La pésima estrategia de la UCR

Uno observa la mesa de conducción del PJ nacional. Daniel Scioli es vicepresidente 1º, a cargo, interinamente, de la presidencia (por motivos ya conocidos). Es el gobernador de la provincia de Buenos Aires desde 2007, con buenas perspectivas de reelección. Hugo Moyano es el vice 2º, expresando, en el poder del partido, la participación que en él siempre tuvo el Movimiento Obrero Organizado. Completan Jorge Capitanich, Sergio Urribarri y Beatriz Rojkés de Alperovich. Gobernadores de Chaco y Entre Ríos, respectivamente, los dos primeros -también desde 2007, e igual que Scioli, ambos con buenas chances de repetir en octubre-; senadora nacional y esposa del gobernador Alperovich (ambos por Tucumán: Alperovich irá por su tercer mandato, consecutivo, en octubre).

La candidatura presidencial del partido está en manos de la actual presidenta, CFK, líder -ahora- única e indiscutida de la alianza de poder sobre la que se ha asentado el PJ desde 2003, en ausencia de cuya persona dicho conglomerado -heterogéneo, contradictorio- perdería su elemento aglutinante y requeriría de ser repensado. El candidato a vicepresidente, Amado Boudou, por su parte, es el actual ministro de Economía, hombre bien de la conducción pero que, al mismo tiempo, dialoga bien con prácticamente todos los sectores del frente electoral que lidera el peronismo -MOO, organismos de DDHH, La Cámpora, colectivos sociales varios; que, por otro lado, también han recibido espacios: en el Estado, en las listas de candidatos y en el partido-.

Es decir, los espacios de poder están (más, menos; mejor, peor), todos, lo suficientemente representados, expresados.

En el último número de Le Monde Diplomatique, en una nota -firmada por Andrés Malamud- se sostiene que lo que se ha dado en conocer como «la crisis de la UCR», tema recurrente de análisis -de vuelta, y mucho, por estos días- de los editorialistas de medios porteños, no tiene, necesariamente, un correlato tan dramático a nivel provincial. El radicalismo conservó, aún en 2003, gobernaciones, intendencias, poder territorial, en definitiva. Despliegue estructural a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. Bien que este parece estar, ahora sí, disminuyendo. Pero no existe, por el momento, una fuerza alternativa al PJ, de carácter nacional, que haya podido reemplazar a la UCR, en lo que hace a armado nacional.

Ahora bien, ¿quiénes conducen la UCR y definen sus estrategias -o, al menos, son sus caras visibles- a nivel nacional; y quiénes sus candidatos? Gerardo Morales, experto en derrotas jujeñas, incapaz político e intelectual absoluto, condujo el choque del Grupo A en el Senado, haciéndolo perder la mayoría; Ernesto Sanz, senador mendocino, símil Morales; Ricardo Gil Lavedra, ex juez del juicio a las juntas militares del Proceso; Oscar Aguad, ídem a Morales pero en Córdoba; Silvana Giúdice, representante de Clarín en el partido. Algo se ha corregido (o, al menos, me da esa sensación) con el retorno a la conducción nacional de Ángel Rozas, lo más parecido a un tipo que conduce un territorio, Chaco, en la UCR.

Las candidaturas a presidente y vice las ocupan El Hijo de Alfonsín, que recién en 2009 se hizo conocido, a partir de su llegada al Congreso como diputado nacional –primer cargo de mediana relevancia que ocupa en su vida segundo, detrás de la candidatura de Margarita Stolbizer, elección en la cual finalizaron terceros, lejos de la pelea principal-; y Javier González Fraga, que representa, al interior del partido, a… bueno…

A mí, conociendo poco y mirando de afuera la interna radical, me da la impresión que existe una ausencia de correlato entre lo que son las estructuras de poder -que, insisto, las hay, y bastante fuertes- del partido en las distintas geografías del país, y las expresiones del partido, en candidaturas y cargos, a nivel nacional.

