En medio de la pronunciada caída que experimenta la tasa de interés desde el cuarto trimestre de 2011, los bancos aumentaron de manera sistemática los costos de financiación de las pequeñas operaciones, entre las que se cuentan el consumo con tarjetas de crédito y los préstamos hipotecarios.
Así lo demuestra un informe del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar) que releva datos financieros del mes de enero en base a cálculos del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
El Informe Mensual de Préstamos al Sector Privado No Financiero (SPNF) señala que en enero de 2012 la llamada tasa Badlar, valor de referencia vinculado a la actividad de los bancos privados y a las operaciones que superan el millón de pesos, “fue en promedio del 15,9%”, un porcentaje sensiblemente menor a la tasa de 17,6% registrada en octubre de 2011.
Pese al carácter de referencia de la tasa Badlar, en enero los intereses de las operaciones menores presentaron incrementos en relación a diciembre de 2011 de 0,21 puntos porcentuales en los documentos a sola firma; de 1,25 en préstamos prendarios; de 0,93 en tarjetas de crédito y de 0,42 en créditos personales. Si se comparan los números del primer mes del año con lo registrado en agosto de 2011, los aumentos del financiamiento alcanzan a todas las líneas, incluidos los documentos a sola firma (con una variación positiva de 5,64 puntos porcentuales) y los adelantos en cuenta corriente (5,81 puntos porcentuales). El informe de Cefid-Ar calculó que en relación con enero de 2011 los aumentos son todavía más significativos.
En diálogo con Tiempo Argentino, un referente de Cefid-Ar, el economista Pablo Mareso, destacó la caída de la tasa de referencia pero lamentó que no tenga un correlato positivo en las operaciones de montos menores.
“El problema es que las tasas activas, que son las que cobran los bancos por las distintas líneas de crédito, se mantienen en niveles altos. Se ve alguna reducción en la línea de adelantos especialmente para las grandes empresas pero las demás líneas, por ejemplo lo que tiene que ver con documentos, créditos prendarios, tarjetas de crédito, esos no han descendido y es interesante porque son las más rentables y tienen que ver con las ganancias de los bancos”, ratificó, Mareso.
Al proyectar la situación en el mediano plazo, el analista vaticinó que el problema con las tasas activas “si bien el crédito argentino todavía tiene una proporción bastante baja en términos de PBI, puede ser que genere algún impacto a nivel consumo o en la producción”.
Consultado sobre una posible solución para el problema, Mareso expresó que “los bancos no van a bajar las tasas mientras las puedan mantener” y apuntó hacia una salida por la vía de la intervención estatal al afirmar que “debería llegar desde la política pública, una herramienta para poner un tope como pasó en el caso de los créditos que daban las mutuales a jubilados y pensionados”.
Aunque con leves diferencias en los números que manejan, los analistas coinciden en señalar al último trimestre de 2011 como un punto de inflexión en las finanzas locales, al calor de la corrida cambiaria que tanto dio que hablar por aquellos días.
El analista Leonardo Bazzi, responsable del área de Research de la consultora Puente Hermanos, recordó la “volatilidad” que experimentaron entonces las tasas de interés hasta noviembre y su posterior caída: “Entre septiembre y noviembre de 2011 se registró una gran volatilidad en la tasa de interés, específicamente una abrupta suba. Después de todas maneras los mercados se normalizaron.”
Bazzi agregó que la caída de la tasa Badlar está atada a una fuerte recuperación de la confianza por parte de los inversores. La volatilidad del primer momento, explicó el economista, respondía a que circulaban muchos rumores acerca de las medidas de fiscalización del dólar que se habían introducido con los controles de AFIP. Muchos inversores dudaron en ese panorama acerca de la medida del gobierno y de pronto comenzaron a extraer depósitos de los bancos. “Cuando se dieron cuenta de que la medida no implicaba ningún tipo de control malentendido, sino un control para entender la capacidad adquisitiva de los compradores y para detener el lavado de dinero, entonces la tasa de interés se normalizó”, concluyó Bazzi.
Por su parte, el economista jefe de Econométrica, Ramiro Castiñeira, relacionó la baja de la tasa de referencia con las medidas restrictivas: “Saber que el BCRA no va a utilizar las reservas para financiar la salida de capitales tranquilizó al mercado. Antes vendía 2 mil millones de dólares mensuales y a ese ritmo el tipo de cambio no aguanta”, señaló.
