La discusión del tipo de cambio y su relación con el desarrollo de la industria de un país también fue centro de debate en el congreso siderúrgico que organizó la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) en Río de Janeiro, Brasil. En momentos en que la Argentina se resiste a devaluar su moneda incluso cuando diversos sectores cuestionan la pérdida de competitividad sufrida por el incremento de los costos, el economista y profesor de Economía Política Internacional de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, le endilgó al tipo de cambio un valor muy importante a la hora de analizar el desarrollo industrial de los países y sostuvo que sostener una relación cambiaria competitiva es la clave para determinar el crecimiento y el desarrollo de los mercados emergentes.
No hay nada más importante para el desarrollo industrial de un país que el tipo de cambio, dijo, de modo contundente, el economista norteamericano, en un panel en que fue invitado justamente a hablar de políticas industriales. Cuánto más competitiva es la moneda, menos política industrial necesitamos, dijo, y puso como ejemplo a Brasil, donde existe una fuerte apreciación del real en los últimos meses se devaluó 20% y el gobierno de Dilma Rousseff debió lanzar medidas que favorezcan la competitividad de sus industrias para evitar pérdidas en el empleo y caídas en la producción. Las agrupó en el famoso Plan Mayor lanzado hace unos meses. Para Rodrik, sin embargo, ninguna política industrial puede borrar los efectos de la sobrevaluación de la moneda.
El caso argentino es diferente. El peso está apreciado en términos reales pero todavía resulta competitivo para las empresas, en gran medida porque el 30% del comercio se realiza con Brasil y se ven favorecidos por el alto valor del real. Excepto durante la crisis de 2009, donde el Gobierno salió a apoyar a las industrias para evitar que despidan personal, ahora no son tan necesarias las medidas. Sí existe una política industrial claramente definida en cuanto a la defensa comercial frente a las importaciones. Incluso, la presidenta Cristina Fernández dijo anteayer que tanto proteccionismo es negativo para la competitividad de las empresas. Si el tipo de cambio es muy competitivo o existen demasiadas barreras para frenar lo externo, muchos sectores descansan en ello y pierden el impulso para ganar competitividad por otras vías, que no son tan inestables y dependientes de un gobierno.
Rodrik insistió durante gran parte de su charla en que existe una relación bien clara entre el tipo de cambio y el tamaño industrial de un país, ya que más gente se emplea en la industria y, por ende, más rápido se crece. Al término de su exposición, el economista aprovechó una pregunta del moderador y presidente saliente de Alacero, Daniel Novegil, para indagar acerca de su visión respecto del tipo de cambio en la Argentina, cuyo crecimiento desde 2003 se produjo a partir de una fuerte devaluación.
Sin ahondar demasiado en el tema, el CEO de Ternium consideró que sin duda fue un componente muy relevante, pero que se dio en el marco de un conjunto de políticas. En una charla posterior con periodistas argentinos, el empresario admitió que se puede vivir con este tipo de cambio.
A su vez, en la conferencia de cierre del evento, el nuevo titular de Alacero y director general de la mexicana Deacero, Raúl Gutiérrez, se mostró proclive a que el aumento de competitividad se produzca a partir de políticas industriales, ya que tarda o temprano mover el tipo de cambio mucho termina pegando, por ejemplo, con más inflación.
La misma opinión tuvo el Ceo de la siderúrgica brasileña Gerdau, André Gerdau Johannpeter, quien consideró que las ventajas que China está teniendo a partir de una moneda super devaluada en algún momento se terminan.
No hay nada más importante para el desarrollo industrial de un país que el tipo de cambio, dijo, de modo contundente, el economista norteamericano, en un panel en que fue invitado justamente a hablar de políticas industriales. Cuánto más competitiva es la moneda, menos política industrial necesitamos, dijo, y puso como ejemplo a Brasil, donde existe una fuerte apreciación del real en los últimos meses se devaluó 20% y el gobierno de Dilma Rousseff debió lanzar medidas que favorezcan la competitividad de sus industrias para evitar pérdidas en el empleo y caídas en la producción. Las agrupó en el famoso Plan Mayor lanzado hace unos meses. Para Rodrik, sin embargo, ninguna política industrial puede borrar los efectos de la sobrevaluación de la moneda.
El caso argentino es diferente. El peso está apreciado en términos reales pero todavía resulta competitivo para las empresas, en gran medida porque el 30% del comercio se realiza con Brasil y se ven favorecidos por el alto valor del real. Excepto durante la crisis de 2009, donde el Gobierno salió a apoyar a las industrias para evitar que despidan personal, ahora no son tan necesarias las medidas. Sí existe una política industrial claramente definida en cuanto a la defensa comercial frente a las importaciones. Incluso, la presidenta Cristina Fernández dijo anteayer que tanto proteccionismo es negativo para la competitividad de las empresas. Si el tipo de cambio es muy competitivo o existen demasiadas barreras para frenar lo externo, muchos sectores descansan en ello y pierden el impulso para ganar competitividad por otras vías, que no son tan inestables y dependientes de un gobierno.
Rodrik insistió durante gran parte de su charla en que existe una relación bien clara entre el tipo de cambio y el tamaño industrial de un país, ya que más gente se emplea en la industria y, por ende, más rápido se crece. Al término de su exposición, el economista aprovechó una pregunta del moderador y presidente saliente de Alacero, Daniel Novegil, para indagar acerca de su visión respecto del tipo de cambio en la Argentina, cuyo crecimiento desde 2003 se produjo a partir de una fuerte devaluación.
Sin ahondar demasiado en el tema, el CEO de Ternium consideró que sin duda fue un componente muy relevante, pero que se dio en el marco de un conjunto de políticas. En una charla posterior con periodistas argentinos, el empresario admitió que se puede vivir con este tipo de cambio.
A su vez, en la conferencia de cierre del evento, el nuevo titular de Alacero y director general de la mexicana Deacero, Raúl Gutiérrez, se mostró proclive a que el aumento de competitividad se produzca a partir de políticas industriales, ya que tarda o temprano mover el tipo de cambio mucho termina pegando, por ejemplo, con más inflación.
La misma opinión tuvo el Ceo de la siderúrgica brasileña Gerdau, André Gerdau Johannpeter, quien consideró que las ventajas que China está teniendo a partir de una moneda super devaluada en algún momento se terminan.