En la Capital se continuará expendiendo medicamentos de venta libre sin la mediación de un farmacéutico. Foto: Archivo
Quioscos, supermercados y estaciones de servicio podrán seguir comercializando medicamentos de venta libre en la ciudad de Buenos Aires. Así quedó establecido después de que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, vetara ayer la ley que prohibía el expendio.
En rigor, se trata de la adhesión por parte de la ciudad a una ley nacional, aprobada en 2010, que prohíbe la comercialización de medicamentos de venta libre fuera de farmacias o en góndolas dentro de aquellas. El mes pasado, la Legislatura porteña adhirió a la normativa y ayer, el día que vencía el plazo para el veto, Macri le bajó el pulgar y la decisión del Poder Ejecutivo será publicada en el Boletín Oficial la semana próxima.
La polémica no tardó en llegar. Ricardo Aizcorbe, presidente de la Confederación Argentina de Farmacias (COFA), expresó: «Macri es un vetador serial contra la salud de los vecinos y a favor de la caja de Farmacity». Según Aizcorbe, la ley es «de corte progresista, prosalud pública», y ordenaba que la venta de medicamentos se realizara sólo en farmacias, así se aseguraba el expendio personal de medicamentos por mostrador, con asistencia del farmacéutico. Según este gremio, con el veto se permite que los medicamentos se vendan en cualquier boca de expendio, cual golosinas, revistas o medias, y que los vecinos no cuenten con asistencia profesional.
Para la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), entidad que reúne a 100.000 quioscos de todo el país, por el contrario, el veto es un avance.
«Me parece que el veto es muy positivo porque resguarda el derecho a la salud de las personas más vulnerables que no puede acceder a medicamentos de venta libre y también resguarda el derecho de los consumidores a elegir libremente productos que ya son de venta libre y que no son impuestos por los farmacéuticos que deciden detrás del mostrador», indicó Andrés Gil Domínguez, representante legal de la UKRA.
Aizcorbe y varios diputados opositores atribuyen la decisión de Macri a las relaciones personales entre el CEO de Farmacity, Mario Quintana con el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y al interés de Juan Tonelli, presidente de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre, que es el novio de la diputada nacional Gabriela Michetti.
«Es un escándalo. Está vetando una ley que tiene que ver con la salud de la población por el lobby que hacen quienes tiene relaciones familiares con su ex vicejefa de gobierno. Ya quedó claro la noche en que se discutió la ley, cuando el bloque Pro quiso desviar la discusión». dijo Gabriela Cerruti, diputada de la ciudad que responde al dirigente Martín Sabbatella.
En el gobierno rechazaron de plano estos argumentos e indicaron que sólo se pensó en el vecino. Según los argumentos del veto, la ley «limita el acceso de la población a los medicamentos -en este caso los de venta libre- en condiciones de equidad, igualdad y libre elección, afectando tanto las garantías constitucionales relativas al derecho de la salud».
En la decisión, el Poder Ejecutivo señala: «Dicha prohibición importará una drástica reducción de la cantidad de lugares de expendio de medicamentos de venta libre, especialmente en aquellas zonas en las que, por razones muchas veces económicas, existe un menor número de farmacias».
Por último destaca la necesidad de que la ciudad «cuente con un régimen jurídico propio en materia de comercialización de medicamentos».
LA NACION intentó comunicarse con el presidente de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre, Juan Tonelli, pero no estaba en Buenos Aires. Antes de que se sancionara la ley explicó su posición: «La sociedad es la más perjudicada. Si me duele la panza a las 3 de la mañana, ¿tengo que buscar una farmacia para comprar un antiácido? No parece razonable».
Aunque la ley nacional fue aprobada en noviembre del año pasado, en la Capital no regía. Incluso, un fallo de la jueza porteña, Elena Liberatori, avaló la venta en la jurisdicción en enero pasado.
La puja por la venta de medicamentos en lugares que no sean las farmacias comenzó en el mismo momento en que se sancionó la ley nacional, en diciembre de 2009.
Desde ese momento, en la ciudad de Buenos Aires comenzaron las disputas, incluso legales, respecto del acatamiento de la norma.
En enero de este año, un fallo del fuero Contencioso Administrativo permitió seguir con el expendio, después de que la dueña de un quiosco presentara un amparo por medio del departamento legal de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), asociación que se opuso desde el principio a la sanción de la ley.
Héctor Sylvestre Begnis, autor del proyecto de ley, negó en aquel momento que la norma necesitara la reglamentación y la adhesión de las provincias. «Se modificó un artículo de una ley que ya estaba en vigor, de manera tal que no necesita reglamentación. Cada provincia puede reservarse la manera de aplicarla, pero la ley está absolutamente vigente y debe cumplirse», dijo.
La legislación establece que cualquier venta que no cumpla con estas disposiciones será considerada -y asimismo penada- ejercicio ilegal de la actividad farmacéutica.
Para Andrés Gil Domínguez, que defiende los intereses de UKRA, «esa discusión quedó zanjada cuando la Legislatura porteña debatió y adhirió a la ley».
Según él: «Ese fue el momento en el que se planteó que era necesario que la ciudad de Buenos Aires expresara su opinión».
Después del veto del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, la Legislatura podría insistir en la redacción de la norma e intentar aprobarla nuevamente.Bocas de expendio: los remedios de venta libre seguirán comercializándose en quioscos, supermercados y estaciones de servicio en la ciudad de Buenos Aires, así como en las góndolas de las farmacias.
Aprobación: la prohibición de esta venta había sido aprobada por la Legislatura en noviembre pasado. El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, la vetó ayer.
Consumidor: el gobierno argumenta que defiende al vecino y su derecho de elegir el lugar para comprar y la autonomía porteña..
