Cerca de las diez de la noche del martes, Rubén, un vecino de Maipú al 900 de Bernal, guardó tranquilo su auto en el garage de su casa. Adrián Díaz (56), un comisario amigo del barrio, lo esperaba y custodiaba. Quince minutos más tarde, ese vecino se convertía en el último en ver con vida a ese policía de la Bonaerense : cuatro ladrones armados atacaron al oficial, aparentemente para asaltarlo, y él tomó el arma reglamentaria que guardaba dentro de su auto.
Pero los ladrones no le dieron mucho tiempo : aunque llegó a dispararles tres veces, los delincuentes le acertaron cuatro tiros (uno, en el corazón) . Quedó tendido en la calle y, cuando era trasladado al hospital, murió.
Díaz se convirtió en el cuarto policía asesinado en los últimos diez días en el conurbano . Los otros tres fueron agentes de la Federal, asesinados también en ocasión de robo en Lanús, Hurlingham y La Matanza en los últimos días.
Según los vecinos, la balacera que terminó con la vida de Díaz fue infernal y los peritos encontraron unos 14 casquillos de balas . “Lo acribillaron. No les importó nada. Era un hombre al que conocíamos, algunos, hace casi 20 años. Aparte de policía, era un amigo del barrio”, dijeron a Clarín varios vecinos que ayer estaban consternados con el crimen, que ocurrió mientras a tres cuadras se hacía una reunión con la Policía y el Foro de Seguridad por los robos en la zona (ver Un reclamo …).
Díaz vivía en San Francisco Solano, estaba casado, tenía dos hijos de 25 y 28 años. El mayor también es policía de la Bonaerense. Díaz tenía grado de comisario y había comenzado los trámites para jubilarse: le faltaban cuatro meses para retirarse. El subsecretario de Política Criminal de la Provincia, César Albarracín, confirmó ayer que tenía 32 años de servicio y un legajo “intachable” en la División Custodia y Traslado de Detenidos de Quilmes.
Los vecinos de Bernal, donde ocurrió todo, contaron que Díaz cuando estaba franco de servicio, colaboraba en la custodia de los vecinos que llegaban tarde de su trabajo o que salían temprano a llevar a sus hijos al colegio del barrio, ubicado a pocas cuadras de la estación de tren y de la Villa Itatí.
Ayer estaba en la zona cuando los delincuentes lo sorprendieron. Díaz acostumbraba a estar parado fuera de su automóvil Ford Focus gris, modelo 2000, a menudo tomando mate. El martes, mientras se jugaba el Boca-San Lorenzo y escuchaba el partido por la radio, vio que dos de los asaltantes venían caminando con armas en las manos . Fue entonces que se inclinó hacia adentro del auto para sacar el arma que guardaba entre los dos asientos delanteros. Al ver su reacción e identificarse, los ladrones empezaron a los tiros. Díaz respondió y se cree que hirió a uno de ellos. Pero los delincuentes, que eran más, le tiraron varias veces y cuatro impactos le pegaron en su cuerpo. Ayer todavía había un gran charco de sangre justo en la esquina de Maipú y Comandante Franco, a escasos metros de donde custodió al último vecino mientras guardaba su auto en el garage.
Los vecinos enseguida salieron a la calle. Llamaron al 911 y la ambulancia llevó al policía al hospital El Cruce de Florencio Varela, pero cuando llegó ya estaba muerto.
“Corrimos a ayudarlo con los vecinos.
Vimos cómo se ahogaba. No podíamos hacer nada . Yo le hablaba, pero no reaccionaba. Es doloroso para nosotros, que lo conocíamos hacía mucho y siempre era muy atento. Una gran persona que lo único que hacía era trabajar todo el día”, dijo a Clarín Nancy, otra vecina.
Uno de los delincuentes salió corriendo justo para el lado de la Sociedad de Fomento Boedo, donde el subcomisario de Bernal hacía una reunión con los foros de seguridad. Al darse el alerta, esos policías que estaban allí lograron detener al delincuente que corría .
Los otros escaparon en un Peugeot 505 blanco. Más tarde, según el jefe de la Policía Bonaerense, Hugo Matzkin, fueron detenidos.
Uno es un remisero de Wilde y el otro, un hombre que vive en Lomas de Zamora que fue arrestado ayer a la mañana. La Policía buscaba a un cuarto ladrón que hasta anoche estaba prófugo.
Según otras fuentes policiales, al remisero lo detuvieron cuando lavaba el auto en un presunto intento de borrar rastros de manchas de sangre . También en poder de uno de los ladrones se secuestró un arma y otra, una 9 milímetros, fue hallada descartada en el trayecto que hicieron cuando huían , a dos cuadras de la escena del crimen.
