Llegado a Diputados en diciembre último, Roberto Feletti destacó la presencia de Mercedes Marcó del Pont ayer en la Cámara Baja y fustigó a los defensores del monetarismo.
–¿Qué evaluación hace del debate al que dio lugar la exposición de Mercedes Marcó del Pont en el plenario de las tres comisiones?
–Lo primero a destacar es el hecho republicano de que la presidenta del Banco Central haya estado más de cuatro horas exponiendo detalladamente sobre la totalidad del proyecto de ley, contestando puntualmente todas las preguntas formuladas por todos los diputados, mayoritariamente de la oposición. Si vamos al tema de fondo del debate, la presidenta del Banco Central fue clara cuando expuso la confrontación de paradigmas en política monetaria: estamos saliendo de muchos años de enfoque monetario de la balanza de pagos, de la tesis de Milton Friedman y su monetarismo, para ir a un país que, lentamente, recupera su soberanía monetaria y recupera su capacidad de tener moneda. Con la solvencia macroeconómica que tiene el país volvemos a tener una moneda representantiva de los bienes argentinos y la posibilidad de corregir las fallas del mercado en la asignación de crédito.
–Una de las críticas más repetidas de los legisladores de la oposición fue la supuesta discrecionalidad que le otorgaría el proyecto a las autoridades del Banco Central. ¿Es válido el cuestionamiento?
–No hay discrecionalidad, no puede haberla. Lo que sí hay es el objetivo de acabar definitivamente con el corset que suponía que no pueda haber emisión monetaria si no estaba asociada al nivel de reservas. Frente a esta locura que se vio durante muchos años, acerca de que si no hay un dólar no puede haber un peso porque sino todo peso va a precios, lo que se plantea acá concretamente es que va a haber una política monetaria que va a regular las necesidades de medios de pago conforme al nivel de actividad interna. Por otro lado, va a haber prudencia y regulaciones en el manejo del conjunto de las acciones vinculadas con la asignación del crédito, la orientación del precio del crédito y la visión del uso de las reservas. Pero de ningún modo puede haber discrecionalidad del directorio.
–¿Persiste entre los legisladores el debate ideológico entre pagar vencimientos con reservas o salir al mercado financiero a tomar deuda?
–Hay un debate que es no hacerse cargo de lo que ocurrió entre 1991 y 2001, durante la vigencia de esta ley. El nuestro era un país sobreendeudado. Muchas veces escucho a los liberales conservadores que hablan de fiesta o despilfarro. Fiesta fue sobreendeudar al país, vender todos sus activos públicos y terminar luego en un crack. Volver a un ciclo de endeudamiento en un mundo turbulento y complejo, donde muchos países están reestructurando deudas mucho más voluminosas que lo que le ocurrió a la Argentina, es cuanto menos desandar un camino que en los hechos concretos, en la medida que Argentina no accedió a los mercados de capitales, creció. Y cuando correlacionamos a Argentina yendo a los mercados de capitales el resultado es un país que se endeuda y retrocede. Entonces, esto me parece que es fundamental. La concepción de trabajar en esta etapa con sólo la cuenta corriente del balance de pagos lo que está definiendo es la forma en la cual Argentina es autónoma y soberana respecto a un mundo que es turbulento. Y se pueden tomar decisiones de subordinación de la economía a la política. <
–¿Qué evaluación hace del debate al que dio lugar la exposición de Mercedes Marcó del Pont en el plenario de las tres comisiones?
–Lo primero a destacar es el hecho republicano de que la presidenta del Banco Central haya estado más de cuatro horas exponiendo detalladamente sobre la totalidad del proyecto de ley, contestando puntualmente todas las preguntas formuladas por todos los diputados, mayoritariamente de la oposición. Si vamos al tema de fondo del debate, la presidenta del Banco Central fue clara cuando expuso la confrontación de paradigmas en política monetaria: estamos saliendo de muchos años de enfoque monetario de la balanza de pagos, de la tesis de Milton Friedman y su monetarismo, para ir a un país que, lentamente, recupera su soberanía monetaria y recupera su capacidad de tener moneda. Con la solvencia macroeconómica que tiene el país volvemos a tener una moneda representantiva de los bienes argentinos y la posibilidad de corregir las fallas del mercado en la asignación de crédito.
–Una de las críticas más repetidas de los legisladores de la oposición fue la supuesta discrecionalidad que le otorgaría el proyecto a las autoridades del Banco Central. ¿Es válido el cuestionamiento?
–No hay discrecionalidad, no puede haberla. Lo que sí hay es el objetivo de acabar definitivamente con el corset que suponía que no pueda haber emisión monetaria si no estaba asociada al nivel de reservas. Frente a esta locura que se vio durante muchos años, acerca de que si no hay un dólar no puede haber un peso porque sino todo peso va a precios, lo que se plantea acá concretamente es que va a haber una política monetaria que va a regular las necesidades de medios de pago conforme al nivel de actividad interna. Por otro lado, va a haber prudencia y regulaciones en el manejo del conjunto de las acciones vinculadas con la asignación del crédito, la orientación del precio del crédito y la visión del uso de las reservas. Pero de ningún modo puede haber discrecionalidad del directorio.
–¿Persiste entre los legisladores el debate ideológico entre pagar vencimientos con reservas o salir al mercado financiero a tomar deuda?
–Hay un debate que es no hacerse cargo de lo que ocurrió entre 1991 y 2001, durante la vigencia de esta ley. El nuestro era un país sobreendeudado. Muchas veces escucho a los liberales conservadores que hablan de fiesta o despilfarro. Fiesta fue sobreendeudar al país, vender todos sus activos públicos y terminar luego en un crack. Volver a un ciclo de endeudamiento en un mundo turbulento y complejo, donde muchos países están reestructurando deudas mucho más voluminosas que lo que le ocurrió a la Argentina, es cuanto menos desandar un camino que en los hechos concretos, en la medida que Argentina no accedió a los mercados de capitales, creció. Y cuando correlacionamos a Argentina yendo a los mercados de capitales el resultado es un país que se endeuda y retrocede. Entonces, esto me parece que es fundamental. La concepción de trabajar en esta etapa con sólo la cuenta corriente del balance de pagos lo que está definiendo es la forma en la cual Argentina es autónoma y soberana respecto a un mundo que es turbulento. Y se pueden tomar decisiones de subordinación de la economía a la política. <