De los pocos diputados de origen sindical que incluye la bancada del FpV, no todos están alineados con la postura del secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Sólo dos legisladores se diferenciaron cuando se votó el nuevo Estatuto del Peón Rural.
El distanciamiento de la CGT con el Gobierno no promete hacer mella al oficialismo en el Congreso. Ni siquiera todos los diputados de origen sindical entre los pocos que el kirchnerismo llevó en sus boletas electorales están alineados con los reclamos gremiales y políticos de Hugo Moyano, el líder de la central obrera. Incluso el primer acto de rebeldía de los moyanistas dentro del bloque de diputados del Frente para la Victoria, cuando se negaron a respaldar el nuevo régimen laboral para los trabajadores rurales, mostró su propia debilidad: sólo el hijo del camionero, Facundo Moyano, y el canillita Omar Plaini se plegaron a la movida que los ubicó en la misma vereda que el duhaldismo. Cuestiones de salud, en cambio, eximieron de esa prueba a Héctor Recalde en la encrucijada entre su fidelidad a Moyano y la embestida de algunos gremios contra la conducción de su hijo Mariano en Aerolíneas; pero se prevé que el abogado laboralista de la CGT insistirá este año con su proyecto de reparto de las ganancias empresarias entre los trabajadores, pese a la negativa de la Presidenta.
De vacaciones, en convalecencia o sumergidos en la interna sindical que amenaza con terminar con la conducción del camionero al frente de la CGT, los diputados moyanistas esquivaron inmiscuirse directamente en las disputas de la central sindical con el Gobierno, al menos durante el receso parlamentario. Tampoco la correlación de fuerzas en el Congreso favorece la pelea que puedan dar los escasos moyanistas.
No son muchos los dirigentes gremiales que ocupan bancas en el Congreso. Tampoco los moyanistas son mayoría entre ellos y la primera escaramuza dentro del bloque oficialista los mostró en soledad. El dirigente del sindicato de Peajes, Facundo Moyano, y el de los canillitas, Omar Plaini, se negaron a firmar el dictamen de mayoría que avaló el proyecto del Ejecutivo que mejoraba las condiciones laborales y jubilatorias de los trabajadores rurales, y que le quitaba el manejo del ex Renatre al pope del gremio de los peones, el duhaldista Gerónimo Momo Venegas. El mismo al que Hugo Moyano defendió cuando la Justicia lo detuvo en medio de la investigación por la llamada mafia de los medicamentos, cuya causa también llevó tras las rejas al dirigente bancario Juan José Zanola.
Recalde se hizo presente en aquel plenario de comisiones preside la de Legislación del Trabajo que trató el dictamen del proyecto, pero se excusó de quedarse por recomendación médica, ya que recién se reponía de una intervención quirúrgica y así esquivó exponerse a la hora de firmar o no el proyecto del Ejecutivo. Entonces, la CGT reivindicó la actitud de sus legisladores. Felicitaciones a los diputados Recalde, Moyano y Plaini. En un gobierno nacional y popular no se debe legislar contra los trabajadores sino todo lo contrario, señaló el secretario de Derechos Humanos de la central sindical, Julio Piumato.
Los diputados Moyano y Plaini dejaron el recinto el 15 de diciembre en medio de la maratónicas sesiones extraordinarias donde la Cámara baja intentaba aprobar los proyectos del gobierno para asistir al acto que Hugo Moyano realizó en la cancha de Huracán por el día de su gremio. Allí, el secretario general de la CGT oficializó sus diferencias con el kirchnerismo, cuestionó al gobierno y renunció a sus cargos en el PJ. Como muestra de rebeldía, ni Moyano hijo ni Plaini regresaron al Congreso, donde esa madrugada el oficialismo apuró el tratamiento de distintos proyectos. Ambos figuraron como ausentes a la hora de votar el nuevo estatuto de los peones rurales.
Tampoco estuvo Recalde, por licencia. Aunque el abogado laboralista de la CGT siguió por TV el discurso de Moyano en Huracán, donde pudo verlo rodeado por sus seguidores más fieles y también, en un lugar destacado, por el duhaldista Ricardo Cirielli. Desde el gremio de los técnicos aeronáuticos, Cirielli es uno de los más duros cuestionadores de la gestión de Mariano Recalde encolumnado con La Cámpora en Aerolíneas Argentinas. Las dudas de Héctor Recalde lo desacomodaron ante el pope cegetista, su jefe político durante años. Cerca de Recalde afirman que el abogado insistirá de todas maneras y desde la comisión que preside con su proyecto de reparto de ganancias empresarias entre los trabajadores, aun sabiendo que la propia Cristina Fernández le quitó apoyo a esa propuesta y bregó porque esa clase de acuerdos se realice por empresas. No obstante, en el entorno de Recalde nadie arriesga cuál será su alineamiento político cuando regrese de vacaciones.
Desde la bancada K de Diputados, en tanto, le bajaron el precio a la rebeldía de los moyanistas. Fueron los únicos en el bloque que se opusieron a un proyecto que en el Senado sólo tuvo el voto en contra de (Carlos) Menem, afirmó a Página/12 uno de los estrategas kichneristas en la Cámara baja, para dimensionar la soledad de los rebeldes. Y con la certeza de que cualquier embestida moyanista contra el Gobierno no repercutirá en el Congreso, más allá de sumar simpatías y alguna adhesión entre los diputados del peronismo disidente.
