Los argentinos vamos a financiar nuestro crecimiento y desarrollo con nuestros propios ahorros”, afirma el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Se refiere a las consecuencias que traerá aparejada la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central que, de no mediar sorpresa alguna, el próximo miércoles recibirá media sanción. El ex ministro de Agricultura remarca que esta ley, como la unificación de los códigos Civil y Comercial, son ejemplos concretos de la sintonía fina.
–¿Qué significado tiene para el FPV este proyecto del Banco Central?
–La reforma de la Carta Orgánica del BCRA viene a terminar con un viejo paradigma de la historia más decadente de la Argentina, que arrancó con la Baring Brothers y Rivadavia y terminó con la crisis de 2001, donde las reservas contra emisión monetaria y su intangibilidad hacía, que la Argentina esté obligada, aun teniendo dinero en el Central, a endeudarse. Eso significaba además que no se podía orientar el crédito a la producción y el desarrollo. Por eso este proyecto marca un paradigma nuevo, el del crédito orientado a la producción. Hay que recordar que no era que el país no tenía créditos, sino que con el sistema que tenía el Central hacía imposible que las reservas se pudieran destinar al financiamiento y desarrollo interno.
–A pesar de ese objetivo, el proyecto tiene resistencias.
–Néstor y Cristina Fernández de Kirchner demostraron que ninguna decisión es neutra porque tiene un beneficiario. A diferencia de otros, lo que ellos hicieron fue gobernar para la mayoría del pueblo y para ello fue necesario sacarles el poder de decisión a sectores minoritarios que se enriquecieron en base a mensajes generales, de principios supuestamente republicanos pero que terminaban atentando contra la gente. Por eso lo que se explicita en estas discusiones es, nada más y nada menos, que el financiamiento del crédito a la producción y desarrollo nacional que es el eje de nuestro proyecto: el trabajo.
–Pero para ello es preciso bajar las tasas de interés.
–Este nuevo rol del Central va en esa dirección, de modo tal que la producción y el desarrollo nacional se vuelvan sustentables en el tiempo. Hemos terminado con el modelo del Consenso de Washington y el país se financia con el ahorro propio, esta es la gran noticia: los argentinos vamos a financiar nuestro crecimiento y desarrollo con nuestros propios ahorros. Cuando se desarrolló la discusión de si pagábamos o no la deuda con reservas del Banco Central, se anunciaba lo peor. Hoy tenemos el mismo nivel de reservas que en ese tiempo. Esto es sintonía fina, porque eliminamos costos financieros para avanzar en el financiamiento con recursos propios. La centralidad en nuestro país es que todos los argentinos estén con trabajo, que haya producción y que el sistema financiero esté al servicio de esa producción y desarrollo.
–Sin embargo, algunos sectores sostienen que la sintonía fina es en realidad ajuste.
–Las medidas que se han tomado llevan a individualizar con mayor precisión a los que el Estado debe subsidiar. Los recursos no son infinitos, y uno de los planteos de mejoramiento de la institucionalidad que hizo la oposición en el pasado es que hay que asistir a la demanda y no subsidiar a la oferta. Uno de los ejemplos es la tarjeta SUBE, donde se individualiza la demanda, se asiste y financia a quien realmente lo necesita. Esto es un cambio estructural y significa que superamos la etapa de emergencia y comienza a tener capacidad selectiva de asistir a quien realmente lo necesita. Cuando se dice sintonía fina, financiar la demanda, es asistir o financiar al sujeto de una tarifa social. El Estado tiene interés que haya un tratamiento diferente para la demanda
–La presidenta dijo en su discurso de inauguración de sesiones que pronto llegará al Congreso la unificación de los códigos Civil y Comercial. Hay sectores, como la Iglesia, que anticiparon su oposición.
–Primero hay que conocer la producción de los juristas que están trabajando en este tema. Es decir, conocer el proyecto. Yo creo que lo importante es que se debata. ¿Cuál es la principal riqueza que tiene este momento histórico? Es que tiene visibilidad para la gente lo que se está discutiendo y construyendo. Los que buscan ocultarlo y obturar son las élites del privilegio que históricamente se beneficiaron y no quieren que se discuta nada. Si el pueblo es soberano, y acá está expresada la soberanía popular, es extraordinario que se discuta y tenga visibilidad. El gran mérito que tiene esta política es que se hace con nombre y apellido. Por lo tanto discutimos intereses, si se gobierna para las mayorías o se privilegia a las minorías.
–En poco tiempo más llegará a Diputados el proyecto de traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cuál es su opinión?
–Mire, no sólo se firmó un acta de traspaso sino también hubo actitudes que en Derecho se denominan “el señorío del ejercicio de la plena potestad sobre el bien”, como lo fue el aumento de las tarifas. Pero bueno, el Senado, como representante de las provincias argentinas, buscará que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires puedan hacer plenos los derechos que les son propios, que sus dirigentes han reclamado pero que hoy no lo hacen. Esto obliga al Congreso a dar el debate para que Mauricio Macri se haga cargo de las responsabilidades que le competen.
–Por estos días el vicepresidente Amado Boudou es objeto de denuncias, inclusos judiciales. ¿Qué opinión le merece?
–Boudou fue la persona, el funcionario, que logró que el ahorro de los argentinos quede en manos del Estado y no en manos privadas como venía sucediendo. Esto tocó intereses que son los mismos que hoy se oponen con el tema del Banco Central. Amado es un extraordinario amigo y compañero que está siendo objeto de críticas de grupos de intereses que, por suerte, la política argentina logró que tengan nombre y apellido. Lo quieren invalidar para que no se puedan alcanzar los propósitos de las decisiones que se toman. <
La frase
“Boudou fue la persona que logró que el ahorro de los argentinos quede en manos del Estado y no en manos privadas.”
