En enero de este año fue la última reunión de Biolcati con el Gobierno. Foto: Archivo
El Gobierno conseguirá la semana próxima una de las fotografías más deseadas por quienes quieren ver a los enemigos de ayer sentados en la mesa propia. Será la que mostrará al presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Luis Biolcati, ingresando en la sede del Ministerio de Agricultura para reunirse con el titular de esa cartera, Norberto Yauhar.
Desde hace un año que Biolcati y los máximos directivos de la SRA no tienen una reunión pública con un funcionario de alto rango del gobierno nacional. Es que la tradicional entidad rural jugó a fondo por la derrota del kirchnerismo en las elecciones presidenciales. Durante la Exposición de Palermo, pocos días antes de las primarias abiertas, la SRA le dio tribuna a todo el arco opositor y el propio Biolcati, en su discurso de inauguración de la muestra, utilizó la figura de Domingo Faustino Sarmiento para decir que el Gobierno era impasible frente a la corrupción y la pobreza.
Después del primer triunfo de Cristina Kirchner, el 14 de agosto, Biolcati se vio envuelto en una polémica porque en un desayuno realizado en la Asociación de Dirigentes de Empresa (ADE) se le atribuyó haber dicho que la gente que había votado a la Presidenta porque sólo le interesaba comprar un plasma y mirar al conductor televisivo Marcelo Tinelli. El dirigente, pocos días después, dijo que esa frase había sido sacada de contexto. Cuando interpretó el voto del interior que se expresó en favor de Cristina Kirchner, Biolcati había dicho: «Ahora hay una bonanza económica en los pueblos; hay récord de venta de camionetas, la construcción se moviliza, los talleres trabajan, la gente vuelve tranquila a su casa, ve a Tinelli, tiene financiación para comprar un plasma. La gente está conforme, no encuentra una oferta mejor». Y señaló que respetaba a los votantes del oficialismo.
Sin embargo, esa aclaración no alcanzó para calmar la ira del kirchnerismo ni el malestar con otros dirigentes agropecuarios, en especial los de Federación Agraria Argentina (FAA), que intentaban acercase al oficialismo.
Esa disparidad de criterios respecto de cómo actuar frente al Gobierno mantuvo prácticamente congelada a la Mesa de Enlace, que además de la SRA y la FAA está integrada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro).
Esta semana la agrupación que en 2008 puso en jaque al primer gobierno de Cristina Kirchner se volvió a reunir y emitió un escueto comunicado de tono conciliador en el que expresó que ratificaba su compromiso «como proveedor de alimentos, en la esperanza de contribuir con diálogo a la búsqueda de consensos para generar a futuro mejores condiciones que aporten al desarrollo del país».
Pese al tono mesurado de la declaración, el Gobierno prefiere reunirse con las entidades rurales en forma individual. Comenzó hace diez días, cuando Yauhar recibió a los directivos de CRA y continuó el martes pasado, al reunirse con la cúpula de la Federación Agraria.
La semana próxima continuará con la SRA y con Coninagro (los días están por definirse). Esta última entidad fue la elegida por Cristina Kirchner para dar un golpe de efecto pocos días antes de las elecciones presidenciales en octubre pasado cuando visitó a la entidad cooperativista durante cuatro horas.
Hasta el momento, Yauhar mantiene la línea dialoguista que comenzó a trazar Julián Domínguez, aunque sin ofrecer soluciones concretas a los reclamos ruralistas. «Para nosotros es importante lograr un consenso sobre los temas comunes», expresó una fuente de Agricultura.
No obstante, de la línea técnica del Ministerio de Agricultura puede surgir una reforma en la regulación del comercio de maíz y trigo que podría ser más amigable con el mercado que los cupos de exportación fijados por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El subsecretario de Agricultura, Oscar Solís, motorizó a través de Agricultores Federados Argentinos (AFA), una entidad cooperativa con sólidos vínculos con la FAA, la intención de dividir al comercio de trigo y de maíz en un porcentaje fijo para le mercado interno y el resto con libre competencia para la exportación (en el caso del trigo será 40 y 60 por ciento).
El propio Moreno tuvo un gesto inusual para sus costumbres y concurrió el miércoles pasado al Ministerio de Agricultura para reunirse con Yauhar y su equipo con el propósito de avanzar en los detalles del marco regulatorio que será presentado a la Presidenta..
