Foto: Archivo
Infografía: Números que cambian
La tarifa del servicio de agua potable se multiplicó por cuatro en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. En las últimas semanas, Agua y Saneamientos Argentinos SA (AySA) dispuso un aumento de casi el 300% en el costo del metro cúbico de agua [para el servicio medido] y en los cargos fijos de los clientes residenciales. En el área concesionada viven 9.698.000 habitantes y la empresa tiene 2.925.000 clientes.
La fuerte suba fue compensada por la aplicación de un subsidio por el mismo monto, con lo cual, por lo menos por ahora, los usuarios continuarán pagando lo mismo que hasta hace unos meses. La gran duda, sin embargo, es si este subsidio se mantendrá en el tiempo o -como ya sucedió en el caso de los servicios de gas y electricidad- será parcialmente eliminado.
Para los clientes que tienen el servicio medido, el cargo fijo -que se establece teniendo en cuenta el valor y el tamaño de la propiedad- tuvo un alza del 290%. Por ejemplo, a un usuario que pagaba 21,90 pesos en forma bimestral, ahora le pasaron a cobrar 85,50. Por su parte, el valor del metro cúbico tuvo un alza similar y pegó un salto de 65 centavos a 2,56 pesos. Es decir, que si en algún momento el Gobierno decide recortar el subsidio, la tarifa partirá de un piso más alto que el que existía hasta hace dos meses.
Al disponer el aumento, AySA se limitó a comunicar a sus clientes que decidió implementar un nuevo modelo de factura. «Debido a que los gastos de operación y mantenimiento proyectados por la empresa para 2011 son mayores a los ingresos actuales provenientes de la tarifa vigente, el subsidio es un aporte monetario fundamental para que la empresa pueda brindar los servicios de agua potable y desagües cloacales correctamente», según precisó la compañía en folletos que acompañaron las boletas.
Por su parte, en las facturas de agua se agregó en letras bien grandes una leyenda que informa que se trata de un «servicio con subsidio del Estado nacional» -igual a las que ya aparecen en las de gas y luz- y además se incluyó un recuadro comparando el nuevo precio del agua en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires con el que por el mismo servicio se paga en Neuquén, Santa Fe, Mendoza, Uruguay y en Brasil.
Consultados por LA NACION, en AySA destacaron que la medida no es más que «un sinceramiento del costo real del servicio. Si el Estado sigue con la política de subsidiar las tarifas, el cliente va a continuar pagando lo mismo, como de hecho ocurre ahora», explicó un vocero de la compañía estatal creada en 2006 para reemplazar a Aguas Argentinas.
En la empresa dijeron que el nuevo diseño de facturas «no implica un aumento en el costo de los servicios de agua y cloacas, ni anticipa un eventual ajuste de tarifas. Los cambios mencionados se realizan con fines exclusivamente ilustrativos y de transparencia respecto de los costos asociados a la prestación de dichos servicios y de la contribución que el Estado nacional realiza para sostenerlos».
Para hacer frente a sus pérdidas operativas, AySA necesitará un aporte millonario del Estado. Según una norma publicada la última semana en el Boletín Oficial, el Estado le transferirá este año a AySA un poco más de $ 3000 millones, de los cuales $ 745 millones serán para financiar el déficit operativo y el resto, para el plan de inversiones. El aumento latente de AySA tiene más de un punto de contacto con lo que pasó con otros servicios públicos en los últimos años. A fines de 2008, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, anunció la eliminación de los subsidios para la luz y el gas en Buenos Aires y la aplicación de un cargo fijo para hacer frente a la compra de energía importada. El cambio tarifario se tradujo en subas superiores al 250% en el precio de ambos servicios y, a los pocos meses, el Gobierno tuvo que dar marcha atrás con el proyecto debido a la ola de críticas que se generó cuando empezaron a llegar a los hogares las boletas con fuertes aumentos.
En ese momento, lo que se decidió oficialmente fue reestablecer en forma parcial los subsidios. Así se dispuso que en junio y en julio el subsidio se mantendría en un 100% y en el bimestre agosto-septiembre se reduce al 70 por ciento. Para el resto del año, por su parte, se mantuvo el cuadro tarifario original, es decir, sin la aplicación de los subsidios. En el caso de AySA, como la medida se tomó sin que hubiera producido un anuncio oficial, se desconoce hasta cuándo se mantendrán las tarifas subsidiadas o si eventualmente en algún momento se dispondrá eliminar -parcial o completamente- los subsidios.
Aún no está claro si desde el Gobierno se decidirá fijar un límite a partir del cual los subsidios dejarán de aplicarse o se reducirá su impacto. En el caso de la electricidad, fue fijado en 1500 kW bimestrales -el consumidor que supera ese gasto termina pagando más caro el kW-, mientras que con el gas el sistema es escalonado: los hogares con un consumo menor a los 1000 m3 anualizados reciben todo el subsidio, pero cuando se cruza ese límite, el valor del m3 se incrementa exponencialmente..