–¿Qué significado tiene para el FPV este proyecto del Banco Central?
–La reforma de la Carta Orgánica del BCRA viene a terminar con un viejo paradigma de la historia más decadente de la Argentina, que arrancó con la Baring Brothers y Rivadavia y terminó con la crisis de 2001, donde las reservas contra emisión monetaria y su intangibilidad hacía, que la Argentina esté obligada, aun teniendo dinero en el Central, a endeudarse. Eso significaba además que no se podía orientar el crédito a la producción y el desarrollo. Por eso este proyecto marca un paradigma nuevo, el del crédito orientado a la producción. Hay que recordar que no era que el país no tenía créditos, sino que con el sistema que tenía el Central hacía imposible que las reservas se pudieran destinar al financiamiento y desarrollo interno.
–A pesar de ese objetivo, el proyecto tiene resistencias.
–Néstor y Cristina Fernández de Kirchner demostraron que ninguna decisión es neutra porque tiene un beneficiario. A diferencia de otros, lo que ellos hicieron fue gobernar para la mayoría del pueblo y para ello fue necesario sacarles el poder de decisión a sectores minoritarios que se enriquecieron en base a mensajes generales, de principios supuestamente republicanos pero que terminaban atentando contra la gente. Por eso lo que se explicita en estas discusiones es, nada más y nada menos, que el financiamiento del crédito a la producción y desarrollo nacional que es el eje de nuestro proyecto: el trabajo.
–Pero para ello es preciso bajar las tasas de interés.
–Este nuevo rol del Central va en esa dirección, de modo tal que la producción y el desarrollo nacional se vuelvan sustentables en el tiempo. Hemos terminado con el modelo del Consenso de Washington y el país se financia con el ahorro propio, esta es la gran noticia: los argentinos vamos a financiar nuestro crecimiento y desarrollo con nuestros propios ahorros. Cuando se desarrolló la discusión de si pagábamos o no la deuda con reservas del Banco Central, se anunciaba lo peor. Hoy tenemos el mismo nivel de reservas que en ese tiempo. Esto es sintonía fina, porque eliminamos costos financieros para avanzar en el financiamiento con recursos propios. La centralidad en nuestro país es que todos los argentinos estén con trabajo, que haya producción y que el sistema financiero esté al servicio de esa producción y desarrollo.
–Sin embargo, algunos sectores sostienen que la sintonía fina es en realidad ajuste.
–Las medidas que se han tomado llevan a individualizar con mayor precisión a los que el Estado debe subsidiar. Los recursos no son infinitos, y uno de los planteos de mejoramiento de la institucionalidad que hizo la oposición en el pasado es que hay que asistir a la demanda y no subsidiar a la oferta. Uno de los ejemplos es la tarjeta SUBE, donde se individualiza la demanda, se asiste y financia a quien realmente lo necesita. Esto es un cambio estructural y significa que superamos la etapa de emergencia y comienza a tener capacidad selectiva de asistir a quien realmente lo necesita. Cuando se dice sintonía fina, financiar la demanda, es asistir o financiar al sujeto de una tarifa social. El Estado tiene interés que haya un tratamiento diferente para la demanda
–La presidenta dijo en su discurso de inauguración de sesiones que pronto llegará al Congreso la unificación de los códigos Civil y Comercial. Hay sectores, como la Iglesia, que anticiparon su oposición.
–Primero hay que conocer la producción de los juristas que están trabajando en este tema. Es decir, conocer el proyecto. Yo creo que lo importante es que se debata. ¿Cuál es la principal riqueza que tiene este momento histórico? Es que tiene visibilidad para la gente lo que se está discutiendo y construyendo. Los que buscan ocultarlo y obturar son las élites del privilegio que históricamente se beneficiaron y no quieren que se discuta nada. Si el pueblo es soberano, y acá está expresada la soberanía popular, es extraordinario que se discuta y tenga visibilidad. El gran mérito que tiene esta política es que se hace con nombre y apellido. Por lo tanto discutimos intereses, si se gobierna para las mayorías o se privilegia a las minorías.
–En poco tiempo más llegará a Diputados el proyecto de traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cuál es su opinión?
–Mire, no sólo se firmó un acta de traspaso sino también hubo actitudes que en Derecho se denominan “el señorío del ejercicio de la plena potestad sobre el bien”, como lo fue el aumento de las tarifas. Pero bueno, el Senado, como representante de las provincias argentinas, buscará que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires puedan hacer plenos los derechos que les son propios, que sus dirigentes han reclamado pero que hoy no lo hacen. Esto obliga al Congreso a dar el debate para que Mauricio Macri se haga cargo de las responsabilidades que le competen.
–Por estos días el vicepresidente Amado Boudou es objeto de denuncias, inclusos judiciales. ¿Qué opinión le merece?
–Boudou fue la persona, el funcionario, que logró que el ahorro de los argentinos quede en manos del Estado y no en manos privadas como venía sucediendo. Esto tocó intereses que son los mismos que hoy se oponen con el tema del Banco Central. Amado es un extraordinario amigo y compañero que está siendo objeto de críticas de grupos de intereses que, por suerte, la política argentina logró que tengan nombre y apellido. Lo quieren invalidar para que no se puedan alcanzar los propósitos de las decisiones que se toman. <
La frase
“Boudou fue la persona que logró que el ahorro de los argentinos quede en manos del Estado y no en manos privadas.”