El economista norteamericano Joshua Rosner predijo la crisis de 2008. Le preocupa el lento ritmo de la recuperación en su país.
«Los mercados son más grandes que los gobiernos y los desafiarán hasta que capitulen». La frase es de JoRosner, un economista norteamericano que predijo la crisis de 2008, criticó el papel de las calificadoras de riesgo y se mostró preocupado por la lentitud de la recuperación de Estados Unidos. Igual matizó: «En la fiesta de los feos seguimos siendo el más lindo». Este analista de Wall Street tampoco esquivó la actualidad argentina. «Los controles de capitales son inevitablemente el resultado del temor del Ejecutivo de un asalto a la liquidez como respuesta a un deterioro en los indicadores de la economía», dijo. «Tanto individuos como empresas encontrarán formas de retirar sus fondos en cuanto perciban que éstos se encuentran bajo amenaza», advirtió.
Periodista: Si nos pudiéramos adelantar al final de la película, ¿cómo termina Europa?
Joshua Rosner: Hay tres opciones. La más positiva es que la Unión Europea reconozca las disparidades que hay entre los países para equipararlas. De la misma manera, en varios países tienen un sistema impositivo para apoyar a las regiones pobres, como sucede en Italia, con el norte respaldando al sur. Lamentablemente, algunos países, como Alemania, señalaron que no es una opción viable. Acá la pregunta es si en esta separación el marido se va a quedar con la vajilla china o se la va a llevar la esposa. Lo que sucede en las otras dos opciones es que podríamos ver la salida de algunos países de la periferia o bien los países más fuertes crearán una UE paralela.
P.: Lo vimos en Grecia con Papandréu y en Italia con Berlusconi. ¿Los mercados se están llevando por delante a los gobiernos?
J.R.: El recorte de deuda a Grecia del 50% no es manejable. Los mercados reconocen que a pesar de las declaraciones, cada país es único y los problemas son mayores de lo que se admite. Así queda demostrado al ver los spreads de Italia a 10 años, los de Francia y los de España. La respuesta natural es imponer formas de control de capitales, prohibir plazos cortos y negocios con los CDS. Aunque estos controles siempre fallan porque los mercados son más grandes que cualquier Gobierno y terminan doblegándolos.
P.: Hoy se resfría Angela Merkel y cae Wall Street, ¿por cuánto tiempo durará esta susceptibilidad extrema de los mercados?
J.R.: Va a depender de por cuánto más se pueda patear la solución hacia adelante o si impera el deseo de hacer borrón y cuenta nueva. En 2008 se pateó hacia delante, con la idea de que las empresas y los países crecerían. Hoy, con esta desaceleración, los únicos que creen que el plan puede funcionar son políticos o burócratas, que creen en controles de capitales, prohíben el comercio de CDS (seguros contra defaults).
P.: ¿Ayudan en algo las reformas impuestas al sistema financiero en EE.UU.?
J.R.: Sólo una parte chiquita de la reforma apunta al foco. Crearon nuevas reglas con varios trámites burocráticos y hay sólo algunas que proveen transparencia y que podrían haber prevenido la crisis de 2008, que -por cierto- fue profundizada por la sobredependencia de un sistema de calificaciones que falló. Los mercados vieron los problemas venir antes que las calificadoras, pero ninguno tuvo la información precisa del riesgo en el momento de emitir un título.
P.: Pero hoy las calificadoras siguen teniendo un rol central…
J.R.: Hay una necesidad de minimizar la dependencia, pero no solucionamos nada si los bancos y las aseguradoras continúan con estatutos que requieren estas calificadoras. Históricamente, las agencias de rating hicieron un buen trabajo, pero siempre llegaron tarde. Nadie entiende que las calificadoras no son la medida apropiada.
P.: Mientras en Latinoamérica los países toman medidas drásticas por la «lluvia de capitales», en la Argentina se fugan u$s 23.000 millones. ¿A qué se debe?
J.R.: La fuga es un problema real, tanto como la falta de inversión extranjera. Es fácil de resolver. Lamentablemente, quizá no haya tiempo dada la sincronización con la desaceleración económica. Hoy en día hay pocos lugares para invertir con buen retorno a bajo riesgo. La Argentina tiene un balance equilibrado, pero les da la espalda a los mercados de capitales. Al debilitarse la economía global hay riesgo para los commodities, que arriesgarán la capacidad de la Argentina para crecer. Si la Argentina pudiera liquidar sus deudas con los acreedores internacionales, podría refinanciar por montos mucho menores, porque los fundamentos de su economía son los de un país «BBB», pero su calificación actual todavía carga con el peso del default.
