Sociedad
Tragedia de Once: TBA utilizó subsidios para comprar dólares y operaciones financieras
Recibe fondos públicos para financiar las líneas Sarmiento y Mitre
Es el tercer accidente ferroviario en la historia del país. Un tren chocó porque no pudo frenar
Por Alejandro Bercovich
La empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), del grupo Cirigliano, embolsó 106,3 millones de pesos en subsidios del Estado nacional sólo durante el último bimestre para mantener operativos los servicios de las líneas Sarmiento y Mitre. Según los últimos datos del Ministerio de Planificación, todos los ferrocarriles metropolitanos insumieron $291 millones durante enero, a razón de casi 10 millones por día. La Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) estimó que en los primeros nueve meses del año pasado, el incremento en las subvenciones fue del 47%. Además, según revelaron a BAE fuentes del mercado, TBA usó parte de esos fondos públicos para comprar dólares y para colocaciones financieras que incrementaron sus ganancias.
El siniestro de ayer en la estación de Once volvió a poner la lupa sobre el esquema de administración de los trenes de Capital y el Gran Buenos Aires, que se mantiene vigente desde las privatizaciones de los ’90, con los subsidios que agregó el kirchnerismo para evitar que la suba de los sueldos de los ferroviarios se trasladase al boleto. Esos subsidios, como ocurre con los colectivos, se pagaron sin los controles que dispone la ley sobre las frecuencias y las inversiones de las concesionarias, gracias a la vigencia de la “emergencia ferroviaria” desde 2002.
En 2008, la Auditoría General de la Nación (AGN) alertó sobre los incumplimientos del plan de inversiones de TBA y hasta informó sobre deficiencias en los frenos de sus formaciones. De acuerdo con un reporte del ente de contralor que difundió ayer al ONG Poder Ciudadano, las deficiencias más frecuentes en los trenes de Cirigliano al Oeste eran en aquel momento los “frenos de mano inoperantes” y la “zapata de freno fuera de rodadura”.
Los datos de Planificación reflejan que en diciembre, pese a todas las denuncias, TBA recibió $29,4 millones del fisco. Y en enero, $76,9 millones, sólo a través del Sistema Integrado Ferroviario (SIFER). La UGOFE, que opera la línea Roca y donde también participa Cirigliano, embolsó otros 66 millones.
Las concesionarias de trenes no sólo recibieron casi sin controles los subsidios que pidieron durante los últimos años, sino que engrosaron además sus ganancias mediante la aplicación de esos fondos a una suerte de “bicicleta financiera”. Fuentes del sistema bancario explicaron a BAE que la división financiera de Cirigliano, Favicor, cobra los subsidios del Estado y los deposita habitualmente en Fondos Comunes de Inversión (FCI) de varios bancos privados, con la excusa de salvaguardarlos de la inflación. En la medida en que necesita el dinero luego lo retira, pero tras cobrar los intereses por la “inversión”.
Tragedia de Once: TBA utilizó subsidios para comprar dólares y operaciones financieras
Recibe fondos públicos para financiar las líneas Sarmiento y Mitre
Es el tercer accidente ferroviario en la historia del país. Un tren chocó porque no pudo frenar
Por Alejandro Bercovich
La empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), del grupo Cirigliano, embolsó 106,3 millones de pesos en subsidios del Estado nacional sólo durante el último bimestre para mantener operativos los servicios de las líneas Sarmiento y Mitre. Según los últimos datos del Ministerio de Planificación, todos los ferrocarriles metropolitanos insumieron $291 millones durante enero, a razón de casi 10 millones por día. La Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) estimó que en los primeros nueve meses del año pasado, el incremento en las subvenciones fue del 47%. Además, según revelaron a BAE fuentes del mercado, TBA usó parte de esos fondos públicos para comprar dólares y para colocaciones financieras que incrementaron sus ganancias.
El siniestro de ayer en la estación de Once volvió a poner la lupa sobre el esquema de administración de los trenes de Capital y el Gran Buenos Aires, que se mantiene vigente desde las privatizaciones de los ’90, con los subsidios que agregó el kirchnerismo para evitar que la suba de los sueldos de los ferroviarios se trasladase al boleto. Esos subsidios, como ocurre con los colectivos, se pagaron sin los controles que dispone la ley sobre las frecuencias y las inversiones de las concesionarias, gracias a la vigencia de la “emergencia ferroviaria” desde 2002.
En 2008, la Auditoría General de la Nación (AGN) alertó sobre los incumplimientos del plan de inversiones de TBA y hasta informó sobre deficiencias en los frenos de sus formaciones. De acuerdo con un reporte del ente de contralor que difundió ayer al ONG Poder Ciudadano, las deficiencias más frecuentes en los trenes de Cirigliano al Oeste eran en aquel momento los “frenos de mano inoperantes” y la “zapata de freno fuera de rodadura”.
Los datos de Planificación reflejan que en diciembre, pese a todas las denuncias, TBA recibió $29,4 millones del fisco. Y en enero, $76,9 millones, sólo a través del Sistema Integrado Ferroviario (SIFER). La UGOFE, que opera la línea Roca y donde también participa Cirigliano, embolsó otros 66 millones.
Las concesionarias de trenes no sólo recibieron casi sin controles los subsidios que pidieron durante los últimos años, sino que engrosaron además sus ganancias mediante la aplicación de esos fondos a una suerte de “bicicleta financiera”. Fuentes del sistema bancario explicaron a BAE que la división financiera de Cirigliano, Favicor, cobra los subsidios del Estado y los deposita habitualmente en Fondos Comunes de Inversión (FCI) de varios bancos privados, con la excusa de salvaguardarlos de la inflación. En la medida en que necesita el dinero luego lo retira, pero tras cobrar los intereses por la “inversión”.