En una causa por un asalto a mano armada en La Plata, un fiscal admitió como pruebas presentadas por la policía fotos obtenidas del muro privado de un adolescente sin autorización judicial.
Los rigurosos métodos de investigación de la Bonaerense superan no sólo los límites de la imaginación sino, mucho más, los de la legalidad. En un caso reciente, de fines de diciembre, en la 2ª de Berisso utilizaron imágenes de un adolescente supuestamente tomadas de Facebook para después iniciar una investigación sobre el sospechado de haber participado en un robo a mano armada. Los bonaerenses dejaron constancia en la causa de que las fotos fueron colectadas y entregadas por la víctima. Pero no aportaron prueba de que haya sido así. Palabra de Bonaerense. Ni de que sean fotos ciertas, ni de que hayan llegado a la causa de la manera en que dicen que llegaron. Para colmo, el muro de Facebook del sospechado no es de acceso público, con lo que tomar las fotos sin autorización es semejante a realizar un allanamiento sin orden judicial. Pese a todo, un fiscal del Fuero de Responsabilidad Juvenil las recibió como pruebas válidas. El defensor juvenil Julio Axat pidió la nulidad de lo actuado porque consideró que se había violado legislación internacional, jurisprudencia de la Corte, derechos del niño y un fallo judicial que prohíbe a la Bonaerense armar prontuarios fotográficos de adolescentes.
El caso surge de la presunta investigación por un robo a un local de la localidad de Berisso, ocurrido el 26 de noviembre pasado. En la Comisaría 2ª de Berisso, la dueña del local relató lo sucedido. La mujer dijo que entraron dos jóvenes, uno de ellos armado con un revólver y otro que quedó fuera de campana. Al que entró lo conocía, por lo que fue rápidamente identificado. Al otro, no. ¿Cómo llegó entonces el desconocido como sospechado al expediente? Supuestamente, la mujer entregó tres fotos obtenidas por su hijo, según figura en su denuncia escrita por los Bonaerenses. Para Axat el recorrido de las fotos se presta a suspicacias. Según el texto, el hijo las obtuvo en la red social Facebook con los datos del adolescente acusado. Para ello, tuvo que conocer previamente su nombre y apellido porque no hay manera lógica de llegar a él si no es buscándolo por sus datos. Y, supuestamente, después de encontrar el muro del buscado, entrar a él, para lo cual tuvo que contar con una clave o haber sido invitado como amigo, ya que es un muro cerrado, que no admite visitantes desconocidos. No son fotos públicas, argumenta Axat en su reclamo de nulidad presentado ante el juez de Garantías 2 del Fuero Juvenil, Fabián Cacivio.
La otra opción, bastante más sencilla a que un adolescente se meta en tareas de investigación que corresponde a un fiscal, es también la más habitual: que las fotos ya formaran parte del book de adolescentes de la 2ª de Berisso y que con cuentas pendientes con el joven decidieron meterlo en el expediente induciendo a la víctima a reconocerlo. Pasa muy frecuentemente aseguraron a este diario desde los pasillos del Ministerio Público bonaerense. Le muestran la foto de un pibe a la víctima, le dicen que fue él, le piden que firme y que no diga que se la mostraron o que diga (tal como en este caso) que la obtuvo el denunciante.
Para el caso de que no hubiera sido tal como sucede habitualmente, y que efectivamente el hijo de la comerciante asaltada hubiese tenido la capacidad de entrar al muro del desconocido, los de la 2ª de Berisso aceptaron las fotos sin chistar y así como llegaron las elevaron como evidencias al fiscal. En las filas fiscales puede ocurrir lo que muchas veces ocurre en las filas periodísticas, tomar la versión policial como cierta. Para el caso, el fiscal Juan Benavídez aceptó sin chistar lo que ya parece un chiste, la incorporación de fotografías obtenidas como un allanamiento sin orden judicial. Y, para colmo, proporcionadas por la Bonaerense que tiene vedada la participación en instantáneas de ningún tipo (ver aparte), precisamente porque inducen a priori a su reconocimiento.
Axat, que fue enterado de la gestación de las fotos de Facebook como pruebas después de que el fiscal recibiera el expediente, sostuvo en su reclamo de nulidad que el reconocimiento de fotos (aun extrajudicial) realizado por testigos vía Facebook y luego avalado por la policía sin más, es decir fuera de una audiencia con control judicial, abre un camino de suspicacias desde que difícilmente pueda saberse si fue inducido por personal policial o fue labor espontánea de los testigos que aportan tales elementos al expediente.
