En un nuevo giro político tras obtener su reelección, esta vez la Presidenta apuntó al botín más preciado de los sindicatos. Mediante un decreto de necesidad y urgencia (DNU) dispuso que la porción más rentable de los planes de salud de las obras sociales quedaran a partir de ahora equiparadas a las prepagas medicinales, perdiendo privilegios que antes las diferenciaban.
La novedad se conoció ayer, cuando se publicó en el boletín oficial la reglamentación de la ley de prepagas aprobada en mayo pasado. El decreto reglamentario no llegó sólo, sino acompañado por un DNU que modificó el artículo 1° de la ley, incorporando a la normativa a las cooperativas, mutuales, asociaciones civiles, fundaciones y los planes de adhesión voluntaria, superadores o complementarios que ofrecen las obras sociales. (Ver página 34) La noticia generó alarma en la CGT. Ayer, en plena reunión del Consejo directivo de la central obrera, Hugo Moyano alertó que, a partir de la nueva normativa, el Gobierno podría estar preparando un nuevo decreto para imponerle el pago del IVA a esos planes complementarios que ofrecen las obras sociales , tal como lo tributan las prepagas.
Al finalizar la reunión, el líder sindical de los canillitas, Omar Plaini, anticipó a los periodistas que iban a estar atentos ante la posibilidad de que se implante “un gravamen sobre la diferencia de los planes superadores” El camionero también se quejó porque, si bien el DNU equipara a las obras sociales con las prepagas en muchas de sus obligaciones, las prepagas están exentas del impuesto al cheque, un privilegio con el que no cuentan los sindicatos.
“Da miedo y preocupa la asimilación que se hace en el decreto entre un sistema solidario como el de las obras sociales, otro sin fines de lucro como el de las mutuales y un tercero comercial como el de las prepagas”, le dijo a Clarín un experto en la legislación de salud que asesora a uno de los sindicatos más poderosos que pidió reserva de su nombre.
El especialista explicaba que, a partir de ahora, la Superintendencia de Servicios de Salud tendrá una injerencia mayor en la regulación de las obras sociales . Determinará qué enfermedades deben ser cubiertas y autorizará o no los aumentos en las cuotas de esos planes de salud complementarios que son los que permiten hacer una mayor diferencia en la recaudación a las obras sociales.
Durante mucho tiempo la CGT reclamó una ley que regule las prepagas, que significaban una “competencia desleal” para las obras sociales, según argumentaban los sindicalistas. La ley aprobada en mayo no fue todo lo amplia que esperaban los sindicatos. No puso límite, por ejemplo, a los traspasos de los afiliados con salarios más altos a las prepagas, un “descreme” que va desfinanciando a muchas obras sociales.
Pero al menos los gremialistas lograron en ese momento que la nueva reglamentación dejara al margen a las obras sociales, que seguirían rigiéndose por la más laxa ley 23.660, que otorga mayor autonomía a los sindicatos en la gestión de los planes de salud de sus afiliados.
No hubo ningún veto y la norma se promulgó tal como había salido del Parlamento. Pero la Presidenta esperó que pasaran las elecciones para firmar el 29 de octubre, junto a todos los ministros del Gabinete, el DNU 1991/2011. Allí considera “que la regulación del sistema de salud debe necesariamente contemplar la integración y articulación de todos los subsectores involucrados” y que “gran cantidad de obras sociales sindicales comercializan planes de salud de adhesión voluntaria y planes superadores o complementarios por mayores servicios, debiendo equipararse tal situación a la del resto de los agentes del seguro de salud”. Por eso se modifica el artículo 1° de la ley 26.682, y se incluye a todas ellas en la normativa.
Los gremios sintieron el golpe y encendieron las alarmas. No tanto por las condiciones que les impone por sí misma la nueva normativa, sino porque derrumba de un sablazo la pared normativa que hasta ahora diferenciaba a obras sociales de prepagas. Y así, nuevas imposiciones tributarias o el Fondo Solidario de Redistribución, exclusivo de las obras sociales para los tratamiento más onerosos, quedaron a tiro de decreto.