Entrevista de Ignacio Ros
«Los mercados son más grandes que los gobiernos y los desafiarán hasta que capitulen». La frase es de JoRosner, un economista norteamericano que predijo la crisis de 2008, criticó el papel de las calificadoras de riesgo y se mostró preocupado por la lentitud de la recuperación de Estados Unidos. Igual matizó: «En la fiesta de los feos seguimos siendo el más lindo». Este analista de Wall Street tampoco esquivó la actualidad argentina. «Los controles de capitales son inevitablemente el resultado del temor del Ejecutivo de un asalto a la liquidez como respuesta a un deterioro en los indicadores de la economía», dijo. «Tanto individuos como empresas encontrarán formas de retirar sus fondos en cuanto perciban que éstos se encuentran bajo amenaza», advirtió.
Periodista: Si nos pudiéramos adelantar al final de la película, ¿cómo termina Europa?
Joshua Rosner: Hay tres opciones. La más positiva es que la Unión Europea reconozca las disparidades que hay entre los países para equipararlas. De la misma manera, en varios países tienen un sistema impositivo para apoyar a las regiones pobres, como sucede en Italia, con el norte respaldando al sur. Lamentablemente, algunos países, como Alemania, señalaron que no es una opción viable. Acá la pregunta es si en esta separación el marido se va a quedar con la vajilla china o se la va a llevar la esposa. Lo que sucede en las otras dos opciones es que podríamos ver la salida de algunos países de la periferia o bien los países más fuertes crearán una UE paralela.
P.: Lo vimos en Grecia con Papandréu y en Italia con Berlusconi. ¿Los mercados se están llevando por delante a los gobiernos?
J.R.: El recorte de deuda a Grecia del 50% no es manejable. Los mercados reconocen que a pesar de las declaraciones, cada país es único y los problemas son mayores de lo que se admite. Así queda demostrado al ver los spreads de Italia a 10 años, los de Francia y los de España. La respuesta natural es imponer formas de control de capitales, prohibir plazos cortos y negocios con los CDS. Aunque estos controles siempre fallan porque los mercados son más grandes que cualquier Gobierno y terminan doblegándolos.
P.: Hoy se resfría Angela Merkel y cae Wall Street, ¿por cuánto tiempo durará esta susceptibilidad extrema de los mercados?
J.R.: Va a depender de por cuánto más se pueda patear la solución hacia adelante o si impera el deseo de hacer borrón y cuenta nueva. En 2008 se pateó hacia delante, con la idea de que las empresas y los países crecerían. Hoy, con esta desaceleración, los únicos que creen que el plan puede funcionar son políticos o burócratas, que creen en controles de capitales, prohíben el comercio de CDS (seguros contra defaults).
P.: ¿Ayudan en algo las reformas impuestas al sistema financiero en EE.UU.?
J.R.: Sólo una parte chiquita de la reforma apunta al foco. Crearon nuevas reglas con varios trámites burocráticos y hay sólo algunas que proveen transparencia y que podrían haber prevenido la crisis de 2008, que -por cierto- fue profundizada por la sobredependencia de un sistema de calificaciones que falló. Los mercados vieron los problemas venir antes que las calificadoras, pero ninguno tuvo la información precisa del riesgo en el momento de emitir un título.
P.: Pero hoy las calificadoras siguen teniendo un rol central…
J.R.: Hay una necesidad de minimizar la dependencia, pero no solucionamos nada si los bancos y las aseguradoras continúan con estatutos que requieren estas calificadoras. Históricamente, las agencias de rating hicieron un buen trabajo, pero siempre llegaron tarde. Nadie entiende que las calificadoras no son la medida apropiada.
P.: Mientras en Latinoamérica los países toman medidas drásticas por la «lluvia de capitales», en la Argentina se fugan u$s 23.000 millones. ¿A qué se debe?
J.R.: La fuga es un problema real, tanto como la falta de inversión extranjera. Es fácil de resolver. Lamentablemente, quizá no haya tiempo dada la sincronización con la desaceleración económica. Hoy en día hay pocos lugares para invertir con buen retorno a bajo riesgo. La Argentina tiene un balance equilibrado, pero les da la espalda a los mercados de capitales. Al debilitarse la economía global hay riesgo para los commodities, que arriesgarán la capacidad de la Argentina para crecer. Si la Argentina pudiera liquidar sus deudas con los acreedores internacionales, podría refinanciar por montos mucho menores, porque los fundamentos de su economía son los de un país «BBB», pero su calificación actual todavía carga con el peso del default.
Entrevista de Ignacio Ros