Una discusión en la que la sociedad se polarizó (y podríamos decir que también se fracturó) como hacía mucho tiempo no ocurría en la historia de nuestro país. Que reconfiguró el mapa dirigencial y de lealtades (y las discusiones acerca de la vida socio económica y política del país) y los modos en que transcurren, también.
Ni que hablar de lo que hace a lo institucional, habiendo ocurrido la primera votación de un vicepresidente en contra del gobierno al que pertenecía en la historia del universo, y totalmente atentatoria del sentido histórico con que fue imaginado el cargo.
Como se sabe, al dinero que se quería llevar la 125, finalmente, no se “lo dejaron”, pero, por razones conocidas, “se lo quedaron” lo mismo. Durante cuatro años de precios que, cuentan los que saben, han estado por fuera de lo que podría denominarse como “lo común”. Y que no han tenido correlato en el monto tributario correspondiente por derechos de exportación.
Sea como sea, y más allá de las dudas, inmensas, que genera la sequía de la que se quejan por estos días los dirigentes de las patronales sojeras (por esto de las fotos que datan de 2005 de vacas muertas que se trasladaron de La Pampa a Santa Fe y de allí a Buenos Aires), se impone repensar al empresariado y a sus modos de conducirse.
Empresariado y praxis del que estos parásitos delincuentes que viven de pedir subsidios al Estado en la mala y de patalearle cuando viene la buena a la política impositiva del mismo Estado de cuya mano comen bastante seguido, son ejemplo máximo. Y sin cuya asistencia, no son capaces siquiera de guarecerse a sí mismos. Como es el caso actual.
¿Qué han hecho, señores, con tanto dinero que ganan desde 2008 que ahora requieren ayuda estatal? De un Estado a cuyas arcas (y por ende, a su capacidad de actuar, también para “ayudarlos”, si hiciera falta tal cosa) se han encargado de torpedear, constantemente desde que tuvieron micrófonos y actores institucionales dispuestos a darles margen para que pisoteen cuanto rastro de institucionalidad republicana hay en el país.
No hablemos ya de aportar a la discusión por el futuro del mismo, que pasa, como ya dijéramos varias veces acá, por las decisiones de inversión.
A cada momento se reactualiza la necesidad de profundizar la discusión acerca del papel que uno espera juegue el Estado en materia de conducción de las variables y relaciones socioeconómicas que rodean a la sociedad a la que debe regular.
Por imperio de la Constitución Nacional, no porque yo lo digo, claro.
Las traiciones de los vicepresidentes son comunes en la historia… Perón, Fronizi, De la Rua, y Cristina son ejemplos de la misma. la pregunta sería… para qué tener un vicepresidente?
La sequía es tal como se la muestra, los animales no son el problema, que los medios pongan 3 fotos iguales no niega que hace 4 meses que no llueve, mirá las estadisticas. En esta epoca, el problema es el maíz que ya fue picado (procedimiento que se hace para abastecer de alimento a la hacienda en el invierno) y no los animales. como muestran las ingenuas fotos de los diarios.
Por otro lado, coincido con que los productores no deben pedir ayuda al Estado… propongo que, el financiamiento sea por parte de privados, es decir, desarrollar una estructura financiera capaz de sostener un desarrollo del productor chico y medio. Por ejemplo yo, que vivo en el interior y conozco varios pueblos y ciudades donde no existen estructuras formales de financiamiento salvo el Banco Nación y Provincia… cabe preguntarse por qué no hay bancos privados en las zonas más productivas del país.. es una observarción simple, pero que cuenta y siempre me llamo la atención.
Porque los bancos oficiales muchas veces terminan condonando la deuda cuando los muchachos del campo plantean que no tienen donde caerse muertos, mientras siguen cambiando de autos,comprando departamentos, fugando plata al exterior, viajando por europa y negreando a sus trabajadores.
Suscribo lo que dice Político, y agrego: que sea común, Ignacio, la traición de los vice, no implica que yo deba convalidar cada nueva de ellas que se produce. Abrazo.
Terriblemente caradura el autor del post.
Como se nota que en su vida trabajó, o tuvo que administrar siquiera un kiosquito.
Lo más notable es el contraste entre quienes son objeto de las críticas (el campo) y los argumentos, veamos:
En Argentina hay muchísimos empresarios que viven de la asistencia estatal, se llaman «industriales» (no el «campo») están por todos lados, incluso en la inverosímil Tierra del Fuego.