La novedad se conoció ayer, cuando se publicó en el boletín oficial la reglamentación de la ley de prepagas aprobada en mayo pasado. El decreto reglamentario no llegó sólo, sino acompañado por un DNU que modificó el artículo 1° de la ley, incorporando a la normativa a las cooperativas, mutuales, asociaciones civiles, fundaciones y los planes de adhesión voluntaria, superadores o complementarios que ofrecen las obras sociales. (Ver página 34) La noticia generó alarma en la CGT. Ayer, en plena reunión del Consejo directivo de la central obrera, Hugo Moyano alertó que, a partir de la nueva normativa, el Gobierno podría estar preparando un nuevo decreto para imponerle el pago del IVA a esos planes complementarios que ofrecen las obras sociales , tal como lo tributan las prepagas.
Al finalizar la reunión, el líder sindical de los canillitas, Omar Plaini, anticipó a los periodistas que iban a estar atentos ante la posibilidad de que se implante “un gravamen sobre la diferencia de los planes superadores” El camionero también se quejó porque, si bien el DNU equipara a las obras sociales con las prepagas en muchas de sus obligaciones, las prepagas están exentas del impuesto al cheque, un privilegio con el que no cuentan los sindicatos.
“Da miedo y preocupa la asimilación que se hace en el decreto entre un sistema solidario como el de las obras sociales, otro sin fines de lucro como el de las mutuales y un tercero comercial como el de las prepagas”, le dijo a Clarín un experto en la legislación de salud que asesora a uno de los sindicatos más poderosos que pidió reserva de su nombre.
El especialista explicaba que, a partir de ahora, la Superintendencia de Servicios de Salud tendrá una injerencia mayor en la regulación de las obras sociales . Determinará qué enfermedades deben ser cubiertas y autorizará o no los aumentos en las cuotas de esos planes de salud complementarios que son los que permiten hacer una mayor diferencia en la recaudación a las obras sociales.
Durante mucho tiempo la CGT reclamó una ley que regule las prepagas, que significaban una “competencia desleal” para las obras sociales, según argumentaban los sindicalistas. La ley aprobada en mayo no fue todo lo amplia que esperaban los sindicatos. No puso límite, por ejemplo, a los traspasos de los afiliados con salarios más altos a las prepagas, un “descreme” que va desfinanciando a muchas obras sociales.
Pero al menos los gremialistas lograron en ese momento que la nueva reglamentación dejara al margen a las obras sociales, que seguirían rigiéndose por la más laxa ley 23.660, que otorga mayor autonomía a los sindicatos en la gestión de los planes de salud de sus afiliados.
No hubo ningún veto y la norma se promulgó tal como había salido del Parlamento. Pero la Presidenta esperó que pasaran las elecciones para firmar el 29 de octubre, junto a todos los ministros del Gabinete, el DNU 1991/2011. Allí considera “que la regulación del sistema de salud debe necesariamente contemplar la integración y articulación de todos los subsectores involucrados” y que “gran cantidad de obras sociales sindicales comercializan planes de salud de adhesión voluntaria y planes superadores o complementarios por mayores servicios, debiendo equipararse tal situación a la del resto de los agentes del seguro de salud”. Por eso se modifica el artículo 1° de la ley 26.682, y se incluye a todas ellas en la normativa.
Los gremios sintieron el golpe y encendieron las alarmas. No tanto por las condiciones que les impone por sí misma la nueva normativa, sino porque derrumba de un sablazo la pared normativa que hasta ahora diferenciaba a obras sociales de prepagas. Y así, nuevas imposiciones tributarias o el Fondo Solidario de Redistribución, exclusivo de las obras sociales para los tratamiento más onerosos, quedaron a tiro de decreto.
Otro DNU, que modifica una ley, estando en sesiones el Congreso. No hay nada nuevo bajo el sol cristinista. ¿Se deba a algún faltante de caja o quieren que la falte caja a Moyano?