Rodrigo Conti
El desafío esconde la necesidad de negociar desde otro lugar
El análisis de Rodrigo Conti, Director periodístico de BAEDejó de ser uno de esos secretos que coquetean todo el tiempo a mitad de camino entre la realidad y la fantasía. Fiel a su estilo, Hugo Moyano puso sobre la mesa todas las diferencias que lo han distanciado del Gobierno nacional en los últimos tiempos. Sin rodeos ni mensajes elípticos, el titular de la CGT montó una pensada demostración de fuerza para decirle a todos que no se siente como y que no está dispuesto a ser el “bufón” de nadie en tiempos difíciles.
El líder camionero recurrió a la lógica que mejor maneja para hacer valer su poderío e intenta obligar a un nuevo escenario político, con mayor peso y protagonismo, de cara a un año complejo. Lejos de entrar en guerra, mostró los dientes y ladró lo más fuerte que pudo, pero no mordió. Eligió correr el riesgo de jugar al límite en su relación con la Presidenta, pero al fin y al cabo considera que no le quedan muchas otras opciones, aunque a su lado muchos le recomendaron mayor prudencia.
Más allá de la impotencia y el malestar expreso frente a decisiones del Ejecutivo en las que el sindicalista entiende que el movimiento obrero no fue tenido en cuenta, la realidad de este planteo parece apuntar al futuro. Y en ese sentido, hay una frase clave. “Que la crisis la paguen los que se enriquecieron con este modelo”, dijo Moyano, decidido a no poner techo a las paritarias de 2012 y a rechazar que el Gobierno no eleve ya los topes en asignaciones familiares y en las ganancias de los trabajadores. Desde algunos sectores del propio sindicalismo aducen que el líder camionero fue beneficiado por las mieles del modelo y ahora tiene que colaborar con un contexto mucho menos favorable.
La decisión de la Presidenta y el resto de su Gobierno de no responder ni una sola palabra quizá representa la idea de no convalidar lo que entienden como una “simulación”, que muestra malestar real pero no un ánimo rupturista concreto. Seguramente ya se ha puesto en marcha un nuevo operativo para acercar las posiciones y de nada servirán los intentos oportunistas de los opositores que ayer se metieron rápido en la escena para poner el dedo en la herida.
Moyano jugó su ficha y algo ha cambiado formalmente en el escenario político argentino. Frente a la crisis internacional, la puja de intereses parece absolutamente natural, aunque claro, todo depende de hasta dónde llega la escalada. De eso depende todo.
Rodrigo Conti
El desafío esconde la necesidad de negociar desde otro lugar
El análisis de Rodrigo Conti, Director periodístico de BAEDejó de ser uno de esos secretos que coquetean todo el tiempo a mitad de camino entre la realidad y la fantasía. Fiel a su estilo, Hugo Moyano puso sobre la mesa todas las diferencias que lo han distanciado del Gobierno nacional en los últimos tiempos. Sin rodeos ni mensajes elípticos, el titular de la CGT montó una pensada demostración de fuerza para decirle a todos que no se siente como y que no está dispuesto a ser el “bufón” de nadie en tiempos difíciles.
El líder camionero recurrió a la lógica que mejor maneja para hacer valer su poderío e intenta obligar a un nuevo escenario político, con mayor peso y protagonismo, de cara a un año complejo. Lejos de entrar en guerra, mostró los dientes y ladró lo más fuerte que pudo, pero no mordió. Eligió correr el riesgo de jugar al límite en su relación con la Presidenta, pero al fin y al cabo considera que no le quedan muchas otras opciones, aunque a su lado muchos le recomendaron mayor prudencia.
Más allá de la impotencia y el malestar expreso frente a decisiones del Ejecutivo en las que el sindicalista entiende que el movimiento obrero no fue tenido en cuenta, la realidad de este planteo parece apuntar al futuro. Y en ese sentido, hay una frase clave. “Que la crisis la paguen los que se enriquecieron con este modelo”, dijo Moyano, decidido a no poner techo a las paritarias de 2012 y a rechazar que el Gobierno no eleve ya los topes en asignaciones familiares y en las ganancias de los trabajadores. Desde algunos sectores del propio sindicalismo aducen que el líder camionero fue beneficiado por las mieles del modelo y ahora tiene que colaborar con un contexto mucho menos favorable.
La decisión de la Presidenta y el resto de su Gobierno de no responder ni una sola palabra quizá representa la idea de no convalidar lo que entienden como una “simulación”, que muestra malestar real pero no un ánimo rupturista concreto. Seguramente ya se ha puesto en marcha un nuevo operativo para acercar las posiciones y de nada servirán los intentos oportunistas de los opositores que ayer se metieron rápido en la escena para poner el dedo en la herida.
Moyano jugó su ficha y algo ha cambiado formalmente en el escenario político argentino. Frente a la crisis internacional, la puja de intereses parece absolutamente natural, aunque claro, todo depende de hasta dónde llega la escalada. De eso depende todo.
Rodrigo Conti