“Cuando pusieron estas restricciones, el precio de los bonos era bastante barato. Además se fue el miedo al colapso de Grecia y, atado a eso, el precio de la soja que empieza a subir. Por último quedó atrás el temor a la sequía, lo que hizo recomponer los precios y eliminar las posibilidades de devaluación. Todo eso hace bajar la tasa de interés”, precisó Castiñeira.<
Así lo demuestra un informe del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar) que releva datos financieros del mes de enero en base a cálculos del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
El Informe Mensual de Préstamos al Sector Privado No Financiero (SPNF) señala que en enero de 2012 la llamada tasa Badlar, valor de referencia vinculado a la actividad de los bancos privados y a las operaciones que superan el millón de pesos, “fue en promedio del 15,9%”, un porcentaje sensiblemente menor a la tasa de 17,6% registrada en octubre de 2011.
Pese al carácter de referencia de la tasa Badlar, en enero los intereses de las operaciones menores presentaron incrementos en relación a diciembre de 2011 de 0,21 puntos porcentuales en los documentos a sola firma; de 1,25 en préstamos prendarios; de 0,93 en tarjetas de crédito y de 0,42 en créditos personales. Si se comparan los números del primer mes del año con lo registrado en agosto de 2011, los aumentos del financiamiento alcanzan a todas las líneas, incluidos los documentos a sola firma (con una variación positiva de 5,64 puntos porcentuales) y los adelantos en cuenta corriente (5,81 puntos porcentuales). El informe de Cefid-Ar calculó que en relación con enero de 2011 los aumentos son todavía más significativos.
En diálogo con Tiempo Argentino, un referente de Cefid-Ar, el economista Pablo Mareso, destacó la caída de la tasa de referencia pero lamentó que no tenga un correlato positivo en las operaciones de montos menores.
“El problema es que las tasas activas, que son las que cobran los bancos por las distintas líneas de crédito, se mantienen en niveles altos. Se ve alguna reducción en la línea de adelantos especialmente para las grandes empresas pero las demás líneas, por ejemplo lo que tiene que ver con documentos, créditos prendarios, tarjetas de crédito, esos no han descendido y es interesante porque son las más rentables y tienen que ver con las ganancias de los bancos”, ratificó, Mareso.
Al proyectar la situación en el mediano plazo, el analista vaticinó que el problema con las tasas activas “si bien el crédito argentino todavía tiene una proporción bastante baja en términos de PBI, puede ser que genere algún impacto a nivel consumo o en la producción”.
Consultado sobre una posible solución para el problema, Mareso expresó que “los bancos no van a bajar las tasas mientras las puedan mantener” y apuntó hacia una salida por la vía de la intervención estatal al afirmar que “debería llegar desde la política pública, una herramienta para poner un tope como pasó en el caso de los créditos que daban las mutuales a jubilados y pensionados”.
Aunque con leves diferencias en los números que manejan, los analistas coinciden en señalar al último trimestre de 2011 como un punto de inflexión en las finanzas locales, al calor de la corrida cambiaria que tanto dio que hablar por aquellos días.
El analista Leonardo Bazzi, responsable del área de Research de la consultora Puente Hermanos, recordó la “volatilidad” que experimentaron entonces las tasas de interés hasta noviembre y su posterior caída: “Entre septiembre y noviembre de 2011 se registró una gran volatilidad en la tasa de interés, específicamente una abrupta suba. Después de todas maneras los mercados se normalizaron.”
Bazzi agregó que la caída de la tasa Badlar está atada a una fuerte recuperación de la confianza por parte de los inversores. La volatilidad del primer momento, explicó el economista, respondía a que circulaban muchos rumores acerca de las medidas de fiscalización del dólar que se habían introducido con los controles de AFIP. Muchos inversores dudaron en ese panorama acerca de la medida del gobierno y de pronto comenzaron a extraer depósitos de los bancos. “Cuando se dieron cuenta de que la medida no implicaba ningún tipo de control malentendido, sino un control para entender la capacidad adquisitiva de los compradores y para detener el lavado de dinero, entonces la tasa de interés se normalizó”, concluyó Bazzi.
Por su parte, el economista jefe de Econométrica, Ramiro Castiñeira, relacionó la baja de la tasa de referencia con las medidas restrictivas: “Saber que el BCRA no va a utilizar las reservas para financiar la salida de capitales tranquilizó al mercado. Antes vendía 2 mil millones de dólares mensuales y a ese ritmo el tipo de cambio no aguanta”, señaló.
“Cuando pusieron estas restricciones, el precio de los bonos era bastante barato. Además se fue el miedo al colapso de Grecia y, atado a eso, el precio de la soja que empieza a subir. Por último quedó atrás el temor a la sequía, lo que hizo recomponer los precios y eliminar las posibilidades de devaluación. Todo eso hace bajar la tasa de interés”, precisó Castiñeira.<