El jefe de la misión del FMI encargado de controlar los ajustes presupuestarios de Grecia, Poul Thomsen, reconoció errores en la gestión del asunto y abogó por impulsar las reformas y no tanto el ahorro fiscal.
«La adaptación presupuestaria se basó de forma exagerada en los aumentos de impuestos; deberíamos habernos centrado más en la limitación de los gastos», afirmó Thomsen, interrogado sobre los posibles errores del Fondo Monetario Internacional.
«Aunque deben hacerse aún muchas cosas, Grecia ha avanzado mucho», añadió. Además, se reconoció «inquieto» ante el agravamiento de la recesión provocada por las medidas de rigor, que incluyen recortes del gasto público, recortes salariales y alzas de impuestos.
«Tenemos que ralentizar un poco el ritmo del saneamiento presupuestario y avanzar más rápido en la aplicación de las reformas», aseveró.
Más reformas y una reducción más lenta del déficit sería un cambio de política comparable al primer rescate del país por 110.000 millones de euros, que dependía fuertemente de los aumentos tributarios y menos en los recortes de gastos.
«Grecia claramente debe seguir reduciendo su déficit presupuestario, pero el apoyo político y de la sociedad tienen su límite y nos gustaría asegurarnos de que lleguemos al equilibrio adecuado entre ajuste fiscal y reformas», sostuvo Thomsen.
Grecia no ha logrado cumplir sus metas de déficit. Su brecha presupuestaria se habría encogido levemente el año pasado a un 9,6% del PIB desde el 10,6% del 2010.
Podría haber necesidad de bajar el salario mínimo y cortar los bonos de festividades para que las empresas griegas sean más competitivas, dijo Thomsen. Grecia también podría tener que despedir a funcionarios públicos, afirmó, agregando que la mayor parte de los ahorros en la nómina de pagos del sector público vendrá de las jubilaciones.
«Necesitamos seguridad de que quien quiera que esté en el poder tras las elecciones y quiera razonablemente hacer algunos cambios en la política económica, esté en línea con las metas y el marco de trabajo básico del acuerdo», dijo Thomsen a la publicación.
Los bancos griegos no deberían ser nacionalizados en los esfuerzos por recapitalizarlos. «No queremos que el Estado administre bancos», dijo.
«La adaptación presupuestaria se basó de forma exagerada en los aumentos de impuestos; deberíamos habernos centrado más en la limitación de los gastos», afirmó Thomsen, interrogado sobre los posibles errores del Fondo Monetario Internacional.
«Aunque deben hacerse aún muchas cosas, Grecia ha avanzado mucho», añadió. Además, se reconoció «inquieto» ante el agravamiento de la recesión provocada por las medidas de rigor, que incluyen recortes del gasto público, recortes salariales y alzas de impuestos.
«Tenemos que ralentizar un poco el ritmo del saneamiento presupuestario y avanzar más rápido en la aplicación de las reformas», aseveró.
Más reformas y una reducción más lenta del déficit sería un cambio de política comparable al primer rescate del país por 110.000 millones de euros, que dependía fuertemente de los aumentos tributarios y menos en los recortes de gastos.
«Grecia claramente debe seguir reduciendo su déficit presupuestario, pero el apoyo político y de la sociedad tienen su límite y nos gustaría asegurarnos de que lleguemos al equilibrio adecuado entre ajuste fiscal y reformas», sostuvo Thomsen.
Grecia no ha logrado cumplir sus metas de déficit. Su brecha presupuestaria se habría encogido levemente el año pasado a un 9,6% del PIB desde el 10,6% del 2010.
Podría haber necesidad de bajar el salario mínimo y cortar los bonos de festividades para que las empresas griegas sean más competitivas, dijo Thomsen. Grecia también podría tener que despedir a funcionarios públicos, afirmó, agregando que la mayor parte de los ahorros en la nómina de pagos del sector público vendrá de las jubilaciones.
«Necesitamos seguridad de que quien quiera que esté en el poder tras las elecciones y quiera razonablemente hacer algunos cambios en la política económica, esté en línea con las metas y el marco de trabajo básico del acuerdo», dijo Thomsen a la publicación.
Los bancos griegos no deberían ser nacionalizados en los esfuerzos por recapitalizarlos. «No queremos que el Estado administre bancos», dijo.