Como uno más, Antonio Caló caminaba por la avenida Alem bajo la sombra del anonimato. Hizo una cuadra sin que nadie lo reconociera. Ni siquiera lo distinguió un numeroso grupo de docentes que protestaba frente al Ministerio de Trabajo. El hombre que pretende disputarle el poder a Hugo Moyano en la CGT iba solo, con las manos en los bolsillos, distendido y a pie, sin custodia ni subido a autos modernos, un hábito de tantos sindicalistas.
El líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) detuvo su marcha cuando se tropezó con un puñado de periodistas. Entregó débiles certezas de su ambición para reemplazar al camionero. No fue contundente para afirmar que será candidato y navegó en definiciones ambiguas, como cuando evitó hablar del índice real de la inflación. «La UOM tiene su propio centro de estadísticas. Pediremos un buen piso en las paritarias», esquivó, sin ánimo de tirar al aire hipotéticos números y porcentajes.
Aunque Caló sorprendió al reivindicar las exigencias que impulsa Moyano desde hace unos meses, como la suba del umbral del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias y la universalización de las asignaciones familiares. «Todos los reclamos los tomó el consejo directivo de la CGT. Son los reclamos de todos los trabajadores, no es algo personal de Moyano. Siempre lo acompañé, soy su número dos en el consejo», dijo Caló.
A decir verdad, él no está en la mesa directiva de la central obrera, sino Juan Belén, que ocupa la secretaría adjunta y representa a los metalúrgicos en Azopardo. La UOM dejó de concurrir a las reuniones de CGT de un día para otro, desde que Caló tomó distancia del camionero para barnizar su posible candidatura a dirigir la central obrera.
-¿Reemplazará a Moyano en la conducción de la CGT?
-La UOM siempre está dispuesta a asumir las responsabilidades que le corresponden. ¿A quién no le gustaría ser el secretario general de la CGT? Pero hay varios compañeros en condición de serlo.Yo estaría orgulloso si en septiembre me reeligen los metalúrgicos.
-Pero cuenta con el respaldo de otros gremios…
-Agradezco a los compañeros que dan por cierta esa posibilidad, pero a esto lo vamos a resolver entre todos los secretarios generales, como lo hicimos siempre.
-También lo apoyó Omar Viviani, un moyanista…
-Es un amigo, por eso me respalda. Y le agradezco a todos los que ponen mi nombre. Veremos cuando llegue el momento y al que le toque le toque.
-¿Alguien del Gobierno lo sondeó para que reemplace a Moyano?
-Con el Gobierno de ese tema no se habla, lo debemos resolver los trabajadores.
-El Gobierno lo impulsa, ¿mantiene contacto?
-Tengo el contacto necesario con los ministros. Conociendo a la Presidenta, no creo que ella se meta en la interna de la CGT como ella tampoco permite que nosotros ingresemos en la interna política.
-¿Cuál será el desafío en caso de asumir en la CGT?
-El país está difícil. No será floreciente como en los últimos cuatro años. Por eso la Presidenta habló de sintonía fina.
– Moyano dijo que la sintonía fina le hacía acordar a los 90…
-Pregúntenle a Moyano…
Caló evitó responder e ingresó raudamente a la sede del Ministerio de Trabajo. Allí lo esperaban los empresarios industriales para negociar las paritarias. «El aumento estará por encima del 20%, casi seguro. Yo no tengo ni piso ni techo», cerró, en un intento de revertir su imagen de dirigente domesticado por la Casa Rosada..
El líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) detuvo su marcha cuando se tropezó con un puñado de periodistas. Entregó débiles certezas de su ambición para reemplazar al camionero. No fue contundente para afirmar que será candidato y navegó en definiciones ambiguas, como cuando evitó hablar del índice real de la inflación. «La UOM tiene su propio centro de estadísticas. Pediremos un buen piso en las paritarias», esquivó, sin ánimo de tirar al aire hipotéticos números y porcentajes.
Aunque Caló sorprendió al reivindicar las exigencias que impulsa Moyano desde hace unos meses, como la suba del umbral del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias y la universalización de las asignaciones familiares. «Todos los reclamos los tomó el consejo directivo de la CGT. Son los reclamos de todos los trabajadores, no es algo personal de Moyano. Siempre lo acompañé, soy su número dos en el consejo», dijo Caló.
A decir verdad, él no está en la mesa directiva de la central obrera, sino Juan Belén, que ocupa la secretaría adjunta y representa a los metalúrgicos en Azopardo. La UOM dejó de concurrir a las reuniones de CGT de un día para otro, desde que Caló tomó distancia del camionero para barnizar su posible candidatura a dirigir la central obrera.
-¿Reemplazará a Moyano en la conducción de la CGT?
-La UOM siempre está dispuesta a asumir las responsabilidades que le corresponden. ¿A quién no le gustaría ser el secretario general de la CGT? Pero hay varios compañeros en condición de serlo.Yo estaría orgulloso si en septiembre me reeligen los metalúrgicos.
-Pero cuenta con el respaldo de otros gremios…
-Agradezco a los compañeros que dan por cierta esa posibilidad, pero a esto lo vamos a resolver entre todos los secretarios generales, como lo hicimos siempre.
-También lo apoyó Omar Viviani, un moyanista…
-Es un amigo, por eso me respalda. Y le agradezco a todos los que ponen mi nombre. Veremos cuando llegue el momento y al que le toque le toque.
-¿Alguien del Gobierno lo sondeó para que reemplace a Moyano?
-Con el Gobierno de ese tema no se habla, lo debemos resolver los trabajadores.
-El Gobierno lo impulsa, ¿mantiene contacto?
-Tengo el contacto necesario con los ministros. Conociendo a la Presidenta, no creo que ella se meta en la interna de la CGT como ella tampoco permite que nosotros ingresemos en la interna política.
-¿Cuál será el desafío en caso de asumir en la CGT?
-El país está difícil. No será floreciente como en los últimos cuatro años. Por eso la Presidenta habló de sintonía fina.
– Moyano dijo que la sintonía fina le hacía acordar a los 90…
-Pregúntenle a Moyano…
Caló evitó responder e ingresó raudamente a la sede del Ministerio de Trabajo. Allí lo esperaban los empresarios industriales para negociar las paritarias. «El aumento estará por encima del 20%, casi seguro. Yo no tengo ni piso ni techo», cerró, en un intento de revertir su imagen de dirigente domesticado por la Casa Rosada..