Infografía: Números que cambian
La tarifa del servicio de agua potable se multiplicó por cuatro en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. En las últimas semanas, Agua y Saneamientos Argentinos SA (AySA) dispuso un aumento de casi el 300% en el costo del metro cúbico de agua [para el servicio medido] y en los cargos fijos de los clientes residenciales. En el área concesionada viven 9.698.000 habitantes y la empresa tiene 2.925.000 clientes.
La fuerte suba fue compensada por la aplicación de un subsidio por el mismo monto, con lo cual, por lo menos por ahora, los usuarios continuarán pagando lo mismo que hasta hace unos meses. La gran duda, sin embargo, es si este subsidio se mantendrá en el tiempo o -como ya sucedió en el caso de los servicios de gas y electricidad- será parcialmente eliminado.
Para los clientes que tienen el servicio medido, el cargo fijo -que se establece teniendo en cuenta el valor y el tamaño de la propiedad- tuvo un alza del 290%. Por ejemplo, a un usuario que pagaba 21,90 pesos en forma bimestral, ahora le pasaron a cobrar 85,50. Por su parte, el valor del metro cúbico tuvo un alza similar y pegó un salto de 65 centavos a 2,56 pesos. Es decir, que si en algún momento el Gobierno decide recortar el subsidio, la tarifa partirá de un piso más alto que el que existía hasta hace dos meses.
Al disponer el aumento, AySA se limitó a comunicar a sus clientes que decidió implementar un nuevo modelo de factura. «Debido a que los gastos de operación y mantenimiento proyectados por la empresa para 2011 son mayores a los ingresos actuales provenientes de la tarifa vigente, el subsidio es un aporte monetario fundamental para que la empresa pueda brindar los servicios de agua potable y desagües cloacales correctamente», según precisó la compañía en folletos que acompañaron las boletas.
Por su parte, en las facturas de agua se agregó en letras bien grandes una leyenda que informa que se trata de un «servicio con subsidio del Estado nacional» -igual a las que ya aparecen en las de gas y luz- y además se incluyó un recuadro comparando el nuevo precio del agua en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires con el que por el mismo servicio se paga en Neuquén, Santa Fe, Mendoza, Uruguay y en Brasil.
Consultados por LA NACION, en AySA destacaron que la medida no es más que «un sinceramiento del costo real del servicio. Si el Estado sigue con la política de subsidiar las tarifas, el cliente va a continuar pagando lo mismo, como de hecho ocurre ahora», explicó un vocero de la compañía estatal creada en 2006 para reemplazar a Aguas Argentinas.
En la empresa dijeron que el nuevo diseño de facturas «no implica un aumento en el costo de los servicios de agua y cloacas, ni anticipa un eventual ajuste de tarifas. Los cambios mencionados se realizan con fines exclusivamente ilustrativos y de transparencia respecto de los costos asociados a la prestación de dichos servicios y de la contribución que el Estado nacional realiza para sostenerlos».
Para hacer frente a sus pérdidas operativas, AySA necesitará un aporte millonario del Estado. Según una norma publicada la última semana en el Boletín Oficial, el Estado le transferirá este año a AySA un poco más de $ 3000 millones, de los cuales $ 745 millones serán para financiar el déficit operativo y el resto, para el plan de inversiones. El aumento latente de AySA tiene más de un punto de contacto con lo que pasó con otros servicios públicos en los últimos años. A fines de 2008, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, anunció la eliminación de los subsidios para la luz y el gas en Buenos Aires y la aplicación de un cargo fijo para hacer frente a la compra de energía importada. El cambio tarifario se tradujo en subas superiores al 250% en el precio de ambos servicios y, a los pocos meses, el Gobierno tuvo que dar marcha atrás con el proyecto debido a la ola de críticas que se generó cuando empezaron a llegar a los hogares las boletas con fuertes aumentos.
En ese momento, lo que se decidió oficialmente fue reestablecer en forma parcial los subsidios. Así se dispuso que en junio y en julio el subsidio se mantendría en un 100% y en el bimestre agosto-septiembre se reduce al 70 por ciento. Para el resto del año, por su parte, se mantuvo el cuadro tarifario original, es decir, sin la aplicación de los subsidios. En el caso de AySA, como la medida se tomó sin que hubiera producido un anuncio oficial, se desconoce hasta cuándo se mantendrán las tarifas subsidiadas o si eventualmente en algún momento se dispondrá eliminar -parcial o completamente- los subsidios.
Aún no está claro si desde el Gobierno se decidirá fijar un límite a partir del cual los subsidios dejarán de aplicarse o se reducirá su impacto. En el caso de la electricidad, fue fijado en 1500 kW bimestrales -el consumidor que supera ese gasto termina pagando más caro el kW-, mientras que con el gas el sistema es escalonado: los hogares con un consumo menor a los 1000 m3 anualizados reciben todo el subsidio, pero cuando se cruza ese límite, el valor del m3 se incrementa exponencialmente..