Digo, para que esas estructuras se pongan en funcionamiento se me ocurre que deberían ser mejor representadas en los espacios de poder nacionales. El reflejo de la correlación de fuerzas debería ser otro. Por ahí, y no por la apelación -facilista y carente de autocrítica- a «La Kaja», debería pensarse lo que fue el fenómeno del radicalismo K. Y también, lo que las elecciones provinciales que se desarrollaron a lo largo de este año, antes del 14 de agosto último, preanunciaron: que la UCR se está, ahora, debilitando, también, a nivel provincial (perdió una de las gobernaciones que todavía ostentaba, Catamarca; y en el resto apenas si arañó terceros puestos).

A Mario Barletta, intendente radical de la capital santafesina, jamás se le pasó por la cabeza liderar, en su provincia, una ruptura del espacio que comparte con el PS -el Frente Cívico-, que gobierna la provincia desde 2003. ¿Qué le ofrece de más, en términos de poder institucional, Gerardo Morales? Apostó a lo seguro, a pesar de que Binner, a nivel nacional, le dio la espalda a El Hijo de Alfonsín, que todavía lo espera como al príncipe azul.

Nótese lo ridículo: se pretendía que el gobernador, exitoso (no en mi opinión, sino según el «consenso»), de una de las cinco provincias más grandes del país (líder indiscutido y hegemónico de su partido, además) fuera el segundo de un tipo que apenas hace dos años es diputado nacional y que al interior de su partido es cualquier cosa menos líder de corriente alguna. ¿Por qué Binner debería haber sido el segundo de ese hipotético binomio, aparte de las otras razones que, en términos de conservación de sus propias posiciones de privilegio, lo llevaron a no acordar con los herederos de Yrigoyen (más bien, habría que decir de Alvear, pero para que se entienda).

Por si todo lo anterior fuese poco, subordinaron la continuidad sus hombres en el interior de PBA a una alianza inexplicable con Francisco De Narváez. Para la cual, convenientemente, se encargaron de que nadie pudiera expresarse en contrario suspendiendo la posibilidad de expresarse de la Convención Nacional partidaria. Con diálogo y consenso, claro.

Digo, ¿quedo muy ridículo si digo que Mario Barletta -por poner un ejemplo- hubiera sido, de lejos, mejor candidato presidencial que El Hijo de Alfonsín? No sólo en cuanto a que ha gobernado. Algo, al menos. Y expresa poder. Que poder, en política, es territorialismo, estructura. Que El Hijo de Alfonsín no tiene ninguna más allá del beneplácito con que se lo trata en los estudios de TV porteña opositora. Los resultados están a la vista: reflejan, sencillamente -a mi criterio-, lo que fue una pésima estrategia electoral.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

Ver todas las entradas de Pablo D →

12 comentarios en «La pésima estrategia de la UCR»

  1. pablo,

    es que la UCR fue infiltrada con talibanes peronistas con el fin de destruirla por siempre jamás.

    por más dan brown, masónica, o sinárquica que suene, otra explicación no encuentro.

    brillante tu resumen. aplausos.

    espero ansioso los comentarios de los radicales sobre esto.

    saludos

  2. Te agradecería me aclares lo siguiente. 1)Qué representa para vos el radicalismo, si es que a esta altura es algo más que las ganas de algunos de estar en el gobierno, y el vehículo de costumbre para quienes no quieren votar peronista (pésima razón para justificar un partido si no hay otra)? 2)Suponiendo que represente algo, claramente no es para nada lo que a vos te importa, sino lo votarías. 3) En base a 1) y 2), mas el hecho evidente por lo que escribís que estás 100% feliz con el gobierno(posición perfectamente válida), porqué te preocupa o interesa lo que el radicalismo hace o deja de hacer, al grado que escribas sobre eso? Te aseguro que no es chicana sino curiosidad real.

    1. 1) Algo bastante parecido al peronismo: los que conservan afiliación partidaria, por ejemplo; los gobernadores, intendentes y legisladores de todo orden que no se hayan alistado en el FPV, sería otra respuesta válida. En fin, habría que ver caso por caso, pero mencioné varios en el post. Soy un convencido de que existe, todavía, un importante sector de pueblo de alma radical, sólo que no es, desde hace rato, bien interpelado por su dirigencia.

