Opinión
Sábado 23 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
Durante la campaña electoral de la ciudad de Buenos Aires, Poder Ciudadano y el Cippec intentamos promover la realización de un debate de candidatos. No fuimos los únicos. La Universidad de Buenos Aires, diversos periodistas y canales de televisión también realizaron sus intentos, con ciertas dosis de éxito, ya que se realizaron algunos debates de candidatos a jefes de gobierno, vicejefes y legisladores.
Sin embargo, nunca se llegó a juntar en un debate a los dos candidatos que la ciudadanía eligió mayoritariamente y que competirán en el ballotage: Mauricio Macri y Daniel Filmus. Cada uno de ellos faltó al menos a una de las citas propuestas, con argumentos de distinto tipo.
Frente a la segunda vuelta, las dos organizaciones insistimos en realizar el debate. El 20 de julio el candidato Filmus tomó en cuenta la propuesta y se la replicó al candidato Macri. Por otra parte, Macri enunció su vocación de debatir, tal como lo hizo cuatro años antes, pero al mismo tiempo mantuvo la postura de que no estaban dadas las condiciones adecuadas para la realización del debate.
El argumento sobre la falta de condiciones para el debate omite el dato de que dos de las principales ONG de la Argentina, varios medios de comunicación plurales y la universidad más grande del país se habían puesto a disposición. Si las condiciones no eran las adecuadas para debatir, había un grupo sólido y coherente de personas e instituciones dispuestas a hacer lo que hiciera falta para generar las que sí fueran propicias. El rechazo de Macri a debatir revela una negación a someterse a una de las instancias de mayor visibilidad de la deliberación pública y de la rendición de cuentas.
Esto plantea una inquietud vinculada con el rol del propio Macri si, como sugirió el candidato, busca proyectarse a nivel nacional en el futuro. Parte de las críticas al gobierno nacional radican en su escasa disposición al debate y al intercambio de ideas, tanto con dirigentes políticos de la oposición como con periodistas. Cualquier político que pretenda fortalecer las instituciones democráticas, hoy o en los próximos cuatro años, tendría que proponer canales para mejorar la comunicación de la democracia. Las señales que ha emitido Macri con su declinación del debate en segunda vuelta no son alentadoras.
En distintos momentos los candidatos supeditaron el debate a la conveniencia electoral. Con su rechazo, ahora el jefe de gobierno transforma esta instancia en una opción táctica, que puede tomar o dejar, según su resultado en las encuestas. Y así, los electores de la ciudad están cada vez más lejos de saber qué piensan sus candidatos.
Ahora todo resultará un poco más difícil a la hora de promover el debate electoral a nivel nacional. La posible secuencia de debates en la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba podría haber generado un estado de opinión mucho más consustanciado con la oportunidad de lograr en la próxima elección el primer debate presidencial de la historia argentina. Con la pérdida de esta última oportunidad de debate en la ciudad, también perdimos una potente imagen que hubiera ayudado a lograrlo para octubre.
Directores de Poder Ciudadano y de Cippec, respectivamente .
Sábado 23 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
Durante la campaña electoral de la ciudad de Buenos Aires, Poder Ciudadano y el Cippec intentamos promover la realización de un debate de candidatos. No fuimos los únicos. La Universidad de Buenos Aires, diversos periodistas y canales de televisión también realizaron sus intentos, con ciertas dosis de éxito, ya que se realizaron algunos debates de candidatos a jefes de gobierno, vicejefes y legisladores.
Sin embargo, nunca se llegó a juntar en un debate a los dos candidatos que la ciudadanía eligió mayoritariamente y que competirán en el ballotage: Mauricio Macri y Daniel Filmus. Cada uno de ellos faltó al menos a una de las citas propuestas, con argumentos de distinto tipo.
Frente a la segunda vuelta, las dos organizaciones insistimos en realizar el debate. El 20 de julio el candidato Filmus tomó en cuenta la propuesta y se la replicó al candidato Macri. Por otra parte, Macri enunció su vocación de debatir, tal como lo hizo cuatro años antes, pero al mismo tiempo mantuvo la postura de que no estaban dadas las condiciones adecuadas para la realización del debate.
El argumento sobre la falta de condiciones para el debate omite el dato de que dos de las principales ONG de la Argentina, varios medios de comunicación plurales y la universidad más grande del país se habían puesto a disposición. Si las condiciones no eran las adecuadas para debatir, había un grupo sólido y coherente de personas e instituciones dispuestas a hacer lo que hiciera falta para generar las que sí fueran propicias. El rechazo de Macri a debatir revela una negación a someterse a una de las instancias de mayor visibilidad de la deliberación pública y de la rendición de cuentas.
Esto plantea una inquietud vinculada con el rol del propio Macri si, como sugirió el candidato, busca proyectarse a nivel nacional en el futuro. Parte de las críticas al gobierno nacional radican en su escasa disposición al debate y al intercambio de ideas, tanto con dirigentes políticos de la oposición como con periodistas. Cualquier político que pretenda fortalecer las instituciones democráticas, hoy o en los próximos cuatro años, tendría que proponer canales para mejorar la comunicación de la democracia. Las señales que ha emitido Macri con su declinación del debate en segunda vuelta no son alentadoras.
En distintos momentos los candidatos supeditaron el debate a la conveniencia electoral. Con su rechazo, ahora el jefe de gobierno transforma esta instancia en una opción táctica, que puede tomar o dejar, según su resultado en las encuestas. Y así, los electores de la ciudad están cada vez más lejos de saber qué piensan sus candidatos.
Ahora todo resultará un poco más difícil a la hora de promover el debate electoral a nivel nacional. La posible secuencia de debates en la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba podría haber generado un estado de opinión mucho más consustanciado con la oportunidad de lograr en la próxima elección el primer debate presidencial de la historia argentina. Con la pérdida de esta última oportunidad de debate en la ciudad, también perdimos una potente imagen que hubiera ayudado a lograrlo para octubre.
Directores de Poder Ciudadano y de Cippec, respectivamente .