Devaluación: perspectivas

El texto que sigue prescinde de fuentes. Es, más que nada, una aproximación casi teórica a los clichés de campaña que se difunden y difundirán durante estos meses, referidos a temas económicos, principalmente cambiarios.

Empezamos negando categóricamente la posibilidad de una devaluación brusca «voluntaria» para recomponer márgenes de rentabilidad en el sector secundario. Creo que ni la UIA se toma en serio a sí misma cuando desliza el reclamo.
Por ahí, sufrimos lo que es un reflejo adquirido por la experiencia recogida durante años de historia argentina. Pero las condiciones de hoy tienen carácter inédito en algún punto, y por ende las respuestas no son linealmente las mismas de otros períodos.

A ver: cuando se habla de devaluación en el contesto industrial, se habla de recuperación de competitividad para los sectores menos competitivos de la economía argentina.

Aunque no se diga abiertamente, cuando la industria habla de pérdida de competitividad está hablando de nivel salarial elevado. Digamos, la Argentina tendría hoy un nivel de salarios industriales, medido en adquisición de canastas básicas,que tendería a volverse superior a lo que la capacidad instalada productiva estaría en condiciones de soportar para seguir compitiendo en precios con artículos importados.
Sea o no sea real, eso es lo que se intenta decir.

Entonces, la referencia a una devaluación, en ese contexto (a pedido de la industria) tiene la intención de licuar parcialmente el poder adquisitivo del salario.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando la dinámica social (como en la actualidad argentina) tiende a que justamente, en un marco de alza general de precios y crecimiento fuerte de la economía, ciertos salarios industriales ganen la puja de precios relativos, es decir, aumenten más que el promedio de precios?

La devaluación como estrategia para la licuación de salarios comporta el riesgo de acelerar la indexación de ingresos, que en la dinámica señalada, terminaría por provocar una pérdida mayor de competitividad.

Por eso, desde algunos sectores ya se sugiere que antes de encarar un proceso devaluatorio fuerte es necesario arbitrar un plan anti-inflacionario. Lo que se puede conocer también como una «clara política de ingresos» que no es otra cosa que coartar el accionar de los mecanismos de indexación del salario.
Para decirlo claro: bajar la expectativa de aumento salarial, ponerla por debajo del nivel general de aumento de precios, hasta que confluyan, por acción de una menor dinámica del mercado interno, en niveles más bajos.

Se le busque la vuelta que se le busque eso es lo que se llama enfriar la economía. Y sobre esa base sí un alza nominal del dólar puede hacer el efecto «deseado», porque en un marco de contracción del crecimiento y principalmente del poder adquisitivo de la población no se transferiría a precios tan rápidamente.

O sea, la salida devaluatoria es «fecunda» (y políticamente viable diría) en contextos de contracción de la economía, pero no en períodos de auge.

Ante estas opciones poco deseables ¿qué se puede oponer?

Cambiar el eje en cuánto a recuperación de competitividad. Abaratar costos empresarios por el lado del acceso al capital, y no por el lado del salario.
Para que un proceso así sea efectivo, debería aspirarse a brindar crédito para la incorporación de tecnología, que debería redundar a su vez en cambios en la composición orgánica del capital. Esto es: adquisición de tecnología, mayor productividad, menos trabajo por igual cantidad de producto obtenido.


En definitiva, para que el salario individual no pierda, se transfiere el ajuste sobre la masa salarial total. Pérdida de empleo.

Se plantea, entonces, un desafío extra: la absorción de empleo en otras actividades. La necesidad de facilitar nuevamente el acceso al capital para emprendimientos sustitutivos de importaciones en el marco de integración productiva. O sea: producir acá insumos para la producción, actualmente importados.

Todo esto es muy fácil decirlo, y muy difícil hacerlo. Las posibilidades de fracasar son inmensas. Y no queda otra que volcar muchos recursos en algo que «puede fallar».
Nada es gratis.

16 comentarios en «Devaluación: perspectivas»

  1. Esto está, como siempre, y como ya me he ocupado de ponderar, clarísimo, además de escrito en castellano popular -lo cual, en términos de aprendizaje económico, nunca debe dejar de destacarse-.

    Mi pregunta apunta a otra cosa: tengo, en la facu, un amigo trosko militante del PO que siempre me dice que «para discutir el actual proceso inflacionario, no se puede no empezar desde el ajuste de cuentas que hay que hacer con los beneficiarios de la devaluación de 2002: esto sería, un ajuste sobre la tasa de ganancia empresarial, que es más alta acá que en Japón si te descuidás».

    ¿Qué hay de cierto en esa troskosentencia? ¿Cómo sería la cosa?

    Un abrazo.

    1. Pablo: tiene mucho de cierto.

      Pero no justamente en la generalización.
      Hablamos de algunos grupos y algunos sectores que se beneficiaron fuertemente por la devaluación y mantienen márgenes muy importantes.
      Algunas alimenticias, Techint, Aluar.

      Esto no es generalizable a otros sectores industriales.