      2) Representa algo que quiero que exista porque soy un convencido de la importancia de partidos grandes para el sistema político y democrático del país. Si yo lo voto o no, es secundario; es necesaria su recuperación, a mi criterio, para vehiculizar ciudadanía.

      3) Ojo: no estoy cien por ciento feliz con el Gobierno, sí estoy cien por ciento convencido de que es el rumbo de cara a algún día estar más cerca de ese cien por ciento (al que, en realidad, no quiero llegar nunca: como dice Eduardo Galeano, la utopía ayuda a caminar). Escribo por pura pasión por el análisis político y también por mi pasión por los partidos políticos tradicionales de nuestro país, historia, ésa, de la cual la UCR es, sin dudas, parte importante. Nunca pensé que fuera chicana, no hacía falta la aclaración.

      Abrazo.

      1. Don Pablo D

        Me permito discrepar con usted sobre el punto siguiente :

        «Representa algo que quiero que exista porque soy un convencido de la importancia de partidos grandes para el sistema político y democrático del país … es necesaria su recuperación, a mi criterio, para vehiculizar ciudadanía.»

        100% de acuerdo con la importancia de los partidos grandes PEEEEro basados en contenidos ideologicos (de derecha o de izquierda) no en «valores» y «principios» como es el caso del radicalismo.
        Me podras decir que en el peronismo conviven derechas e izquierdas y que es un catch all como el radicalismo .. y te dire que es cierto
        En lo personal prefiero la situacion actual donde el peronismo «estalla» en sus diferentes componentes ideologicos :
        * FPV de centro-izq o nac&pop
        * Union Popular – PJ disidente – Union Pro o lo que sea : conservadores populares.

        Pero para que se de esta situacion es necesaria la desaparcion o el debilitamiento del radicalismo. De lo contrario se vuelve a la bolsa de gatos o a la «unidad boba» de la que hablaba no me acuerdo quien.

        Me diras que hay que darle representacion a los republicanos, no populistas, liberales o como quieras llamarles … tambien es cierto.

        Por esta misma razon debe debilitarse el radicalismo y crecer el FAP (una centro izq liberal y no populista).

        Mientras el radicalismo exista, se va a complicar evolucionar hacia un sitema de partidos racional o basado en posicionamientos ideologicos y en clivajes de clase o de «valores».

        Yo creo que los partidos tienen ciclos historicos. Y el del radicalismo ya esta cumplidisimo. Gracias por la ley Saenz Peña, la reforma universitaria … pero pasemos a otra cosa

      2. Corrijo

        donde dije :

        «Mientras el radicalismo exista, se va a complicar evolucionar hacia un sitema de partidos racional o basado en posicionamientos ideologicos y en clivajes de clase o de “valores”.»

        quise decir :

        «Mientras el radicalismo exista, se va a complicar evolucionar hacia un sitema de partidos racional o basado en posicionamientos ideologicos y NO en clivajes de clase o de “valores”.

  3. Gracias por la aclaracion. Pero si te preguntara (o me pregunto) que es el radicalismo hoy, cual es su rol, a quien da voz, es dificil contestar. Porque su rol tradicional, ser la voz de la ‘clase media’, ha dejado de tener vigencia, como la ha perdido el ‘anti-peronismo’, otra razon de ser del radicalismo tardio. La clase media es demasiado heterogenea para tener una sola voz, hay otros partidos buscando ese rol, y los politicos radicales en general son muy opacos, al menos los de primera linea. Si esto ultimo es reflejo de la falta de razon de ser del partido, o el partido perdio la razon de ser por tener gente mediocre, es el huevo y la gallina. Y si tomas los temas ahora bastante comunes a la oposicion: mejora institucional, menos presidencialismo, mejora de la Justicia, y otros defectos del sistema argentino de gobierno (que no son creacion del gobierno), claramente a la gran mayoria del electorado no le importa cambiarlos, sino el gobierno no tendria los votos que tiene. Me parece que, a no ser que se venga una catastrofe economica poco probable, el partido gobernante no tiene motivo para perder elecciones. Cuando tenes una situacion de 50% votando por algo, y grupusculos del 10% que no coinciden en ningun objetivo, estas en situacion de partido unico de facto. Que no va a cambiar, porque no hay razon para que cambie, y es una muy vieja aspiracion de los argentinos, del lado que sean. Alguien iba a lograrlo, tarde o temprano. En ese caso la unica ‘oposicion’ efectiva es el sistema de gobierno, poniendole algun control al ejecutivo via procedimientos, comites del congreso, o cosas por el estilo, no los partidos.

