Como ocurre con los grandes maestros, el dolor causado por la muerte de Guillermo O’Donnell se extiende más allá de sus familiares y amigos y alcanza a todos los que nos hemos formado con su obra. O’Donnell nos ayudó a comprender la economía política de uno de los procesos políticos más importantes del siglo pasado: el pasaje de la democracia de masas a los regímenes autoritarios. Y como si ese aporte no hubiera sido suficiente, O’Donnell iluminó con su análisis la transición a la democracia primero y su funcionamiento después. Para ese entonces ya había trascendido ampliamente las fronteras de la comunidad académica argentina y era reconocido en América Latina, Estados Unidos y Europa como uno de los más importantes cientistas políticos.
O’Donnell tuvo un compromiso profundo con la democracia que, como politólogo, lo llevó a indagar más allá de su superficie electoral. Buscó en el Estado, en las relaciones de fuerza de los actores políticos, económicos y sociales, y en las formulaciones de la ciudadanía, las variables explicativas de su existencia y funcionamiento. Sus aportes más recientes, de hecho, remarcaron fuertemente la necesidad de que los regímenes democráticos se apoyen sobre Estados democráticos, esto es, sobre Estados que garanticen la universalidad de los derechos de ciudadanía en los ámbitos civil, político y social.
Sólo los grandes estudiosos de la política logran trascender con sus conceptos las aulas y las bibliotecas para alcanzar a gobernantes y ciudadanos. O’Donnell, sin lugar a dudas, ha sido uno de ellos. Sin su obra, sabríamos menos sobre cómo vivir juntos en libertad e igualdad. Sin su obra, tendríamos muchos menos mojones en el camino hacia una democracia más densa de derechos universalmente garantizados. Sin dudas nos hará falta su claridad para pensar la política argentina y latinoamericana. Esperamos que los esfuerzos colectivos de todos los que se formaron en su escuela alcancen para llenar el vacío que deja la partida de este gran académico.
O’Donnell tuvo un compromiso profundo con la democracia que, como politólogo, lo llevó a indagar más allá de su superficie electoral. Buscó en el Estado, en las relaciones de fuerza de los actores políticos, económicos y sociales, y en las formulaciones de la ciudadanía, las variables explicativas de su existencia y funcionamiento. Sus aportes más recientes, de hecho, remarcaron fuertemente la necesidad de que los regímenes democráticos se apoyen sobre Estados democráticos, esto es, sobre Estados que garanticen la universalidad de los derechos de ciudadanía en los ámbitos civil, político y social.
Sólo los grandes estudiosos de la política logran trascender con sus conceptos las aulas y las bibliotecas para alcanzar a gobernantes y ciudadanos. O’Donnell, sin lugar a dudas, ha sido uno de ellos. Sin su obra, sabríamos menos sobre cómo vivir juntos en libertad e igualdad. Sin su obra, tendríamos muchos menos mojones en el camino hacia una democracia más densa de derechos universalmente garantizados. Sin dudas nos hará falta su claridad para pensar la política argentina y latinoamericana. Esperamos que los esfuerzos colectivos de todos los que se formaron en su escuela alcancen para llenar el vacío que deja la partida de este gran académico.
Qué fácil sería todo si el peronismo no existiera!. A propósito, Néstor y Cristina se habrám formado con la obra de este hombre?
Seguramente no se formaron. Pero me parece que uno de sus hombres más cercanos sí que lo hizo….