumos y los productos que desincentiva la productividad, y genera más concentración porque es un impuesto al ingreso y no a la ganancia, entonces si te va mal te va peor. Pero no digo que haya que bajar o subir la carga impositiva, sino poner otro tipo de impuestos. Es la forma en que se recauda, no la cantidad. En eso venimos también errando el foco del debate público.
-Pero en los últimos tiempos las cámaras empresarias estuvieron muy deslucidas.
-Hay una deslegitimación del empresariado en la Argentina; no ocurre eso en Brasil. La sociedad no tiene conciencia de la importancia del empresariado para el desarrollo. Muchos piensan que se puede hacer el desarrollo sin empresas, que lo debe hacer el Estado. Pero esto es algo que ya sabemos que no es eficiente ni inclusivo ni equitativo.
-Usted elogió la política de Pepe Mujica, en Uruguay. ¿Qué está haciendo Uruguay que no está haciendo la Argentina?
-Uruguay es una sociedad muy respetuosa de todo. Se respeta mucho al empresariado, a la oposición. Hacen un culto al respeto.
-¿Y no ve eso hoy en el país?
-No. No creo que haya un debate respetuoso entre todas las partes.
-Al principio se lo asociaba como amigo del Gobierno, incluso hizo negocios con Venezuela, y hoy se muestra crítico.
-Yo no me considero ni amigo ni enemigo. La idea de que el Gobierno facilite la exportación de servicios a través de proyectos integrados me gusta, más allá de la opinión que cada uno pueda tener sobre el proceso particular de Venezuela.
-Lo que pasa es que después la relación comercial de la Argentina con Venezuela se tiñó de escándalos de corrupción.
-Yo fui contratado por Pdvsa por una consultoría vinculada con la venta de maquinarias y demás, para ayudar a adoptar tecnología. Lamentablemente, el proceso duró un año y no sé cómo funciona ahora. Pero hay una tendencia a decir que uno es amigo o enemigo y no es tal.
-Hoy que se muestra más crítico con el Gobierno, ¿diría que igual tiene buena relación?
-Siempre tengo buena relación en el sentido de que soy muy abierto a discutir sin prejuicios y lo único que me anima es tratar de resolver las cuestiones. Es una obligación para cualquier empresario tener buena relación con el Gobierno. Me encantaría poder hablar con la Presidenta. Tengo buena relación con los ministros, como la tengo con políticos de la oposición. Tenemos la obligación de dialogar y construir a partir del diálogo; me gustaría que fuera mayor.
Gustavo Grobocopatel
Profesión: Ing. agrónomo
Edad: 49 años
Cargo: Presidente del grupo Los Grobo
El grupo tiene sembradas 250.000 hectáreas. Está en Uruguay, Brasil, Paraguay y la Argentina. También invirtió en el negocio de molinería y ha incursionado en la fabricación de pastas. Se estima que en 2011 facturará más de US$ 800 millones.