    1. «…mejora institucional, menos presidencialismo, mejora de la Justicia, y otros defectos del sistema argentino de gobierno … claramente a la gran mayoria del electorado no le importa cambiarlos»

      «…estas en situacion de partido unico de facto … es una muy vieja aspiracion de los argentinos, del lado que sean»

      Leyendote , daria la impresion que no tenes una idea muy positiva de aquellas grandes mayorias de argentinos que estas describiendo ; sean estas ultimas kirchneristas o no kirchneristas.

      Coincido mucho con tu expresion sobre el radicalismo :

      «Porque su rol tradicional, ser la voz de la ‘clase media’, ha dejado de tener vigencia, como la ha perdido el ‘anti-peronismo’, otra razon de ser del radicalismo tardio. La clase media es demasiado heterogenea para tener una sola voz, hay otros partidos buscando ese rol, y los politicos radicales en general son muy opacos, al menos los de primera linea. Si esto ultimo es reflejo de la falta de razon de ser del partido, o el partido perdio la razon de ser por tener gente mediocre, es el huevo y la gallina.»

      1. Felipe, ‘las grandes mayorias de argentinos’ votaron a Menem con el mismo entusiasmo con que ahora votan a Kirchner, le llenaron la plaza a Galtieri como se la llenaron a Alfonsin o a Kirchner. Las ‘grandes mayorias’ solo significan que hay mucha gente haciendo lo mismo en ese momento, no hace lo que hacen bueno o malo de por si porque sean muchos haciendolo. No condeno las grandes mayorias, pero no me parecen indicacion de nada mas que numero.

      2. Votar en cierta epoca a un ultraliberal en otra a un socialdemocrata, ir a la plaza tras una guerra son casiestados de animo colectivos de un momento dado de la historia argentina.

        Sin embargo lo tuyo fue una caracterizacion mas estructural de la sociedad argentina : abulia institucional y hegemonismo

  4. Volviendo al tema de tu posteo :

    «La pésima estrategia de la UCR»

    Coincido que fue pesima.
    Si fuese radical (gracias a Dios y a Maria Santisima, no lo soy) hubiese adoptado otra.

    El radicalismo como estrategia de supervivencia deberia apuntarle a hegemonizar a la derecha. Por el lado del progresismo iban muertos igual ya que cuando el peronismo corre por izquierda no hay con que darle.

    El problema no fue tanto De Narvaez sino el hecho de no haber confluido con Duhalde.
    La formula radical deberia haber sido la formula de «La Moncloa» : Alfonsin-Duhalde.
    De Narvaez deberia haber ido a la provincia
    Pinedo deberia haberse prendido en lista de adhesion para diputados en capital.

  5. Felipe, para 1982 la mayoría de los argentinos tenía bastante idea de lo que había pasado bajo los militares. No fueron a la plaza ‘tras’ una guerra. Tras la guerra no hubiera ido nadie porque nadie va a celebrar palizas. No entiendo lo de ‘estado de ánimo colectivo’. Uno va a un acto colectivo por decisión y valoración individual de los hechos. Se puede ir a ver Boca- River o a Nuremberg a cantarle a Adolf. La diferencia entre uno y otro no es por números o animo colectivo,es por el juicio individual que lleva a sumarse a esa multitud.
    Lo del hegemonismo creo que es bastante evidente por los hechos. Si desde el retorno de la democracia tenés un debilitamiento sistemático de todos los partidos menos uno, tarde o temprano vas a llegar a un sistema de partido único, implícito o explícito. Para que eso pase, la sociedad tiene que estar satisfecha, o funcionar sin dificultades en ese sistema de partidos moribundos sin opiniones alternativas que a la sociedad le importen. Creo en lo de Tolstoy que las sociedades producen los hombres que necesitan cuando los necesitan. Si no los producen es que falta no le hacen. Desde su punto de vista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *