Por Artemio Lopez
23/03/12 – 11:00
Ya hubo referencias bochornosas sobre la Asignación Universal por Hijo, gran política social del oficialismo que se transformó en un catalizador de sentimientos primitivos y prejuicios.
A la promoción de la droga y la prostitución, que le adjudicara el radical de derecha ultra conservadora Sanz, le siguió el cómico popular Del Sel, que vinculó la AUH al incremento de los embarazos de jóvenes y adolescentes “para cobrar unos pesitos”.
Eran dos personajes llenos de prejuicios que no tenían responsabilidad sobre ningún área estatal donde su ignorancia comprometiera la gestión pública.
No es el caso del ministro de Salud correntino Julian Dindart que, aunque ya lo desmintió, como desmintieron los anteriores, volvió a desplegar la tesis del cómico PRO sobre supuestos vínculos entre embarazo adolescente y Asignación Universal por Hijo.
Lo grave de Dindart no es lo que dice –estamos en democracia– sino el lugar de relevancia que ocupa en salud pública y el grado de ignorancia insalvable, sustituida por prejuicios matusalénicos y machistas. Sus dichos son graves al menos por dos motivos:
1. Lo que dice es falso y cualquier estadística que no conoce, lo desmiente.
2. Su grave prejuicio le impide observar que si hubiera algún caso –estos funcionarios insolventes siempre refieren algún caso aislado y le dan entidad estadística– en que una joven efectivamente se embarazara para obtener protección sanitaria e ingresos para ella y su grupo familiar tampoco merecería ser censurada ni su actitud, ni el plan que le provee las coberturas.
El tema del embarazo adolescente es muy interesante en su evolución y despliegue territorial en el país.
En 1989, el 13,8% de los nacimientos fueron de madres menores de 20 años. Mientras que en 2000, 15% de los 701.878 bebés nacieron de mamás menores de 20 años y en 2008 fueron menores de 20 años las madres del 15,22% de los nacimientos nacionales, de los cuales 3.346, o el 0,45% del total nacional, corresponde a niñas entre 10 y 14 años, casos que cada tanto escandalizan a la prensa metropolitana.
Las asimetrías espaciales en el embarazo adolescente son notables.
El 23% de las madres del Chaco tienen menos de 20 años. El 20% de las mamás de Misiones y Formosa son menores de 20 años. El porcentaje más bajo se da, por ahora, en la Capital Federal donde sólo el 7% de los nacimientos corresponde a madres menores de 20 años, aunque en el sur de la Capital –los barrios más jóvenes y pobres, donde sólo el 9% de la población tiene más de 65 años contra el 20% mayor de 65 años residente en el norte distrital– ya el 16% de los nacimientos corresponde a madres menores de 20 años, índice por sobre la media nacional, que muestra cómo y a qué velocidad se conurbaniza aceleradamente la “Reina del Plata”.
Hay, además de variables socioeconómicas y de escolarización duras, paradigmas socioculturales que explican el embarazo adolescente que el funcionario correntino no conoce. El estudio “Fecundidad, Salud y Pobreza en América Latina, el caso Argentina”, de Mabel Bianco, FEIM / FNUAP , realizado sobre mujeres de áreas rurales (Misiones, Salta y Santiago del Estero) arrojó datos impactantes: El 16% tuvo su primer embarazo antes de los 15 años y el 54% antes de los 19 años.
“Los embarazos adolescentes no son una excepción sino un hecho frecuente y, de alguna forma, una forma esperada de salir del control paterno, ya que el casamiento puede venir mucho más tarde. La mayoría de las mujeres (90%) deja a sus padres a los 17 años. Desde la temprana niñez las mujeres son socializadas en sus roles esperados de reproducción y crianza, primero cuidando a sus hermanos, después a sus propias familias”, afirma el estudio citado.
El mayor atributo de la AUH por fuera de la transferencia de ingresos es el aumento de la matrícula primaria. La incorporación de los niños a la escuela primaria es un notable avance en la prevención de, entre otras circunstancias complejas, el embarazo temprano.
El 59,8% de las chicas que en 2000 fueron madres antes de los 20 años no terminó la escuela primaria y hasta la AUH las cifras de matriculación primaria no había variado y seguía en la base del embarazo adolescente.
