A la marcha del 22 de diciembre, en la que hubo más de 300 becarios y docentes de la UBA que repudiaron la exclusión de 1.600 becarios (trabajadores precarios) del CONICET, al organismo público de producción científica se le sumó hoy otra denuncia por “arbitrariedad, persecución ideológica y discriminación”, efectuada por el becario Fabián Harari, Doctor en Historia y docente de la UBA, a quien se le denegó el ingreso a la carrera de investigador científico por ser militante de Razón y Revolución.
Según acusó hoy Harari en conferencia de prensa y con documentación en mano, defendió su tesis doctoral el 19 de marzo y el 23 presentó la defensa. No obstante, la comisión evaluadora dictaminó: “No ha completado su Doctorado ni informa otro título de Posgrado. Por tal razón, su formación de posgrado es insuficiente para desempeñarse en la CIC”. Es decir, no se lo reconoce como Doctor (condición indispensable para ingresar) y en el dictamen se reitera en tres ocasiones su condición de militante.
“Si bien éstos parten de un buen conocimiento de la literatura y exhiben trabajo de investigación con fuentes primarias, tienen un tono excesivamente polémico y militante ajeno a las reglas del arte”, señala el dictamen.
Por su parte, el ministro de Ciencia y Tecnología nacional,Lino Barañao, afirmó hoy en un comunicado que Fabián Harari, «no cumplió con los requisitos necesarios» para acceder al cargo en el CONICET. Y señaló que «el dictamen de la Comisión Asesora de investigaciones en Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, que evaluó el caso del Dr. Harari, determinó que el autor presenta 12 artículos en revistas sin referato externo de pares independientes, dos capítulos en libros compilados y tres libros como autor».
«Las publicaciones con referato externo independiente son fundamentales a la hora de evaluar el desempeño académico de los investigadores, por lo que la falta de este tipo de artículos en la presentación del historiador constituye una importante carencia y un incumplimiento de los requisitos necesarios para el ingreso», apuntó la cartera. El ministerio agregó que «los motivos expuestos demuestran la ausencia total de ‘discriminación’ o ‘persecución ideológica'» denunciadas por Harari.
Harari insiste en que se trata de un caso de explícita discriminación y persecución ideológica (por sus inclinaciones marxistas), en el marco de un proceso de expulsión de doctores del sistema y del cierre del acceso a la investigación. “No olvidemos que además ahora ningún investigador puede opinar en ningún medio sin el consentimiento del organismo, lo que demuestra el grado de arbitrariedad”, sostuvo.
A su vez, expresó: “Esto es grave. Se trata de un antecedente peligroso para la expulsión de científicos de acuerdo a criterios extra académicos como la militancia en mi caso, la nacionalidad, el género o la preferencia sexual. Esto marca una tendencia peligrosa para los investigadores y para todos los que no nos consideramos parte de la izquierda en Argentina”.
Lo mismo le ocurrió a Tamara Seiffer, el mismo año en la misma comisión. A ella, la comisión evaluadora –integrada por Ana María Mustapic y Carlos Hugo Acuña- no le consideró su doctorado concluido.
“Es llamativo que pase esto en la misma comisión y siendo yo también militante de Razón y Revolución. Hay una gran expulsión: más de 1.600 becarios quedaron afuera del sistema del organismo y el sistema de evaluación es más obsceno”, dijo. Y agregó que muchos científicos se callan “porque tienen miedo”. “Hay una línea de silenciamiento”, acusó.
Entre los reclamos figuran también las “deplorables” condiciones de trabajo en negro: la falta de jubilaciones, licencias por maternidad y la falta de criterios en los sistemas de evaluación.
Eduardo Grüner, sociólogo y docente de la UBA, dijo: “Este es un caso testigo y desgraciado para que podamos poner sobre el tapete muchas irregularidades que se arrastran desde hace años como la falta de transparencia, el exceso de arbitrariedad y la escasez de criterios claros en los sistemas de evaluación, sin contar las condiciones de trabajo de los investigadores. Es gracioso escuchar que se critique el carácter militante de una persona, como si eso imposibilitara poder ser un investigador serio”.
Por su parte, un representante de ATE expresó que se trata de “una política clara e intencional”. “Seguimos teniendo la necesidad de que la víctima lleve adelante su propia defensa. Debemos buscar herramientas para enfrentar este tipo de políticas. Mañana los convocamos a protestar frente al CONICET para que esas políticas cambien. Los criterios de evaluación deben ser claros. No puede ser que quien reclama no pueda recursar, es una especie de castigo”.
Finalmente, Mariano Eloy Rodríguez (docente de la UBA) sentenció: “Hay muchos que nos van a apretar por quejarnos del hecho. Esto podría tener mayor trascendencia si algunos no temieran quemarse las manos. Algunas formas de evaluación son misteriosas porque nadie conoce a quiénes evalúan”.