El personal policial continúa Axat en su reclamo debe remitir tales investigaciones a la Justicia, quien a todo evento deberá merituar la forma en la que ingresan las imágenes de menores de edad dentro del expediente, evitando en lo posible acciones invasivas como son las tareas de inteligencia.horaciolqt@yahoo.com.ar
Los rigurosos métodos de investigación de la Bonaerense superan no sólo los límites de la imaginación sino, mucho más, los de la legalidad. En un caso reciente, de fines de diciembre, en la 2ª de Berisso utilizaron imágenes de un adolescente supuestamente tomadas de Facebook para después iniciar una investigación sobre el sospechado de haber participado en un robo a mano armada. Los bonaerenses dejaron constancia en la causa de que las fotos fueron colectadas y entregadas por la víctima. Pero no aportaron prueba de que haya sido así. Palabra de Bonaerense. Ni de que sean fotos ciertas, ni de que hayan llegado a la causa de la manera en que dicen que llegaron. Para colmo, el muro de Facebook del sospechado no es de acceso público, con lo que tomar las fotos sin autorización es semejante a realizar un allanamiento sin orden judicial. Pese a todo, un fiscal del Fuero de Responsabilidad Juvenil las recibió como pruebas válidas. El defensor juvenil Julio Axat pidió la nulidad de lo actuado porque consideró que se había violado legislación internacional, jurisprudencia de la Corte, derechos del niño y un fallo judicial que prohíbe a la Bonaerense armar prontuarios fotográficos de adolescentes.
El caso surge de la presunta investigación por un robo a un local de la localidad de Berisso, ocurrido el 26 de noviembre pasado. En la Comisaría 2ª de Berisso, la dueña del local relató lo sucedido. La mujer dijo que entraron dos jóvenes, uno de ellos armado con un revólver y otro que quedó fuera de campana. Al que entró lo conocía, por lo que fue rápidamente identificado. Al otro, no. ¿Cómo llegó entonces el desconocido como sospechado al expediente? Supuestamente, la mujer entregó tres fotos obtenidas por su hijo, según figura en su denuncia escrita por los Bonaerenses. Para Axat el recorrido de las fotos se presta a suspicacias. Según el texto, el hijo las obtuvo en la red social Facebook con los datos del adolescente acusado. Para ello, tuvo que conocer previamente su nombre y apellido porque no hay manera lógica de llegar a él si no es buscándolo por sus datos. Y, supuestamente, después de encontrar el muro del buscado, entrar a él, para lo cual tuvo que contar con una clave o haber sido invitado como amigo, ya que es un muro cerrado, que no admite visitantes desconocidos. No son fotos públicas, argumenta Axat en su reclamo de nulidad presentado ante el juez de Garantías 2 del Fuero Juvenil, Fabián Cacivio.
La otra opción, bastante más sencilla a que un adolescente se meta en tareas de investigación que corresponde a un fiscal, es también la más habitual: que las fotos ya formaran parte del book de adolescentes de la 2ª de Berisso y que con cuentas pendientes con el joven decidieron meterlo en el expediente induciendo a la víctima a reconocerlo. Pasa muy frecuentemente aseguraron a este diario desde los pasillos del Ministerio Público bonaerense. Le muestran la foto de un pibe a la víctima, le dicen que fue él, le piden que firme y que no diga que se la mostraron o que diga (tal como en este caso) que la obtuvo el denunciante.
Para el caso de que no hubiera sido tal como sucede habitualmente, y que efectivamente el hijo de la comerciante asaltada hubiese tenido la capacidad de entrar al muro del desconocido, los de la 2ª de Berisso aceptaron las fotos sin chistar y así como llegaron las elevaron como evidencias al fiscal. En las filas fiscales puede ocurrir lo que muchas veces ocurre en las filas periodísticas, tomar la versión policial como cierta. Para el caso, el fiscal Juan Benavídez aceptó sin chistar lo que ya parece un chiste, la incorporación de fotografías obtenidas como un allanamiento sin orden judicial. Y, para colmo, proporcionadas por la Bonaerense que tiene vedada la participación en instantáneas de ningún tipo (ver aparte), precisamente porque inducen a priori a su reconocimiento.
Axat, que fue enterado de la gestación de las fotos de Facebook como pruebas después de que el fiscal recibiera el expediente, sostuvo en su reclamo de nulidad que el reconocimiento de fotos (aun extrajudicial) realizado por testigos vía Facebook y luego avalado por la policía sin más, es decir fuera de una audiencia con control judicial, abre un camino de suspicacias desde que difícilmente pueda saberse si fue inducido por personal policial o fue labor espontánea de los testigos que aportan tales elementos al expediente.
El personal policial continúa Axat en su reclamo debe remitir tales investigaciones a la Justicia, quien a todo evento deberá merituar la forma en la que ingresan las imágenes de menores de edad dentro del expediente, evitando en lo posible acciones invasivas como son las tareas de inteligencia.horaciolqt@yahoo.com.ar