«No vine a ser presidenta para ser parte de una interna sindical», advirtió ella. «No va a faltar mucho tiempo, que sólo los camioneros vamos a llenar la Plaza de Mayo», retrucó él. El cruce es de diciembre de 2007, pero bien pudo haber ocurrido esta semana. Y la sintetizaría casi a la perfección. Pasaron cuatro años y la relación entre Cristina Kirchner y Hugo Moyano vuelve a transitar por días de tensión irrespirable. Como pasó varias veces en el pasado y como, todo indica, seguirá pasando en los próximos meses.
Fue la semana de la reaparición pública de Moyano y del discurso más duro de Cristina Kirchner contra los sindicatos desde que está a cargo del Poder Ejecutivo: no sólo sepultó el proyecto para que el reparto de ganancias se fije por ley. También fustigó a los gremios que «se tironean trabajadores». Y todo después de dejar en evidencia que Moyano se había ido a tiempo para no escucharla en persona.
Al discurso le sumó el anuncio de recorte en Aerolíneas que, además de un saludable freno a la negligencia y la inoperancia de los últimos años de administración kirchnerista, fue un mensaje directo a los aeronáuticos. Todo, días después de que Moyano los apoyara en la disputa con el Gobierno.
Otros tiempos: complicidad y distensión entre Cristina y Moyano. Foto: Archivo Enojado, Moyano desempolvó la «inflación de los supermercados», una de esas imágenes que ya no necesitan explicación. También la Presidenta recuperó la palabra inflación para el discurso oficial (después de años de ostracismo intencionado), aunque el alcance de su llamado a «hablar en serio» de la suba de precios (sí, de la inflación y no ya de «aumentos aislados») es aún un misterio.
Fue la semana de la reaparición pública de Moyano y del discurso más duro de Cristina contra los sindicatos desde que está en el Gobierno.Podría haber alguna pista en el nombre del nuevo ministro de Economía, aunque el indicio más elocuente lo aportará el destino de Guillermo Moreno. Más allá del cargo que ocupe a partir del 10 de diciembre (se habla de su traspaso al Banco Central o al Nación), la clave estará en la medida en que siga siendo amo y señor de los precios ( y del dólar, las importaciones, las exportaciones…).
La supervivencia de Moreno en el gabinete y la discusión «en serio» sobre la inflación son categorías mutuamente excluyentes. Ningún abordaje de la política de precios que pretenda ser sensato y productivo puede incluir al mentor y ejecutor de la destrucción de la credibilidad del Indec. Sería como pedirle a Drácula que done sangre o al doctor Jekyll que se comporte como el señor Hyde.
La puja con Moyano promete monopolizar la agenda política de los próximos meses. Material, hay de sobra. En gateras esperan las paritarias, a las que el Gobierno ya anunció que pretende ponerles techo de antemano y a las que la CGT llega con un elemento extra: la suba de tarifas que derivará de la caída de subsidios. ¿Cuánto margen tiene la Casa Rosada para negociar aumentos incluso inferiores a los de este año frente a una economía atravesada por los aumentos?
Moyano ya marcó la cancha. Y no sólo con sus palabras. También habló a través de terceros. «Al secretario general, el poder se lo da la CGT y si hay alguna duda de que la CGT tiene poder estamos todos locos. Sabemos perfectamente qué somos dentro de este gobierno y qué hicimos para que la situación esté así. El que lo quiere entender, bien y el que no quiere entenderlo que no lo entienda», se despachó el textil Jorge Lobais. Omar Plaini fue menos efusivo, pero tan o más contundente: «Es muy difícil encontrar a alguien más peronista que Moyano», deslizó.
También está pendiente el reclamo por el mínimo no imponible (esclavo de la inflación) y la puja por el reparto de ganancias que, lejos de haber terminado con el intercambio de esta semana, anuncia secuelas.
Ningún abordaje de la política de precios que pretenda ser sensato y productivo puede incluir al mentor y ejecutor de la destrucción de la credibilidad del Indec.Además, el Gobierno podría avanzar con la reforma del sistema de salud que les quitaría a las obras sociales la atribución de comprar productos y luego reclamar el reintegro por esa erogación, eje de los delitos por los que se investiga a varios gremios en la causa por la llamada mafia de los medicamentos. Un golpe certero al corazón del poder de las obras sociales que manejan los gremios.
Es una idea que circula (y que la propia Casa Rosada dejó trascender hace meses) y de la que el gerente de prestaciones médicas de la APE, Donato Spaccavento, volvió a hablar esta semana. En una entrevista con Tiempo Argentino el funcionario ratificó que la compra unificada de medicamentos por parte de todo el sector público y de la seguridad social es uno de los ejes del proyecto oficial.
La larga lista de pendientes se completa con las causas que Moyano tiene abiertas en la Justicia, sobre todo la que afecta a la obra social del sindicato de camioneros (por supuestas irregularidades en el cobro de reintegros por tratamientos de alta complejidad) y la investigación suiza por supuesto lavado de dinero. Moyano estará atento a las noticias que emanen de Tribunales tanto como las que surjan de las mesas de negociación con el Gobierno.