Quioscos, supermercados y estaciones de servicio podrán seguir comercializando medicamentos de venta libre en la ciudad de Buenos Aires. Así quedó establecido después de que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, vetara ayer la ley que prohibía el expendio.
En rigor, se trata de la adhesión por parte de la ciudad a una ley nacional, aprobada en 2010, que prohíbe la comercialización de medicamentos de venta libre fuera de farmacias o en góndolas dentro de aquellas. El mes pasado, la Legislatura porteña adhirió a la normativa y ayer, el día que vencía el plazo para el veto, Macri le bajó el pulgar y la decisión del Poder Ejecutivo será publicada en el Boletín Oficial la semana próxima.
La polémica no tardó en llegar. Ricardo Aizcorbe, presidente de la Confederación Argentina de Farmacias (COFA), expresó: «Macri es un vetador serial contra la salud de los vecinos y a favor de la caja de Farmacity». Según Aizcorbe, la ley es «de corte progresista, prosalud pública», y ordenaba que la venta de medicamentos se realizara sólo en farmacias, así se aseguraba el expendio personal de medicamentos por mostrador, con asistencia del farmacéutico. Según este gremio, con el veto se permite que los medicamentos se vendan en cualquier boca de expendio, cual golosinas, revistas o medias, y que los vecinos no cuenten con asistencia profesional.
Para la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), entidad que reúne a 100.000 quioscos de todo el país, por el contrario, el veto es un avance.
«Me parece que el veto es muy positivo porque resguarda el derecho a la salud de las personas más vulnerables que no puede acceder a medicamentos de venta libre y también resguarda el derecho de los consumidores a elegir libremente productos que ya son de venta libre y que no son impuestos por los farmacéuticos que deciden detrás del mostrador», indicó Andrés Gil Domínguez, representante legal de la UKRA.
Aizcorbe y varios diputados opositores atribuyen la decisión de Macri a las relaciones personales entre el CEO de Farmacity, Mario Quintana con el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y al interés de Juan Tonelli, presidente de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre, que es el novio de la diputada nacional Gabriela Michetti.
«Es un escándalo. Está vetando una ley que tiene que ver con la salud de la población por el lobby que hacen quienes tiene relaciones familiares con su ex vicejefa de gobierno. Ya quedó claro la noche en que se discutió la ley, cuando el bloque Pro quiso desviar la discusión». dijo Gabriela Cerruti, diputada de la ciudad que responde al dirigente Martín Sabbatella.
En el gobierno rechazaron de plano estos argumentos e indicaron que sólo se pensó en el vecino. Según los argumentos del veto, la ley «limita el acceso de la población a los medicamentos -en este caso los de venta libre- en condiciones de equidad, igualdad y libre elección, afectando tanto las garantías constitucionales relativas al derecho de la salud».
En la decisión, el Poder Ejecutivo señala: «Dicha prohibición importará una drástica reducción de la cantidad de lugares de expendio de medicamentos de venta libre, especialmente en aquellas zonas en las que, por razones muchas veces económicas, existe un menor número de farmacias».
Por último destaca la necesidad de que la ciudad «cuente con un régimen jurídico propio en materia de comercialización de medicamentos».
LA NACION intentó comunicarse con el presidente de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre, Juan Tonelli, pero no estaba en Buenos Aires. Antes de que se sancionara la ley explicó su posición: «La sociedad es la más perjudicada. Si me duele la panza a las 3 de la mañana, ¿tengo que buscar una farmacia para comprar un antiácido? No parece razonable».
Aunque la ley nacional fue aprobada en noviembre del año pasado, en la Capital no regía. Incluso, un fallo de la jueza porteña, Elena Liberatori, avaló la venta en la jurisdicción en enero pasado.
La puja por la venta de medicamentos en lugares que no sean las farmacias comenzó en el mismo momento en que se sancionó la ley nacional, en diciembre de 2009.
Desde ese momento, en la ciudad de Buenos Aires comenzaron las disputas, incluso legales, respecto del acatamiento de la norma.
En enero de este año, un fallo del fuero Contencioso Administrativo permitió seguir con el expendio, después de que la dueña de un quiosco presentara un amparo por medio del departamento legal de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), asociación que se opuso desde el principio a la sanción de la ley.
Héctor Sylvestre Begnis, autor del proyecto de ley, negó en aquel momento que la norma necesitara la reglamentación y la adhesión de las provincias. «Se modificó un artículo de una ley que ya estaba en vigor, de manera tal que no necesita reglamentación. Cada provincia puede reservarse la manera de aplicarla, pero la ley está absolutamente vigente y debe cumplirse», dijo.
La legislación establece que cualquier venta que no cumpla con estas disposiciones será considerada -y asimismo penada- ejercicio ilegal de la actividad farmacéutica.
Para Andrés Gil Domínguez, que defiende los intereses de UKRA, «esa discusión quedó zanjada cuando la Legislatura porteña debatió y adhirió a la ley».
Según él: «Ese fue el momento en el que se planteó que era necesario que la ciudad de Buenos Aires expresara su opinión».
Después del veto del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, la Legislatura podría insistir en la redacción de la norma e intentar aprobarla nuevamente.Bocas de expendio: los remedios de venta libre seguirán comercializándose en quioscos, supermercados y estaciones de servicio en la ciudad de Buenos Aires, así como en las góndolas de las farmacias.
Aprobación: la prohibición de esta venta había sido aprobada por la Legislatura en noviembre pasado. El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, la vetó ayer.
Consumidor: el gobierno argumenta que defiende al vecino y su derecho de elegir el lugar para comprar y la autonomía porteña..