La Justicia ya investiga la intervención oficial de Amado Boudou mediante la cual favoreció económicamente a la ex Ciccone Calcográfica, dirigida por el ex monotributista Alejandro Vandenbroele, conocido y abogado de su socio, José María Núñez Carmona.
El fiscal federal Carlos Rívolo, quien encabeza la pesquisa sobre el “caso Ciccone”, estudia desde hace pocas horas un documento que Clarín publicó en su edición de ayer: el escrito muestra que Boudou, siendo ministro, tomó una decisión gubernamental que permitió a la nueva conducción de la ex Ciccone continuar con su aventura comercial.
La nota de Boudou sobre Ciccone estaba incluida en el expediente de la AFIP referido a la quiebra de Ciccone Calcográfica, pero desde hace poco tiempo es parte de la causa que busca determinar si Boudou cometió los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y lavado de dinero.
El escrito está fechado el 8 de noviembre del 2010. Se trata del documento del Ministerio de Economía número 154/10 que está incluido en el expediente 1-2577899-2010 de la AFIP. Por ese entonces, Vandenbroele acababa de lograr que la AFIP levantase la quiebra que pesaba sobre la ex Ciccone, una acción que terminó por facilitarle el acceso a esa imprenta , la única de todo el país que es capaz de imprimir billetes.
El miércoles Boudou había dicho de manera enfática en Página/12, Ámbito Financiero, C5N y en entrevistas con el periodista Jorge Rial y el relator Víctor Hugo Morales que no había influido ni había tenido “participación directa ” en el rescate de la ex Ciccone. A última hora de la noche de ese día modificó ese discurso y debió admitir que en realidad sí había tenido una intervención en esta cuestión. Lo mismo debió repetir ayer, el programa oficialista 678.
Esas contradicciones, y el documento firmado por Boudou que demuestra lo contrario a lo que había dicho con tanta seguridad, está ahora bajo análisis de Rívolo.
Ocurre que en el 2010, año en el que Boudou firmó el escrito que favoreció a Ciccone, Vandenbroele –director de la imprenta– ya trabajaba con el socio del vice, Núñez Carmona. Diversas fuentes afirman que por ese entonces Núñez Carmona invocó el nombre de Boudou frente a acreedores de la empresa para que aceptaran a Vandenbroele como nuevo presidente de Ciccone.
Esa información fue publicada por Clarín en septiembre del 2011. Núñez Carmona no la desmintió de manera pública. Tampoco lo hizo Boudou: “Lo desconozco” , fue su respuesta cuando Página/12 le preguntó sobre el tema.
Es decir: Boudou afirmó que pasados siete meses de difundida la versión de las presiones de Núñez Carmona sobre los acreedores de Ciccone, nunca le preguntó a su amigo sobre el tema.
Además de la novedad judicial que supone la incorporación en el “expediente Ciccone” del documento firmado por Boudou, ayer se abrió otra nueva variable en el caso. Vandenbroele, director de la imprenta favorecida por el Gobierno, publicó ayer una solicitada en Ámbito Financiero en la que intentó aclarar cómo se compone “el devenir diario de la administración de la compañía”.
De modo sorpresivo, afirmó que los hermanos Héctor y Nicolás Ciccone, históricos dueños de la imprenta, “han carecido todo este último tiempo” de “poder alguno de conducción o injerencia en el manejo global de la empresa y de cualquier tipo de vínculo o vinculación con el devenir diario de la admnistración de la compañía, careciendo, por lo tanto, de toda participación económica y gestión administrativa en el paquete accionario transferido (…)”.
Esa solicitada se contradice con otra publicada por la misma empresa, en la que uno de los miembros de la familia Ciccone, Guillermo Reinwick (yerno de Nicolás Ciccone), dijo ser “accionista controlante” de la compañía. En ese escrito se contaba, además, que distintos integrantes de la familia Ciccone tenían el 30 por ciento de las acciones, mientras que el otro 70 por ciento –afirmaron– está bajo control de The Old Fund.