Varios frentes. Una trama compleja. Radiografía y proyección de un vínculo nuclear de la política nacional. Una trama que no conoce de anacronismos..
Fue la semana de la reaparición pública de Moyano y del discurso más duro de Cristina Kirchner contra los sindicatos desde que está a cargo del Poder Ejecutivo: no sólo sepultó el proyecto para que el reparto de ganancias se fije por ley. También fustigó a los gremios que «se tironean trabajadores». Y todo después de dejar en evidencia que Moyano se había ido a tiempo para no escucharla en persona.
Al discurso le sumó el anuncio de recorte en Aerolíneas que, además de un saludable freno a la negligencia y la inoperancia de los últimos años de administración kirchnerista, fue un mensaje directo a los aeronáuticos. Todo, días después de que Moyano los apoyara en la disputa con el Gobierno.
Otros tiempos: complicidad y distensión entre Cristina y Moyano. Foto: Archivo Enojado, Moyano desempolvó la «inflación de los supermercados», una de esas imágenes que ya no necesitan explicación. También la Presidenta recuperó la palabra inflación para el discurso oficial (después de años de ostracismo intencionado), aunque el alcance de su llamado a «hablar en serio» de la suba de precios (sí, de la inflación y no ya de «aumentos aislados») es aún un misterio.
Fue la semana de la reaparición pública de Moyano y del discurso más duro de Cristina contra los sindicatos desde que está en el Gobierno.Podría haber alguna pista en el nombre del nuevo ministro de Economía, aunque el indicio más elocuente lo aportará el destino de Guillermo Moreno. Más allá del cargo que ocupe a partir del 10 de diciembre (se habla de su traspaso al Banco Central o al Nación), la clave estará en la medida en que siga siendo amo y señor de los precios ( y del dólar, las importaciones, las exportaciones…).
La supervivencia de Moreno en el gabinete y la discusión «en serio» sobre la inflación son categorías mutuamente excluyentes. Ningún abordaje de la política de precios que pretenda ser sensato y productivo puede incluir al mentor y ejecutor de la destrucción de la credibilidad del Indec. Sería como pedirle a Drácula que done sangre o al doctor Jekyll que se comporte como el señor Hyde.
La puja con Moyano promete monopolizar la agenda política de los próximos meses. Material, hay de sobra. En gateras esperan las paritarias, a las que el Gobierno ya anunció que pretende ponerles techo de antemano y a las que la CGT llega con un elemento extra: la suba de tarifas que derivará de la caída de subsidios. ¿Cuánto margen tiene la Casa Rosada para negociar aumentos incluso inferiores a los de este año frente a una economía atravesada por los aumentos?
Moyano ya marcó la cancha. Y no sólo con sus palabras. También habló a través de terceros. «Al secretario general, el poder se lo da la CGT y si hay alguna duda de que la CGT tiene poder estamos todos locos. Sabemos perfectamente qué somos dentro de este gobierno y qué hicimos para que la situación esté así. El que lo quiere entender, bien y el que no quiere entenderlo que no lo entienda», se despachó el textil Jorge Lobais. Omar Plaini fue menos efusivo, pero tan o más contundente: «Es muy difícil encontrar a alguien más peronista que Moyano», deslizó.
También está pendiente el reclamo por el mínimo no imponible (esclavo de la inflación) y la puja por el reparto de ganancias que, lejos de haber terminado con el intercambio de esta semana, anuncia secuelas.
Ningún abordaje de la política de precios que pretenda ser sensato y productivo puede incluir al mentor y ejecutor de la destrucción de la credibilidad del Indec.Además, el Gobierno podría avanzar con la reforma del sistema de salud que les quitaría a las obras sociales la atribución de comprar productos y luego reclamar el reintegro por esa erogación, eje de los delitos por los que se investiga a varios gremios en la causa por la llamada mafia de los medicamentos. Un golpe certero al corazón del poder de las obras sociales que manejan los gremios.
Es una idea que circula (y que la propia Casa Rosada dejó trascender hace meses) y de la que el gerente de prestaciones médicas de la APE, Donato Spaccavento, volvió a hablar esta semana. En una entrevista con Tiempo Argentino el funcionario ratificó que la compra unificada de medicamentos por parte de todo el sector público y de la seguridad social es uno de los ejes del proyecto oficial.
La larga lista de pendientes se completa con las causas que Moyano tiene abiertas en la Justicia, sobre todo la que afecta a la obra social del sindicato de camioneros (por supuestas irregularidades en el cobro de reintegros por tratamientos de alta complejidad) y la investigación suiza por supuesto lavado de dinero. Moyano estará atento a las noticias que emanen de Tribunales tanto como las que surjan de las mesas de negociación con el Gobierno.
Varios frentes. Una trama compleja. Radiografía y proyección de un vínculo nuclear de la política nacional. Una trama que no conoce de anacronismos..