El Gobierno conseguirá la semana próxima una de las fotografías más deseadas por quienes quieren ver a los enemigos de ayer sentados en la mesa propia. Será la que mostrará al presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Luis Biolcati, ingresando en la sede del Ministerio de Agricultura para reunirse con el titular de esa cartera, Norberto Yauhar.
Desde hace un año que Biolcati y los máximos directivos de la SRA no tienen una reunión pública con un funcionario de alto rango del gobierno nacional. Es que la tradicional entidad rural jugó a fondo por la derrota del kirchnerismo en las elecciones presidenciales. Durante la Exposición de Palermo, pocos días antes de las primarias abiertas, la SRA le dio tribuna a todo el arco opositor y el propio Biolcati, en su discurso de inauguración de la muestra, utilizó la figura de Domingo Faustino Sarmiento para decir que el Gobierno era impasible frente a la corrupción y la pobreza.
Después del primer triunfo de Cristina Kirchner, el 14 de agosto, Biolcati se vio envuelto en una polémica porque en un desayuno realizado en la Asociación de Dirigentes de Empresa (ADE) se le atribuyó haber dicho que la gente que había votado a la Presidenta porque sólo le interesaba comprar un plasma y mirar al conductor televisivo Marcelo Tinelli. El dirigente, pocos días después, dijo que esa frase había sido sacada de contexto. Cuando interpretó el voto del interior que se expresó en favor de Cristina Kirchner, Biolcati había dicho: «Ahora hay una bonanza económica en los pueblos; hay récord de venta de camionetas, la construcción se moviliza, los talleres trabajan, la gente vuelve tranquila a su casa, ve a Tinelli, tiene financiación para comprar un plasma. La gente está conforme, no encuentra una oferta mejor». Y señaló que respetaba a los votantes del oficialismo.
Sin embargo, esa aclaración no alcanzó para calmar la ira del kirchnerismo ni el malestar con otros dirigentes agropecuarios, en especial los de Federación Agraria Argentina (FAA), que intentaban acercase al oficialismo.
Esa disparidad de criterios respecto de cómo actuar frente al Gobierno mantuvo prácticamente congelada a la Mesa de Enlace, que además de la SRA y la FAA está integrada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro).
Esta semana la agrupación que en 2008 puso en jaque al primer gobierno de Cristina Kirchner se volvió a reunir y emitió un escueto comunicado de tono conciliador en el que expresó que ratificaba su compromiso «como proveedor de alimentos, en la esperanza de contribuir con diálogo a la búsqueda de consensos para generar a futuro mejores condiciones que aporten al desarrollo del país».
Pese al tono mesurado de la declaración, el Gobierno prefiere reunirse con las entidades rurales en forma individual. Comenzó hace diez días, cuando Yauhar recibió a los directivos de CRA y continuó el martes pasado, al reunirse con la cúpula de la Federación Agraria.
La semana próxima continuará con la SRA y con Coninagro (los días están por definirse). Esta última entidad fue la elegida por Cristina Kirchner para dar un golpe de efecto pocos días antes de las elecciones presidenciales en octubre pasado cuando visitó a la entidad cooperativista durante cuatro horas.
Hasta el momento, Yauhar mantiene la línea dialoguista que comenzó a trazar Julián Domínguez, aunque sin ofrecer soluciones concretas a los reclamos ruralistas. «Para nosotros es importante lograr un consenso sobre los temas comunes», expresó una fuente de Agricultura.
No obstante, de la línea técnica del Ministerio de Agricultura puede surgir una reforma en la regulación del comercio de maíz y trigo que podría ser más amigable con el mercado que los cupos de exportación fijados por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El subsecretario de Agricultura, Oscar Solís, motorizó a través de Agricultores Federados Argentinos (AFA), una entidad cooperativa con sólidos vínculos con la FAA, la intención de dividir al comercio de trigo y de maíz en un porcentaje fijo para le mercado interno y el resto con libre competencia para la exportación (en el caso del trigo será 40 y 60 por ciento).
El propio Moreno tuvo un gesto inusual para sus costumbres y concurrió el miércoles pasado al Ministerio de Agricultura para reunirse con Yauhar y su equipo con el propósito de avanzar en los detalles del marco regulatorio que será presentado a la Presidenta..