Qué duda cabe de que Mauricio Macri está viviendo una primavera. Aun goza en las calles del efecto post balotaje, le salió bien la jugada de correrse de la escena nacional, ya no reniega todos los días por los cortocircuitos con la Casa Rosada, todavía conserva el buen semblante de las vacaciones, espera su cuarto hijo y casi nadie le pasa facturas por episodios que en otra época hubieran sido un dolor de cabeza. Ni el aumento del ABL ni un caso de corrupción que provocó la salida de una funcionaria durante su ausencia, parecen provocarle fisuras. Será por eso que el 21 de setiembre, el día de la primavera, Macri le pidió a sus ministros que cancelen todas su actividades para compartir con ellos, a solas, un retiro espiritual de jornada completa .
En medio de días de sosiego para la gestión, las preocupaciones para el líder de PRO son disímiles. Oscilan entre la negociación que entabla con Cristina para que la Nación le salga de aval y así puedan destrabarse los créditos del BID y del Banco Mundial para la Ciudad, pasando por los preparativos del parto para su cuarto hijo (Juliana Awada tiene fecha de internación para los primeros días de octubre) y por la decisión de volver a poner un pie en Boca, a través de Daniel “El Tano” Angelici, desde diciembre. Lujos que le permite la coyuntura actual.
Hasta fin de año, supone, su gestión no tendrá sobresaltos.
Busca un tiempo de paz y cargar energías para cuando la primavera (política) se termine.
Hasta tanto, lo tiene muy pendiente la organización de la jornada con sus ministros. Se sabe: típica movida de márketing PRO: ese día, cuando falten un mes y 48 horas para las elecciones presidenciales, el jefe de Gobierno y su equipo estarán bien lejos de la campaña nacional , tratando de mostrar que la suerte de ellos, a diferencia de la de los principales opositores, no se juega en las urnas. En alguna localidad bonaerense, que todavía no se definió, se hará el retiro espiritual, similar al que se hizo cuatro años atrás.
“Hay que motivar a la tropa y bajar el ego. Algunos se la creyeron después del sesenta y cinco por ciento”, confió un alto funcionario de Bolívar 1. Justamente, Macri se reunirá con sus ministros para pedirles, como si fuera un técnico de fútbol, que el macrismo “todavía no ha ganado nada”. La meta de Macri es la presidencial de 2015.
Desde su vuelta de Europa, Macri meditó muy bien antes de dar sus primeros pasos mediáticos. Las primeras dos semanas les pidió a sus asesores que no se le acercara ningún periodista. Sus actividades de gestión desaparecieron de la agenda y su silencio habló por sí solo. Macri no quería afrontar ante la prensa su promesa de reunirse con los candidatos opositores a la presidencia. Ni decir a quién va a votar. Por supuesto, eludió esas preguntas en la conferencia del lunes. La elección de octubre para él está terminada. En el PRO todos dan por hecho que votará por Eduardo Duhalde . No es que lo entusiasme mucho: lo hará, apenas, por una cuestión de afinidad.
En medio de días de sosiego para la gestión, las preocupaciones para el líder de PRO son disímiles. Oscilan entre la negociación que entabla con Cristina para que la Nación le salga de aval y así puedan destrabarse los créditos del BID y del Banco Mundial para la Ciudad, pasando por los preparativos del parto para su cuarto hijo (Juliana Awada tiene fecha de internación para los primeros días de octubre) y por la decisión de volver a poner un pie en Boca, a través de Daniel “El Tano” Angelici, desde diciembre. Lujos que le permite la coyuntura actual.
Hasta fin de año, supone, su gestión no tendrá sobresaltos.
Busca un tiempo de paz y cargar energías para cuando la primavera (política) se termine.
Hasta tanto, lo tiene muy pendiente la organización de la jornada con sus ministros. Se sabe: típica movida de márketing PRO: ese día, cuando falten un mes y 48 horas para las elecciones presidenciales, el jefe de Gobierno y su equipo estarán bien lejos de la campaña nacional , tratando de mostrar que la suerte de ellos, a diferencia de la de los principales opositores, no se juega en las urnas. En alguna localidad bonaerense, que todavía no se definió, se hará el retiro espiritual, similar al que se hizo cuatro años atrás.
“Hay que motivar a la tropa y bajar el ego. Algunos se la creyeron después del sesenta y cinco por ciento”, confió un alto funcionario de Bolívar 1. Justamente, Macri se reunirá con sus ministros para pedirles, como si fuera un técnico de fútbol, que el macrismo “todavía no ha ganado nada”. La meta de Macri es la presidencial de 2015.
Desde su vuelta de Europa, Macri meditó muy bien antes de dar sus primeros pasos mediáticos. Las primeras dos semanas les pidió a sus asesores que no se le acercara ningún periodista. Sus actividades de gestión desaparecieron de la agenda y su silencio habló por sí solo. Macri no quería afrontar ante la prensa su promesa de reunirse con los candidatos opositores a la presidencia. Ni decir a quién va a votar. Por supuesto, eludió esas preguntas en la conferencia del lunes. La elección de octubre para él está terminada. En el PRO todos dan por hecho que votará por Eduardo Duhalde . No es que lo entusiasme mucho: lo hará, apenas, por una cuestión de afinidad.