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Un hombre de Rico en la interna
Barba o bigote. En los últimos cuatro años, Francisco «Barba» Gutiérrez intentó encarnar el ideario kirchnerista como pocos intendentes bonaerenses. Pero, a diferencia de casi todos sus pares del conurbano, que consiguieron protección de la Casa Rosada y blindaron la interna del 14 de agosto, al jefe municipal de Quilmes le aparecieron seis oponentes habilitados para competir con la boleta de Cristina Kirchner. La batalla real, no obstante, llegará en octubre, cuando deba enfrentar al ganador de los cinco candidatos que, por fuera del PJ, apadrina el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, decidido a retomar el poder en su distrito.
El espíritu de las internas parece haber calado hondo en Quilmes, que, con 26 postulantes, ostenta el récord provincial de precandidatos a intendente. Entre ellos, 13 declaran su apoyo a la Presidenta: Gutiérrez, sus seis oponentes internos (cinco de ellos bajo la lista de Mario Ishii), los cinco postulantes del «anibalismo» y el candidato de la fuerza de Martín Sabbatella, Darío Ortiza.
El 14 de agosto, Gutiérrez enfrentará a José Luis «Yiyo» Fiezzi, dirigente del PJ más conocido por sus denuncias altisonantes y las carpas que provee para los actos kirchneristas que por su influencia en el distrito (ver aparte). Marcelo Valenti concentra las expectativas entre los cinco postulantes de la lista de Ishii, el intendente de José C. Paz que decidió enfrentar al gobernador Daniel Scioli.
La verdadera batalla kirchnerista llegará en la elecciones generales de octubre, cuando el actual intendente deba enfrentar al ganador de la interna del Partido Auténtico de los Cristianos de la provincia de Buenos Aires, sello que utiliza la agrupación Arturo Jauretche, que responde a Aníbal Fernández. Decidido a recuperar Quilmes, el jefe de Gabinete fogoneó cinco postulantes para el 14 de agosto: Daniel Gurzi, Leandro Jarsun, Andrés Meiszner, Roberto Gaudio y Edith Llanos.
Ninguno se esfuerza en ocultar la intención del jefe de Gabinete de recuperar el municipio, al que Gutiérrez accedió en 2007 con una lista colectora del kirchnerismo, aprovechando las diferencias entre los tres hombres fuertes del PJ local: Fernández, Eduardo Caamaño y Federico Scarabino. «La disputa es entre el intendente y el jefe de Gabinete», explicó Jarsun, funcionario del Ministerio de Justicia.
Jarsun y Meizner, director del Registro Nacional de Armas, buscan sorprender e imponerse a Gurzi, subsecretario bonaerense de Pymes, que aparece como favorito en la interna «anibalista». Desde que Fernández los reunió en la Casa Rosada hace un año, los cinco candidatos comparten un doble objetivo.
Por un lado, buscarán que la interna del Partido Auténtico de los Cristianos equipare en votos a la interna oficial del Frente para la Victoria. Saben que si Gutiérrez los aventaja largamente de poco servirá el paraguas del jefe de ministros: en octubre, la Casa Rosada se volcaría en favor del actual intendente. «El 14 de agosto vamos a generar un escenario de paridad con Gutiérrez», explicó Gurzi a La Nacion. «El escenario será Aníbal vs. «Barba», como en 2007″, completó Meiszner, hijo del actual presidente del club Quilmes y socio de Aníbal Fernández.
El segundo objetivo es el mismo que persigue el kirchnerismo en su conjunto: sumar por dentro y por fuera del partido para que, después de la interna, la Presidenta pueda mostrar un caudal de votos que anule las expectativas opositoras. «Somos conscientes de nuestro rol como protectores del proyecto nacional», admitió un «anibalista» que confesó sentirse lejos de superar a Gurzi.
Cerca de Gutiérrez se mostraron confiados en obtener 90.000 votos el 14 de agosto: calculan que poco más de la mitad del padrón de 423.000 votantes de Quilmes participará en las internas. Seguros del apoyo presidencial, pero más que nada del gobernador Scioli, sostienen que el poder del jefe de Gabinete se licuó en los últimos años.
Fieles al estilo de su jefe político, los candidatos de Fernández prometen llevar la pelea hasta el final, aun a costa de que la división de votos kirchneristas entre ellos y Gutiérrez pueda abrir una ventana para que el frente radical-peronista de Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez sorprenda en Quilmes.
A diferencia del kirchnerismo, la Unión para el Desarrollo Social presentará un único candidato: el peronista Eduardo Schiavo.
«No voy a resignar la candidatura para cuidar al distrito para el PJ si no comparto una coma de la gestión de Gutiérrez», desafió Gurzi. Al igual que Meizner y Jarsum, reconoció el efecto «arrastre» que genera De Narváez, pero pusieron en duda de que el voto radical acompañe a Schiavo, ex presidente del PJ quilmeño.
«El peronismo dividido aumenta nuestras posibilidades», indicó Schiavo, que sumó a su lista a dirigentes de Pro y el Peronismo Federal, además del radicalismo, que fue dos veces gobierno en Quilmes. Deberá disputar votos del peronismo antikirchnerista con el duhaldismo, que presenta tres candidatos en la interna (un cuarto se bajó).
Las esperanzas de «anibalistas» y opositores se centran en las encuestas que muestran a Gutiérrez como el intendente con menor intención de voto de todo el sur bonaerense. Coinciden en marcar una «pobre» gestión de servicios y la huida de comercios, familias ABC1 y fábricas a distritos vecinos. Contra esa realidad, repiten, la fidelidad de Gutiérrez al ideario kirchnerista no será suficiente..
Un hombre de Rico en la interna
Barba o bigote. En los últimos cuatro años, Francisco «Barba» Gutiérrez intentó encarnar el ideario kirchnerista como pocos intendentes bonaerenses. Pero, a diferencia de casi todos sus pares del conurbano, que consiguieron protección de la Casa Rosada y blindaron la interna del 14 de agosto, al jefe municipal de Quilmes le aparecieron seis oponentes habilitados para competir con la boleta de Cristina Kirchner. La batalla real, no obstante, llegará en octubre, cuando deba enfrentar al ganador de los cinco candidatos que, por fuera del PJ, apadrina el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, decidido a retomar el poder en su distrito.
El espíritu de las internas parece haber calado hondo en Quilmes, que, con 26 postulantes, ostenta el récord provincial de precandidatos a intendente. Entre ellos, 13 declaran su apoyo a la Presidenta: Gutiérrez, sus seis oponentes internos (cinco de ellos bajo la lista de Mario Ishii), los cinco postulantes del «anibalismo» y el candidato de la fuerza de Martín Sabbatella, Darío Ortiza.
El 14 de agosto, Gutiérrez enfrentará a José Luis «Yiyo» Fiezzi, dirigente del PJ más conocido por sus denuncias altisonantes y las carpas que provee para los actos kirchneristas que por su influencia en el distrito (ver aparte). Marcelo Valenti concentra las expectativas entre los cinco postulantes de la lista de Ishii, el intendente de José C. Paz que decidió enfrentar al gobernador Daniel Scioli.
La verdadera batalla kirchnerista llegará en la elecciones generales de octubre, cuando el actual intendente deba enfrentar al ganador de la interna del Partido Auténtico de los Cristianos de la provincia de Buenos Aires, sello que utiliza la agrupación Arturo Jauretche, que responde a Aníbal Fernández. Decidido a recuperar Quilmes, el jefe de Gabinete fogoneó cinco postulantes para el 14 de agosto: Daniel Gurzi, Leandro Jarsun, Andrés Meiszner, Roberto Gaudio y Edith Llanos.
Ninguno se esfuerza en ocultar la intención del jefe de Gabinete de recuperar el municipio, al que Gutiérrez accedió en 2007 con una lista colectora del kirchnerismo, aprovechando las diferencias entre los tres hombres fuertes del PJ local: Fernández, Eduardo Caamaño y Federico Scarabino. «La disputa es entre el intendente y el jefe de Gabinete», explicó Jarsun, funcionario del Ministerio de Justicia.
Jarsun y Meizner, director del Registro Nacional de Armas, buscan sorprender e imponerse a Gurzi, subsecretario bonaerense de Pymes, que aparece como favorito en la interna «anibalista». Desde que Fernández los reunió en la Casa Rosada hace un año, los cinco candidatos comparten un doble objetivo.
Por un lado, buscarán que la interna del Partido Auténtico de los Cristianos equipare en votos a la interna oficial del Frente para la Victoria. Saben que si Gutiérrez los aventaja largamente de poco servirá el paraguas del jefe de ministros: en octubre, la Casa Rosada se volcaría en favor del actual intendente. «El 14 de agosto vamos a generar un escenario de paridad con Gutiérrez», explicó Gurzi a La Nacion. «El escenario será Aníbal vs. «Barba», como en 2007″, completó Meiszner, hijo del actual presidente del club Quilmes y socio de Aníbal Fernández.
El segundo objetivo es el mismo que persigue el kirchnerismo en su conjunto: sumar por dentro y por fuera del partido para que, después de la interna, la Presidenta pueda mostrar un caudal de votos que anule las expectativas opositoras. «Somos conscientes de nuestro rol como protectores del proyecto nacional», admitió un «anibalista» que confesó sentirse lejos de superar a Gurzi.
Cerca de Gutiérrez se mostraron confiados en obtener 90.000 votos el 14 de agosto: calculan que poco más de la mitad del padrón de 423.000 votantes de Quilmes participará en las internas. Seguros del apoyo presidencial, pero más que nada del gobernador Scioli, sostienen que el poder del jefe de Gabinete se licuó en los últimos años.
Fieles al estilo de su jefe político, los candidatos de Fernández prometen llevar la pelea hasta el final, aun a costa de que la división de votos kirchneristas entre ellos y Gutiérrez pueda abrir una ventana para que el frente radical-peronista de Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez sorprenda en Quilmes.
A diferencia del kirchnerismo, la Unión para el Desarrollo Social presentará un único candidato: el peronista Eduardo Schiavo.
«No voy a resignar la candidatura para cuidar al distrito para el PJ si no comparto una coma de la gestión de Gutiérrez», desafió Gurzi. Al igual que Meizner y Jarsum, reconoció el efecto «arrastre» que genera De Narváez, pero pusieron en duda de que el voto radical acompañe a Schiavo, ex presidente del PJ quilmeño.
«El peronismo dividido aumenta nuestras posibilidades», indicó Schiavo, que sumó a su lista a dirigentes de Pro y el Peronismo Federal, además del radicalismo, que fue dos veces gobierno en Quilmes. Deberá disputar votos del peronismo antikirchnerista con el duhaldismo, que presenta tres candidatos en la interna (un cuarto se bajó).
Las esperanzas de «anibalistas» y opositores se centran en las encuestas que muestran a Gutiérrez como el intendente con menor intención de voto de todo el sur bonaerense. Coinciden en marcar una «pobre» gestión de servicios y la huida de comercios, familias ABC1 y fábricas a distritos vecinos. Contra esa realidad, repiten, la fidelidad de Gutiérrez al ideario kirchnerista no será suficiente..