“La verdad es que no descartamos que, más allá de un intento de robo, hayan querido matar a Adrián, porque infinidades de veces (la última, hace una semana) evitó que nos robaran ”, dijo Miguel, vecino de Bernal.
Pero los ladrones no le dieron mucho tiempo : aunque llegó a dispararles tres veces, los delincuentes le acertaron cuatro tiros (uno, en el corazón) . Quedó tendido en la calle y, cuando era trasladado al hospital, murió.
Díaz se convirtió en el cuarto policía asesinado en los últimos diez días en el conurbano . Los otros tres fueron agentes de la Federal, asesinados también en ocasión de robo en Lanús, Hurlingham y La Matanza en los últimos días.
Según los vecinos, la balacera que terminó con la vida de Díaz fue infernal y los peritos encontraron unos 14 casquillos de balas . “Lo acribillaron. No les importó nada. Era un hombre al que conocíamos, algunos, hace casi 20 años. Aparte de policía, era un amigo del barrio”, dijeron a Clarín varios vecinos que ayer estaban consternados con el crimen, que ocurrió mientras a tres cuadras se hacía una reunión con la Policía y el Foro de Seguridad por los robos en la zona (ver Un reclamo …).
Díaz vivía en San Francisco Solano, estaba casado, tenía dos hijos de 25 y 28 años. El mayor también es policía de la Bonaerense. Díaz tenía grado de comisario y había comenzado los trámites para jubilarse: le faltaban cuatro meses para retirarse. El subsecretario de Política Criminal de la Provincia, César Albarracín, confirmó ayer que tenía 32 años de servicio y un legajo “intachable” en la División Custodia y Traslado de Detenidos de Quilmes.
Los vecinos de Bernal, donde ocurrió todo, contaron que Díaz cuando estaba franco de servicio, colaboraba en la custodia de los vecinos que llegaban tarde de su trabajo o que salían temprano a llevar a sus hijos al colegio del barrio, ubicado a pocas cuadras de la estación de tren y de la Villa Itatí.
Ayer estaba en la zona cuando los delincuentes lo sorprendieron. Díaz acostumbraba a estar parado fuera de su automóvil Ford Focus gris, modelo 2000, a menudo tomando mate. El martes, mientras se jugaba el Boca-San Lorenzo y escuchaba el partido por la radio, vio que dos de los asaltantes venían caminando con armas en las manos . Fue entonces que se inclinó hacia adentro del auto para sacar el arma que guardaba entre los dos asientos delanteros. Al ver su reacción e identificarse, los ladrones empezaron a los tiros. Díaz respondió y se cree que hirió a uno de ellos. Pero los delincuentes, que eran más, le tiraron varias veces y cuatro impactos le pegaron en su cuerpo. Ayer todavía había un gran charco de sangre justo en la esquina de Maipú y Comandante Franco, a escasos metros de donde custodió al último vecino mientras guardaba su auto en el garage.
Los vecinos enseguida salieron a la calle. Llamaron al 911 y la ambulancia llevó al policía al hospital El Cruce de Florencio Varela, pero cuando llegó ya estaba muerto.
“Corrimos a ayudarlo con los vecinos.
Vimos cómo se ahogaba. No podíamos hacer nada . Yo le hablaba, pero no reaccionaba. Es doloroso para nosotros, que lo conocíamos hacía mucho y siempre era muy atento. Una gran persona que lo único que hacía era trabajar todo el día”, dijo a Clarín Nancy, otra vecina.
Uno de los delincuentes salió corriendo justo para el lado de la Sociedad de Fomento Boedo, donde el subcomisario de Bernal hacía una reunión con los foros de seguridad. Al darse el alerta, esos policías que estaban allí lograron detener al delincuente que corría .
Los otros escaparon en un Peugeot 505 blanco. Más tarde, según el jefe de la Policía Bonaerense, Hugo Matzkin, fueron detenidos.
Uno es un remisero de Wilde y el otro, un hombre que vive en Lomas de Zamora que fue arrestado ayer a la mañana. La Policía buscaba a un cuarto ladrón que hasta anoche estaba prófugo.
Según otras fuentes policiales, al remisero lo detuvieron cuando lavaba el auto en un presunto intento de borrar rastros de manchas de sangre . También en poder de uno de los ladrones se secuestró un arma y otra, una 9 milímetros, fue hallada descartada en el trayecto que hicieron cuando huían , a dos cuadras de la escena del crimen.
“La verdad es que no descartamos que, más allá de un intento de robo, hayan querido matar a Adrián, porque infinidades de veces (la última, hace una semana) evitó que nos robaran ”, dijo Miguel, vecino de Bernal.