El 5 de diciembre la agencia Reuters publicó un artículo titulado “Argentina coquetea con Irán mientras Occidente observa nervioso”. A pesar de que la pieza periodística carece de seriedad al ser construida únicamente sobre comentarios anónimos de “un enviado europeo”, un “diplomático occidental”, un “funcionario israelí”, y un “alto funcionario de la administración Obama” es válido aclarar algunos elementos en atención a que el artículo ha sido recogido por medios internacionales de respetable trayectoria.
Con relación al crecimiento del comercio bilateral con Irán, como ya se ha explicado anteriormente, este no es resorte de las voluntades políticas del gobierno, en cuanto en su totalidad responde a agentes privados, casi todos ellos provenientes de nuestro sector agroexportador. Las claras variaciones en las exportaciones a Irán son el resultado de la decisión soberana del gobierno de Irán respecto a importar o no productos argentinos. La Argentina no tuvo ni tiene entre sus herramientas de política exterior la aplicación de sanciones comerciales.
Dicho esto, no puede dejar de mencionarse que el comercio bilateral de la Argentina con Irán es menos de la mitad del que Irán tiene con Brasil, un tercio del que tiene con Sudáfrica, un décimo del que tiene con Japón y, fundamentalmente, 30 veces menor del que tiene Irán con la Unión Europea. Por ello, no deja de sorprender que sean las cifras del comercio argentino las que preocupen a los anónimos “enviados europeos” citados en el artículo.
Según datos de los organismos internacionales para 2010, la Unión Europea es el principal socio comercial de Irán con el 19,30% del total del comercio exterior iraní. Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España acaparan el grueso de dicho comercio. La UE es seguida por China (17,60%), India (8,70%) y Japón (7,60%). Otros son Corea del Sur (7° con 5,90%), Rusia (8° con 2,50%), Brasil (10° con 1,50%), y la Argentina (17° con 0,60%). Otro elemento erróneamente volcado en el artículo tiene que ver con las políticas seguidas por la Argentina en el marco del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) con relación a Irán. Baste con decir que nuestro país, desde que se conocieron las actividades nucleares que no habían sido declaradas al OIEA en territorio iraní, integra el puñado de países que desde 2003 insta a Irán a transparentar su programa y acatar las sugerencias del Director General del OIEA. La coherencia de dicha votación se ve también reflejada en nuestro régimen de control de exportaciones nucleares, químicas, biológicas y de todos aquellos bienes o tecnologías de uso dual que pudieren tener como destino Irán o cualquier otro país observado por los organismos internacionales.
Para concluir, es necesario abordar el punto más sensible. Aquel vinculado a la AMIA. Irrita porque recoge la temeraria manifestación publicada por el diario sensacionalista Perfil según el cual quien escribe había ofrecido a los iraníes abandonar la investigación del ataque de 1994. En su momento, el gobierno se abstuvo de dar identidad a tal afirmación con una respuesta. Consideró sí pertinente reunirse con las entidades allegadas a las víctimas del feroz atentado de 1994 cuando decidió dar una respuesta favorable a la propuesta iraní de cooperar con relación a la causa. Es que la Argentina es consciente de que la presentación de los iraníes requeridos por la justicia argentina no es posible sin la anuencia de Teherán. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en el afán de esclarecer el atentado, acompañó a la justicia Argentina hasta lograr la emisión de pedidos de captura por parte de Interpol de ciudadanos iraníes. La Argentina es el único país en el mundo cuyas denuncias sobre Irán fueron aceptadas por un organismo internacional como Interpol.
Como ninguna nación, año tras año, en la voz de su primer mandatario desde el estrado de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Argentina llama a las autoridades en Teherán a cooperar con el esclarecimiento de un atentado terrorista.
La Argentina no está interesada en la permanencia o caída de las autoridades iraníes, eso es facultad privativa de los ciudadanos de ese país. Nuestro compromiso es hacia las víctimas de la AMIA y la sed de justicia que comparten con los demás argentinos, la cooperación de Irán es relevante para avanzar en la causa, por ello, aun a riesgo de ser definidos como ingenuos, es en clave de una necesaria buena voluntad que debe leerse la permanencia de nuestros delegados durante la exposición del mandatario iraní en las Naciones Unidas.
