Sábado 09 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
Mauricio Caminos
LA NACION
Los afiches del Pro son parecidos a una campaña portuguesa, la Presidenta casi no dejó hablar a Daniel Filmus en el acto de lanzamiento de la fórmula porteña, un banderazo de Proyecto Sur no paró un minuto durante 100 horas seguidas, María Eugenia Estenssoro tuvo el sueño de ser jefa de gobierno «entre ceja y ceja», Javier Castrilli les «sacó la roja» a los baches y a la corrupción, Jorge Telerman pidió que lo votaran porque él «sabe» y Luis Zamora no consiguió dinero para pagar ni un solo afiche.
De todo tuvo la campaña porteña que finaliza, por lo menos en primera vuelta, mañana. Sin embargo, para algunos referentes de comunicación política, la previa a las elecciones «no hizo mucho ruido». ¿Quizá el frío del invierno congeló la estrategia publicitaria? ¿O tal vez tuvieron más recepción en la opinión pública el escándalo de Sergio Schoklender y en el Inadi, el descenso de River o la Copa América?
«Nadie analizó proyectos en profundidad y no hubo estrategias que motiven a la gente a votar», expresó a La Nacion el publicista Gabriel Dreyfus, hacedor de la campaña presidencial de Raúl Alfonsín en 1983. «Salvo la extrema izquierda que dice utopías, todos los demás candidatos dijeron lo mismo, pero sin detallar cómo lo van hacer; fueron muy pobres las exposiciones», añadió.
Una mirada complementaria expuso la analista en discurso María Elena Qués, quien hizo hincapié en las plataformas comunicacionales usadas por los candidatos. «Me llamó la atención que se privilegiaron los afiches por sobre la televisión. Si bien fue una de las primeras en las que se usó intensamente Internet, eso segmentó a los votantes», expresó la licenciada en letras. «También hubo escasa información sobre las elecciones en las comunas», sostuvo.
«Fue una campaña con poco ruido, pero en la calle se vio mucho dinero por parte de las dos estructuras de gobierno», dijo Daniel De Abrantes, jefe de campaña de Proyecto Sur. «Que la campaña se mezclara con la Copa América no fue bueno», aseguró.
Macri y Filmus
«Llevar el mismo color del Gobierno para la campaña política es confuso y cuestionable», dijo Qués sobre el amarillo en la campaña de Macri. Pese a varios intentos, La Nacion no consiguió la voz de ninguno de los integrantes de la «mesa chica» de la estrategia comunicacional de Pro.
«Ilógica» fue la calificación de Dreyfus sobre la forma de presentar la fórmula Filmus-Tomada. «Fue buena para opositores al gobierno capitalino, pero sólo dicen qué pueden hacer si gana también la Presidenta. Para eso no hace falta ser jefe de gobierno, sino intendente», opinó.
Desde el búnker kirchnerista en Capital, Luis Alberto Quevedo, el responsable de la campaña, defendió la estrategia de instalar a su candidato de la mano de Cristina. «Filmus siempre se ha presentado como parte del proyecto nacional», afirmó a La Nacion.
Mauricio Caminos
LA NACION
Los afiches del Pro son parecidos a una campaña portuguesa, la Presidenta casi no dejó hablar a Daniel Filmus en el acto de lanzamiento de la fórmula porteña, un banderazo de Proyecto Sur no paró un minuto durante 100 horas seguidas, María Eugenia Estenssoro tuvo el sueño de ser jefa de gobierno «entre ceja y ceja», Javier Castrilli les «sacó la roja» a los baches y a la corrupción, Jorge Telerman pidió que lo votaran porque él «sabe» y Luis Zamora no consiguió dinero para pagar ni un solo afiche.
De todo tuvo la campaña porteña que finaliza, por lo menos en primera vuelta, mañana. Sin embargo, para algunos referentes de comunicación política, la previa a las elecciones «no hizo mucho ruido». ¿Quizá el frío del invierno congeló la estrategia publicitaria? ¿O tal vez tuvieron más recepción en la opinión pública el escándalo de Sergio Schoklender y en el Inadi, el descenso de River o la Copa América?
«Nadie analizó proyectos en profundidad y no hubo estrategias que motiven a la gente a votar», expresó a La Nacion el publicista Gabriel Dreyfus, hacedor de la campaña presidencial de Raúl Alfonsín en 1983. «Salvo la extrema izquierda que dice utopías, todos los demás candidatos dijeron lo mismo, pero sin detallar cómo lo van hacer; fueron muy pobres las exposiciones», añadió.
Una mirada complementaria expuso la analista en discurso María Elena Qués, quien hizo hincapié en las plataformas comunicacionales usadas por los candidatos. «Me llamó la atención que se privilegiaron los afiches por sobre la televisión. Si bien fue una de las primeras en las que se usó intensamente Internet, eso segmentó a los votantes», expresó la licenciada en letras. «También hubo escasa información sobre las elecciones en las comunas», sostuvo.
«Fue una campaña con poco ruido, pero en la calle se vio mucho dinero por parte de las dos estructuras de gobierno», dijo Daniel De Abrantes, jefe de campaña de Proyecto Sur. «Que la campaña se mezclara con la Copa América no fue bueno», aseguró.
Macri y Filmus
«Llevar el mismo color del Gobierno para la campaña política es confuso y cuestionable», dijo Qués sobre el amarillo en la campaña de Macri. Pese a varios intentos, La Nacion no consiguió la voz de ninguno de los integrantes de la «mesa chica» de la estrategia comunicacional de Pro.
«Ilógica» fue la calificación de Dreyfus sobre la forma de presentar la fórmula Filmus-Tomada. «Fue buena para opositores al gobierno capitalino, pero sólo dicen qué pueden hacer si gana también la Presidenta. Para eso no hace falta ser jefe de gobierno, sino intendente», opinó.
Desde el búnker kirchnerista en Capital, Luis Alberto Quevedo, el responsable de la campaña, defendió la estrategia de instalar a su candidato de la mano de Cristina. «Filmus siempre se ha presentado como parte del proyecto nacional», afirmó a La Nacion.