En una escala técnica de su viaje a China, el ministro nacional miró por internet el discurso de Biolcati en La Rural y sostuvo que mientras el dirigente «hablaba y mentía», él firmaba en el país asiático «ocho convenios históricos para beneficiar a la Argentina y a los productores», sobre vinos, carnes, semen y embriones bovinos, cebada, cítricos, entre otros.
«Plantear el debate agropecuario a civilización o barbarie, representa llevar a la Argentina a la época de la edad de piedra. Es un pacto con el pasado que no contempla una mirada hacia el futuro», destacó el representante del Gobierno, al tiempo que remarcó «con sus dichos, Biolcati, le respondió al futuro con el estatuto del fracaso».
Incluso, el ministro sostuvo que el titular de la Sociedad Rural «comienza con una mentira y manosea la figura de Sarmiento cuando afirma que el Gobierno nacional ignoró al sanjuanino en el bicentenario de su nacimiento», ya que «como representante de la Presidenta» Cristina Kirchner asistió en febrero pasado junto al gobernador José Luis Gioja y otros miembros del gabinete nacional «al homenaje que se le brindó».
«Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que Biolcati entienda que al campo le va bien porque: hay un tipo de cambio competitivo; hay superávit fiscal y balanza comercial de pago positiva; porque subsidiamos combustibles y energía, haciendo que del productor argentino el más competitivo de la región; porque invierte en infraestructura, caminos, obras hidráulicas, puerto, energía y canales de riego», indicó el funcionario.
En un comunicado, agregó que «Biolcati dice que sueña con la argentina que despertaba admiración», pero sostuvo que «no hay peor ciego que el que no quiere ver», ya que «en el G-20 de los Ministros de Agricultura admiran los logros alcanzados de la revolución agroalimentaria» en la Argentina.
«China, India, Francia, Brasil, Rusia, ven esto en el proceso que conduce la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner», indicó Domínguez y agregó: «No existe proyecto de campo independiente del proyecto de país y la Argentina tiene ocho años de crecimiento
sostenido de su Producto Bruto Interno».
«Sino que explique cómo se pasó de 63 millones de toneladas a superar 100 de toneladas de granos, cereales y oleaginosas. Cómo pasamos de 22 millones de hectáreas sembradas a 34 millones y por qué se proyecta pasar a producir en los próximos diez años y crecer en la producción de alimentos lo que la FAO le reclama al mundo para los próximos 40 años», apuntó.
Además, el ministro destacó el «progreso y compromiso» de la Presidenta con la educación agrotécnica y pidió a Biolcati que «por favor salga de la alegoría de las cavernas de Platón» para ver la realidad del país en materia de exportación.
Tras enumerar los récords de producción, Domínguez indicó que «el desafío de la década en materia agroalimentaria es con emprendedores e innovadores con una visión positiva del futuro».
Y soslayó: «Como gringo del interior me quedo con Don Juan Manuel de Rosas, defendiendo nuestra soberanía nacional. Por eso proponemos una ley de tierras cuya titularidad quede en manos de los argentinos».
Finalmente, Domínguez recordó a Jauretche y dijo: «El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza».
«Plantear el debate agropecuario a civilización o barbarie, representa llevar a la Argentina a la época de la edad de piedra. Es un pacto con el pasado que no contempla una mirada hacia el futuro», destacó el representante del Gobierno, al tiempo que remarcó «con sus dichos, Biolcati, le respondió al futuro con el estatuto del fracaso».
Incluso, el ministro sostuvo que el titular de la Sociedad Rural «comienza con una mentira y manosea la figura de Sarmiento cuando afirma que el Gobierno nacional ignoró al sanjuanino en el bicentenario de su nacimiento», ya que «como representante de la Presidenta» Cristina Kirchner asistió en febrero pasado junto al gobernador José Luis Gioja y otros miembros del gabinete nacional «al homenaje que se le brindó».
«Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que Biolcati entienda que al campo le va bien porque: hay un tipo de cambio competitivo; hay superávit fiscal y balanza comercial de pago positiva; porque subsidiamos combustibles y energía, haciendo que del productor argentino el más competitivo de la región; porque invierte en infraestructura, caminos, obras hidráulicas, puerto, energía y canales de riego», indicó el funcionario.
En un comunicado, agregó que «Biolcati dice que sueña con la argentina que despertaba admiración», pero sostuvo que «no hay peor ciego que el que no quiere ver», ya que «en el G-20 de los Ministros de Agricultura admiran los logros alcanzados de la revolución agroalimentaria» en la Argentina.
«China, India, Francia, Brasil, Rusia, ven esto en el proceso que conduce la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner», indicó Domínguez y agregó: «No existe proyecto de campo independiente del proyecto de país y la Argentina tiene ocho años de crecimiento
sostenido de su Producto Bruto Interno».
«Sino que explique cómo se pasó de 63 millones de toneladas a superar 100 de toneladas de granos, cereales y oleaginosas. Cómo pasamos de 22 millones de hectáreas sembradas a 34 millones y por qué se proyecta pasar a producir en los próximos diez años y crecer en la producción de alimentos lo que la FAO le reclama al mundo para los próximos 40 años», apuntó.
Además, el ministro destacó el «progreso y compromiso» de la Presidenta con la educación agrotécnica y pidió a Biolcati que «por favor salga de la alegoría de las cavernas de Platón» para ver la realidad del país en materia de exportación.
Tras enumerar los récords de producción, Domínguez indicó que «el desafío de la década en materia agroalimentaria es con emprendedores e innovadores con una visión positiva del futuro».
Y soslayó: «Como gringo del interior me quedo con Don Juan Manuel de Rosas, defendiendo nuestra soberanía nacional. Por eso proponemos una ley de tierras cuya titularidad quede en manos de los argentinos».
Finalmente, Domínguez recordó a Jauretche y dijo: «El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza».