¿Sabían que una persona cualquiera no puede libremente ir a Tierra del Fuego y abrir una «fabrica»?
No, ese es un priviligio para pocos (los que tienen licencia).
Otro tanto podemos decir de los empresarios textiles que emplean mano de obra esclava, que encima traen ilegalmente de Bolivia. Muy raro.
Muchachos: no hay forma de que critiquen al campo sin caer en aberrantes contradicciones, mejor recen para que llueva, de lo contrario las horas del gobierno están contadas.
¿el gobierno trae los esclavos inmigrantes de los textiles?
¿sabían que no cualquiera puede extraer petroleo sin una licencia, o poner una represa?
no es serio tu comentario.
¿como la esposa del que vos votas?
Diego tu comentario carece de entidad desde que para argumentar necesitaste atacarme a mí. Típico del que carece de soporte, personalizar.
A mucha gente le parece que los abogados van mucho más con la figura de «parásito delincuente» que cualquier persona que se dedique a producir algo, sea un tornillo o una plantita. Eso si pensamos con prejuicios, que es una forma inferior de pensamiento. Si usamos un poco más el balero, no regalaremos esos insultos a ningún colectivo.
Los productores tienen todo el derecho de peticionar ayuda cuando las condiciones son adversas. Sobre todo porque el estado se queda con el 35% de lo que producen, antes de los demás impuestos que pagan los otros empresarios. Con una partecita de esa exacción discriminatoria se podría contratar el 50% de un seguro con una buena reaseguradora internacional.
Esa sería una forma de que el estado no solo sea socio en las ganancias, sino que también pusiera algo para bien de lo que lo sostiene económicamente.
¿Sabe que, Mariano? Yo no tengo nada que temer de la ley penal tributaria, pero sospecho que Ud sí.
Ni un poquito.
mariano t sigue sin comprender algo fundamental: los «impuestos» no son de los «productores». SON DEL ESTADADO.
y es el estado quien decide cuánto se retiene por derechos de exportación. si solamente quieren pagar los impuestos de «los demás empresarios», que no exporten más entonces, así se evitan las retenciones.
Hay que ser medio ignorante pare no entender lo que esta detrás de las exportaciones argentinas de alimentos.
Con 7 u 8 millones de ha sembradas se abastece el mercado interno. El resto(24 millones) o se usan para exportar o se abandonan, no hay otra opción. O sea que para la mayoría la opción es o exportar o echarle a llave a la tranquera e irse a Buenos Aires. Por eso pueden recaudar retenciones. Si hubiera otras opciones mejores la recaudación sería 0.
Por otro lado, es verdad que el parlamento tiene esa decisión. Sigue siebdo un impuesto discriminatorio, como un impuesto a los judíos. la inteligencia del gobierno sería ayudar al que cae en las malas para que se levante más rápido y así cobrar más.
por eso, dos opciones, productores: o tiran el excedente o lo exportan, ganando muy buena guita en dólares y dejando en caja el % que el estado define.
En algun momento el estado no se va a llevar injustamente ese excedente, y no habrá más dicriminación impositiva.
Mientras las haya, esta muy bien pedir, pedir, protestar y protestar que devuelvan algo de lo que se llevan. Aunque sea con ayuda en la seca, con caminos, ferrocarriles o lo que sea.
Seguro Mariano, cuando sean gobierno se la van a llevar toda. Pero para eso van a tener que dar un golpe exitoso o ganar elecciones y por ahora no la han logrado.
sigue sin entender que los impuestos y las retenciones no son de él, sino del estado. la ureza de los camper, como podemos ver.
Yo siempre estuve de acuerdo con cobrar retenciones a las exportaciones y cobrar tarifas a las importaciones, utilizando una tabla que represente la «extraordinariedad» de la competitividad de cada actividad, es una forma de tener un tipo de cambio diferenciado para favorecer al pleno empleo (uno de los dos fines de la politica economica) sin tener que convivir con mercados de cambio paralelos y controlados.
Las retenciones moviles (dependientes del precio internacional) eran una buena idea incluso para los camperos, solo debieron incluir en la tablita algun componente que se relacionara con los rindes o las lluvias y obviamente la inflacion local.