      El campo: parcialmente se compensó con retenciones, aunque el auge de los precios provocó algún desfasaje (sería muy largo de hablar, por ahí hago un post sobre esto).
      Las privatizadas, no se aumentaron las tarifas, y si bien se pagó subsidios, el esquema las obliga a operar por debajo del equilibrio microeconómico. Tienen que reinvertir mucho (demasiado) de sus utilidades porque el bajo precio que paga el consumidor lo estimula a consumir más.

      Mineras: régimen insólito, heredado, y con poca posibilidad de modificar en el presente (se puede cambiar algo, pero a futuro).

      Hidrocarburos: retenciones móviles, casi precio fijo.

      Fijate que los sectores mencionados son todos de producción primaria o con poca elaboración o de servicios públicos (a estos últimos la devalaución no los favorece tanto).
      El tema es intervenir allí para complejizar producción (entrar en directorios es un buen punto, por ejemplo).
      Pero sí, hay margen ahí.

      Un abrazo

      1. Clarísimo de nuevo. Es una carrera, entonces, ¿digo bien? En ese entendimiento, cada uno debería sincerar quién quiere que gane esa carrera, ¿no?

      2. Ah. Puede ser.
        Pero, ojo, cuanto más rápida se hace la carrera, menos posibilidades de que los salarios ganen.
        Abrazo

    2. Esos son beneficios pasados, incluidos en los balances del 2002-2007, de todas las empresas relacionadas con exportaciones y con sustitución de importaciones. Pero me parece que ya son cosas del pasado, por eso el título del post, no?

  2. se ha dicho que la inflacion es especulacion y calculo de los formadores de precios,que los monopolios son una de las causas.Como jubilada no puedo ser paridaria de un ajuste presupuestario.Creo que nunca se ha buscado reducirla estudiando y controlando a los intermediarios entre productores y consumidores.

    1. Isabel: ese punto tiene relación con la respuesta a lo que me consultaba Pablo.
      Hay sectores que desde la devaluación han ganado margen de rentabilidad muy amplio y se benefician de la concentración del mercado.
      El tema es encontrar una forma eficiente de revisar eso.

      La inflación tiene aparte causas variadas. Y esa es una. Pero el contexto macroeconómico también es pro-inflacionario. Hay que reconocer. Eso está bien o está mal? Es otro tema. Acá me cansé de discutirlo (y defenderlo).
      Un abrazo

  3. Lo que es claro es que el BCRA ya no esta sosteniendo el TC comprando dólares(y eso pasa desde 2008), hoy Zaiat dice que en el mejor de los casos tendremos para fin de año el mismo nivel de reservas que ahora.

    1. Si a fin de año tenemos el mismo nivel de reservas que ahora, estamos con un saldo favorable de 4 a 5 mil palos más o menos, que es lo que se calcula que se va afuera de lo que se paga de deuda (que son 7 mil palos en total, creo).

      Después hay un par de cosas que pueden cambiar el resultado.
      Pases con otros bancos centrales (como durante la crisis financiera). Te suman reservas coyunturalmente, después hay que devolver. Frecuente en años de elecciones.

      Arreglo club de paris, e ingreso de guita porque se destraban contratos de inversión, y toma de deuda.
      Pero este último sería marca de cambio de esquema. Entra por cuenta financiera lo que no queda como margen en cuenta corriente.
      Un abrazo.

  4. Qué pena, Mariano, que en tu respuesta a Pablo olvidaste a un actor decisivo de la economía, tanto por PBI como por empleo: las Pymes, que casualmente están mayormente en el sector industrial, o sea de mayor valor agregado.

    Sin querer, caés en el mismo cliché de los «formadores de opinión» de los temas económicos (casi todos neoliberales, obvio).

    El «costo argentino», similar hoy al del menemato, no puede traer sino grandes disgustos a las mayorías. No es una carrera de precios y salarios, sino una contienda entre producción versus estado (por ser el que rige la política monetaria), y los grandes intereses, generalmente amigos del ídem.

    Dicho de otro modo: para salvar al salario hay que devaluar.

    1. David:
      Pablo me preguntaba por los sectores que conservaban todavía márgenes de rentabilidad grandes de la devaluación del 2002. Por eso no hice mención a las Pymes de ningún sector.
      Un abrazo.

      1. Mariano: cuando proponés cambiar el eje y recuperar la competitividad: adquisición de tecnología, mayor productividad, menos trabajo por igual cantidad de producto obtenido. estarás proponiendo mayor desocupación como modelo? Otra cosa: los grandes empresarios están pensando en la devaluación escalonada como una forma de sustitución de importaciones y una licuación de salarios.

      2. gus4390: el desempleo es un riesgo cierto, cuando se va hacia una apreciación cambiaria, como la que vivimos en los países en vías de desarrollo desde que EEUU decidió devaluar.

        El tema es que la devaluación escalonada, administrada, es el modelo kirchnerista de estos años, que aceleró la inflación (y por ende, los salarios).
        Justamente, lo que se está diciendo es que ese modelo está agotado, porque no se puede seguir devaluando sin tener inflación más alta. Es decir, la inflación te come la ventaja de la devaluación cada vez más rápido.

        O sea, seguimos como hasta ahora o llegamos al límite y hay que cambiar?
        Pero no nos quieran vender que el cambio pasa por seguir como hasta ahora.

        Un abrazo.

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