Ni Vandenbroele ni Reinwik, ni ninguna autoridad gubernamental especificaron quiénes son los accionistas de esa sociedad anónima. Rívolo intentará saberlo.
El fiscal federal Carlos Rívolo, quien encabeza la pesquisa sobre el “caso Ciccone”, estudia desde hace pocas horas un documento que Clarín publicó en su edición de ayer: el escrito muestra que Boudou, siendo ministro, tomó una decisión gubernamental que permitió a la nueva conducción de la ex Ciccone continuar con su aventura comercial.
La nota de Boudou sobre Ciccone estaba incluida en el expediente de la AFIP referido a la quiebra de Ciccone Calcográfica, pero desde hace poco tiempo es parte de la causa que busca determinar si Boudou cometió los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y lavado de dinero.
El escrito está fechado el 8 de noviembre del 2010. Se trata del documento del Ministerio de Economía número 154/10 que está incluido en el expediente 1-2577899-2010 de la AFIP. Por ese entonces, Vandenbroele acababa de lograr que la AFIP levantase la quiebra que pesaba sobre la ex Ciccone, una acción que terminó por facilitarle el acceso a esa imprenta , la única de todo el país que es capaz de imprimir billetes.
El miércoles Boudou había dicho de manera enfática en Página/12, Ámbito Financiero, C5N y en entrevistas con el periodista Jorge Rial y el relator Víctor Hugo Morales que no había influido ni había tenido “participación directa ” en el rescate de la ex Ciccone. A última hora de la noche de ese día modificó ese discurso y debió admitir que en realidad sí había tenido una intervención en esta cuestión. Lo mismo debió repetir ayer, el programa oficialista 678.
Esas contradicciones, y el documento firmado por Boudou que demuestra lo contrario a lo que había dicho con tanta seguridad, está ahora bajo análisis de Rívolo.
Ocurre que en el 2010, año en el que Boudou firmó el escrito que favoreció a Ciccone, Vandenbroele –director de la imprenta– ya trabajaba con el socio del vice, Núñez Carmona. Diversas fuentes afirman que por ese entonces Núñez Carmona invocó el nombre de Boudou frente a acreedores de la empresa para que aceptaran a Vandenbroele como nuevo presidente de Ciccone.
Esa información fue publicada por Clarín en septiembre del 2011. Núñez Carmona no la desmintió de manera pública. Tampoco lo hizo Boudou: “Lo desconozco” , fue su respuesta cuando Página/12 le preguntó sobre el tema.
Es decir: Boudou afirmó que pasados siete meses de difundida la versión de las presiones de Núñez Carmona sobre los acreedores de Ciccone, nunca le preguntó a su amigo sobre el tema.
Además de la novedad judicial que supone la incorporación en el “expediente Ciccone” del documento firmado por Boudou, ayer se abrió otra nueva variable en el caso. Vandenbroele, director de la imprenta favorecida por el Gobierno, publicó ayer una solicitada en Ámbito Financiero en la que intentó aclarar cómo se compone “el devenir diario de la administración de la compañía”.
De modo sorpresivo, afirmó que los hermanos Héctor y Nicolás Ciccone, históricos dueños de la imprenta, “han carecido todo este último tiempo” de “poder alguno de conducción o injerencia en el manejo global de la empresa y de cualquier tipo de vínculo o vinculación con el devenir diario de la admnistración de la compañía, careciendo, por lo tanto, de toda participación económica y gestión administrativa en el paquete accionario transferido (…)”.
Esa solicitada se contradice con otra publicada por la misma empresa, en la que uno de los miembros de la familia Ciccone, Guillermo Reinwick (yerno de Nicolás Ciccone), dijo ser “accionista controlante” de la compañía. En ese escrito se contaba, además, que distintos integrantes de la familia Ciccone tenían el 30 por ciento de las acciones, mientras que el otro 70 por ciento –afirmaron– está bajo control de The Old Fund.
Ni Vandenbroele ni Reinwik, ni ninguna autoridad gubernamental especificaron quiénes son los accionistas de esa sociedad anónima. Rívolo intentará saberlo.