Con relación al crecimiento del comercio bilateral con Irán, como ya se ha explicado anteriormente, este no es resorte de las voluntades políticas del gobierno, en cuanto en su totalidad responde a agentes privados, casi todos ellos provenientes de nuestro sector agroexportador. Las claras variaciones en las exportaciones a Irán son el resultado de la decisión soberana del gobierno de Irán respecto a importar o no productos argentinos. La Argentina no tuvo ni tiene entre sus herramientas de política exterior la aplicación de sanciones comerciales.
Dicho esto, no puede dejar de mencionarse que el comercio bilateral de la Argentina con Irán es menos de la mitad del que Irán tiene con Brasil, un tercio del que tiene con Sudáfrica, un décimo del que tiene con Japón y, fundamentalmente, 30 veces menor del que tiene Irán con la Unión Europea. Por ello, no deja de sorprender que sean las cifras del comercio argentino las que preocupen a los anónimos “enviados europeos” citados en el artículo.
Según datos de los organismos internacionales para 2010, la Unión Europea es el principal socio comercial de Irán con el 19,30% del total del comercio exterior iraní. Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España acaparan el grueso de dicho comercio. La UE es seguida por China (17,60%), India (8,70%) y Japón (7,60%). Otros son Corea del Sur (7° con 5,90%), Rusia (8° con 2,50%), Brasil (10° con 1,50%), y la Argentina (17° con 0,60%). Otro elemento erróneamente volcado en el artículo tiene que ver con las políticas seguidas por la Argentina en el marco del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) con relación a Irán. Baste con decir que nuestro país, desde que se conocieron las actividades nucleares que no habían sido declaradas al OIEA en territorio iraní, integra el puñado de países que desde 2003 insta a Irán a transparentar su programa y acatar las sugerencias del Director General del OIEA. La coherencia de dicha votación se ve también reflejada en nuestro régimen de control de exportaciones nucleares, químicas, biológicas y de todos aquellos bienes o tecnologías de uso dual que pudieren tener como destino Irán o cualquier otro país observado por los organismos internacionales.
Para concluir, es necesario abordar el punto más sensible. Aquel vinculado a la AMIA. Irrita porque recoge la temeraria manifestación publicada por el diario sensacionalista Perfil según el cual quien escribe había ofrecido a los iraníes abandonar la investigación del ataque de 1994. En su momento, el gobierno se abstuvo de dar identidad a tal afirmación con una respuesta. Consideró sí pertinente reunirse con las entidades allegadas a las víctimas del feroz atentado de 1994 cuando decidió dar una respuesta favorable a la propuesta iraní de cooperar con relación a la causa. Es que la Argentina es consciente de que la presentación de los iraníes requeridos por la justicia argentina no es posible sin la anuencia de Teherán. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en el afán de esclarecer el atentado, acompañó a la justicia Argentina hasta lograr la emisión de pedidos de captura por parte de Interpol de ciudadanos iraníes. La Argentina es el único país en el mundo cuyas denuncias sobre Irán fueron aceptadas por un organismo internacional como Interpol.
Como ninguna nación, año tras año, en la voz de su primer mandatario desde el estrado de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Argentina llama a las autoridades en Teherán a cooperar con el esclarecimiento de un atentado terrorista.
La Argentina no está interesada en la permanencia o caída de las autoridades iraníes, eso es facultad privativa de los ciudadanos de ese país. Nuestro compromiso es hacia las víctimas de la AMIA y la sed de justicia que comparten con los demás argentinos, la cooperación de Irán es relevante para avanzar en la causa, por ello, aun a riesgo de ser definidos como ingenuos, es en clave de una necesaria buena voluntad que debe leerse la permanencia de nuestros delegados durante la exposición del mandatario iraní en las Naciones Unidas.