Mañana, habrá una marcha frente al CONICET en la que docentes, científicos, investigadores, con el apoyo de agrupaciones como ATE Nacional, repudiarán la discriminación ideológica y política y exigirán “transparencia y criterio en el sistema de evaluaciones para el ingreso a la carrera de investigador científico y la inmediata anulación de la normativa que impide la postulación al ingreso de la carrera a quienes hayan presentado alguna queja ante la institución u otros organismos.
Según acusó hoy Harari en conferencia de prensa y con documentación en mano, defendió su tesis doctoral el 19 de marzo y el 23 presentó la defensa. No obstante, la comisión evaluadora dictaminó: “No ha completado su Doctorado ni informa otro título de Posgrado. Por tal razón, su formación de posgrado es insuficiente para desempeñarse en la CIC”. Es decir, no se lo reconoce como Doctor (condición indispensable para ingresar) y en el dictamen se reitera en tres ocasiones su condición de militante.
“Si bien éstos parten de un buen conocimiento de la literatura y exhiben trabajo de investigación con fuentes primarias, tienen un tono excesivamente polémico y militante ajeno a las reglas del arte”, señala el dictamen.
Por su parte, el ministro de Ciencia y Tecnología nacional,Lino Barañao, afirmó hoy en un comunicado que Fabián Harari, «no cumplió con los requisitos necesarios» para acceder al cargo en el CONICET. Y señaló que «el dictamen de la Comisión Asesora de investigaciones en Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, que evaluó el caso del Dr. Harari, determinó que el autor presenta 12 artículos en revistas sin referato externo de pares independientes, dos capítulos en libros compilados y tres libros como autor».
«Las publicaciones con referato externo independiente son fundamentales a la hora de evaluar el desempeño académico de los investigadores, por lo que la falta de este tipo de artículos en la presentación del historiador constituye una importante carencia y un incumplimiento de los requisitos necesarios para el ingreso», apuntó la cartera. El ministerio agregó que «los motivos expuestos demuestran la ausencia total de ‘discriminación’ o ‘persecución ideológica'» denunciadas por Harari.
Harari insiste en que se trata de un caso de explícita discriminación y persecución ideológica (por sus inclinaciones marxistas), en el marco de un proceso de expulsión de doctores del sistema y del cierre del acceso a la investigación. “No olvidemos que además ahora ningún investigador puede opinar en ningún medio sin el consentimiento del organismo, lo que demuestra el grado de arbitrariedad”, sostuvo.
A su vez, expresó: “Esto es grave. Se trata de un antecedente peligroso para la expulsión de científicos de acuerdo a criterios extra académicos como la militancia en mi caso, la nacionalidad, el género o la preferencia sexual. Esto marca una tendencia peligrosa para los investigadores y para todos los que no nos consideramos parte de la izquierda en Argentina”.
Lo mismo le ocurrió a Tamara Seiffer, el mismo año en la misma comisión. A ella, la comisión evaluadora –integrada por Ana María Mustapic y Carlos Hugo Acuña- no le consideró su doctorado concluido.
“Es llamativo que pase esto en la misma comisión y siendo yo también militante de Razón y Revolución. Hay una gran expulsión: más de 1.600 becarios quedaron afuera del sistema del organismo y el sistema de evaluación es más obsceno”, dijo. Y agregó que muchos científicos se callan “porque tienen miedo”. “Hay una línea de silenciamiento”, acusó.
Entre los reclamos figuran también las “deplorables” condiciones de trabajo en negro: la falta de jubilaciones, licencias por maternidad y la falta de criterios en los sistemas de evaluación.
Eduardo Grüner, sociólogo y docente de la UBA, dijo: “Este es un caso testigo y desgraciado para que podamos poner sobre el tapete muchas irregularidades que se arrastran desde hace años como la falta de transparencia, el exceso de arbitrariedad y la escasez de criterios claros en los sistemas de evaluación, sin contar las condiciones de trabajo de los investigadores. Es gracioso escuchar que se critique el carácter militante de una persona, como si eso imposibilitara poder ser un investigador serio”.
Por su parte, un representante de ATE expresó que se trata de “una política clara e intencional”. “Seguimos teniendo la necesidad de que la víctima lleve adelante su propia defensa. Debemos buscar herramientas para enfrentar este tipo de políticas. Mañana los convocamos a protestar frente al CONICET para que esas políticas cambien. Los criterios de evaluación deben ser claros. No puede ser que quien reclama no pueda recursar, es una especie de castigo”.
Finalmente, Mariano Eloy Rodríguez (docente de la UBA) sentenció: “Hay muchos que nos van a apretar por quejarnos del hecho. Esto podría tener mayor trascendencia si algunos no temieran quemarse las manos. Algunas formas de evaluación son misteriosas porque nadie conoce a quiénes evalúan”.
Mañana, habrá una marcha frente al CONICET en la que docentes, científicos, investigadores, con el apoyo de agrupaciones como ATE Nacional, repudiarán la discriminación ideológica y política y exigirán “transparencia y criterio en el sistema de evaluaciones para el ingreso a la carrera de investigador científico y la inmediata anulación de la normativa que impide la postulación al ingreso de la carrera a quienes hayan presentado alguna queja ante la institución u otros organismos.