El distanciamiento de la CGT con el Gobierno no promete hacer mella al oficialismo en el Congreso. Ni siquiera todos los diputados de origen sindical entre los pocos que el kirchnerismo llevó en sus boletas electorales están alineados con los reclamos gremiales y políticos de Hugo Moyano, el líder de la central obrera. Incluso el primer acto de rebeldía de los moyanistas dentro del bloque de diputados del Frente para la Victoria, cuando se negaron a respaldar el nuevo régimen laboral para los trabajadores rurales, mostró su propia debilidad: sólo el hijo del camionero, Facundo Moyano, y el canillita Omar Plaini se plegaron a la movida que los ubicó en la misma vereda que el duhaldismo. Cuestiones de salud, en cambio, eximieron de esa prueba a Héctor Recalde en la encrucijada entre su fidelidad a Moyano y la embestida de algunos gremios contra la conducción de su hijo Mariano en Aerolíneas; pero se prevé que el abogado laboralista de la CGT insistirá este año con su proyecto de reparto de las ganancias empresarias entre los trabajadores, pese a la negativa de la Presidenta.
De vacaciones, en convalecencia o sumergidos en la interna sindical que amenaza con terminar con la conducción del camionero al frente de la CGT, los diputados moyanistas esquivaron inmiscuirse directamente en las disputas de la central sindical con el Gobierno, al menos durante el receso parlamentario. Tampoco la correlación de fuerzas en el Congreso favorece la pelea que puedan dar los escasos moyanistas.
No son muchos los dirigentes gremiales que ocupan bancas en el Congreso. Tampoco los moyanistas son mayoría entre ellos y la primera escaramuza dentro del bloque oficialista los mostró en soledad. El dirigente del sindicato de Peajes, Facundo Moyano, y el de los canillitas, Omar Plaini, se negaron a firmar el dictamen de mayoría que avaló el proyecto del Ejecutivo que mejoraba las condiciones laborales y jubilatorias de los trabajadores rurales, y que le quitaba el manejo del ex Renatre al pope del gremio de los peones, el duhaldista Gerónimo Momo Venegas. El mismo al que Hugo Moyano defendió cuando la Justicia lo detuvo en medio de la investigación por la llamada mafia de los medicamentos, cuya causa también llevó tras las rejas al dirigente bancario Juan José Zanola.
Recalde se hizo presente en aquel plenario de comisiones preside la de Legislación del Trabajo que trató el dictamen del proyecto, pero se excusó de quedarse por recomendación médica, ya que recién se reponía de una intervención quirúrgica y así esquivó exponerse a la hora de firmar o no el proyecto del Ejecutivo. Entonces, la CGT reivindicó la actitud de sus legisladores. Felicitaciones a los diputados Recalde, Moyano y Plaini. En un gobierno nacional y popular no se debe legislar contra los trabajadores sino todo lo contrario, señaló el secretario de Derechos Humanos de la central sindical, Julio Piumato.
Los diputados Moyano y Plaini dejaron el recinto el 15 de diciembre en medio de la maratónicas sesiones extraordinarias donde la Cámara baja intentaba aprobar los proyectos del gobierno para asistir al acto que Hugo Moyano realizó en la cancha de Huracán por el día de su gremio. Allí, el secretario general de la CGT oficializó sus diferencias con el kirchnerismo, cuestionó al gobierno y renunció a sus cargos en el PJ. Como muestra de rebeldía, ni Moyano hijo ni Plaini regresaron al Congreso, donde esa madrugada el oficialismo apuró el tratamiento de distintos proyectos. Ambos figuraron como ausentes a la hora de votar el nuevo estatuto de los peones rurales.
Tampoco estuvo Recalde, por licencia. Aunque el abogado laboralista de la CGT siguió por TV el discurso de Moyano en Huracán, donde pudo verlo rodeado por sus seguidores más fieles y también, en un lugar destacado, por el duhaldista Ricardo Cirielli. Desde el gremio de los técnicos aeronáuticos, Cirielli es uno de los más duros cuestionadores de la gestión de Mariano Recalde encolumnado con La Cámpora en Aerolíneas Argentinas. Las dudas de Héctor Recalde lo desacomodaron ante el pope cegetista, su jefe político durante años. Cerca de Recalde afirman que el abogado insistirá de todas maneras y desde la comisión que preside con su proyecto de reparto de ganancias empresarias entre los trabajadores, aun sabiendo que la propia Cristina Fernández le quitó apoyo a esa propuesta y bregó porque esa clase de acuerdos se realice por empresas. No obstante, en el entorno de Recalde nadie arriesga cuál será su alineamiento político cuando regrese de vacaciones.
Desde la bancada K de Diputados, en tanto, le bajaron el precio a la rebeldía de los moyanistas. Fueron los únicos en el bloque que se opusieron a un proyecto que en el Senado sólo tuvo el voto en contra de (Carlos) Menem, afirmó a Página/12 uno de los estrategas kichneristas en la Cámara baja, para dimensionar la soledad de los rebeldes. Y con la certeza de que cualquier embestida moyanista contra el Gobierno no repercutirá en el Congreso, más allá de sumar simpatías y alguna adhesión entre los diputados del peronismo disidente.