Los porcentajes más altos se dan en las mismas provincias con índices más elevados de maternidad prematura en hogares pobres. La lista la encabeza Jujuy, donde el 99,7% de las madres precoces no completó la primaria.
La ausencia de escolaridad primaria es la variable que más explica el embarazo en jóvenes y adolescentes menores de 20 años y contra todo lo que sostiene el ministro correntino, la AUH, que ya aumentó la matrícula primaria un 25% en el tiempo probablemente contribuya a disminuir el embarazo temprano que tanto le preocupa, mejorando la variable central que explica este fenómeno que es la ausencia de escolarización primaria.
*Director Consultora Equis.
23/03/12 – 11:00
Ya hubo referencias bochornosas sobre la Asignación Universal por Hijo, gran política social del oficialismo que se transformó en un catalizador de sentimientos primitivos y prejuicios.
A la promoción de la droga y la prostitución, que le adjudicara el radical de derecha ultra conservadora Sanz, le siguió el cómico popular Del Sel, que vinculó la AUH al incremento de los embarazos de jóvenes y adolescentes “para cobrar unos pesitos”.
Eran dos personajes llenos de prejuicios que no tenían responsabilidad sobre ningún área estatal donde su ignorancia comprometiera la gestión pública.
No es el caso del ministro de Salud correntino Julian Dindart que, aunque ya lo desmintió, como desmintieron los anteriores, volvió a desplegar la tesis del cómico PRO sobre supuestos vínculos entre embarazo adolescente y Asignación Universal por Hijo.
Lo grave de Dindart no es lo que dice –estamos en democracia– sino el lugar de relevancia que ocupa en salud pública y el grado de ignorancia insalvable, sustituida por prejuicios matusalénicos y machistas. Sus dichos son graves al menos por dos motivos:
1. Lo que dice es falso y cualquier estadística que no conoce, lo desmiente.
2. Su grave prejuicio le impide observar que si hubiera algún caso –estos funcionarios insolventes siempre refieren algún caso aislado y le dan entidad estadística– en que una joven efectivamente se embarazara para obtener protección sanitaria e ingresos para ella y su grupo familiar tampoco merecería ser censurada ni su actitud, ni el plan que le provee las coberturas.
El tema del embarazo adolescente es muy interesante en su evolución y despliegue territorial en el país.
En 1989, el 13,8% de los nacimientos fueron de madres menores de 20 años. Mientras que en 2000, 15% de los 701.878 bebés nacieron de mamás menores de 20 años y en 2008 fueron menores de 20 años las madres del 15,22% de los nacimientos nacionales, de los cuales 3.346, o el 0,45% del total nacional, corresponde a niñas entre 10 y 14 años, casos que cada tanto escandalizan a la prensa metropolitana.
Las asimetrías espaciales en el embarazo adolescente son notables.
El 23% de las madres del Chaco tienen menos de 20 años. El 20% de las mamás de Misiones y Formosa son menores de 20 años. El porcentaje más bajo se da, por ahora, en la Capital Federal donde sólo el 7% de los nacimientos corresponde a madres menores de 20 años, aunque en el sur de la Capital –los barrios más jóvenes y pobres, donde sólo el 9% de la población tiene más de 65 años contra el 20% mayor de 65 años residente en el norte distrital– ya el 16% de los nacimientos corresponde a madres menores de 20 años, índice por sobre la media nacional, que muestra cómo y a qué velocidad se conurbaniza aceleradamente la “Reina del Plata”.
Hay, además de variables socioeconómicas y de escolarización duras, paradigmas socioculturales que explican el embarazo adolescente que el funcionario correntino no conoce. El estudio “Fecundidad, Salud y Pobreza en América Latina, el caso Argentina”, de Mabel Bianco, FEIM / FNUAP , realizado sobre mujeres de áreas rurales (Misiones, Salta y Santiago del Estero) arrojó datos impactantes: El 16% tuvo su primer embarazo antes de los 15 años y el 54% antes de los 19 años.
“Los embarazos adolescentes no son una excepción sino un hecho frecuente y, de alguna forma, una forma esperada de salir del control paterno, ya que el casamiento puede venir mucho más tarde. La mayoría de las mujeres (90%) deja a sus padres a los 17 años. Desde la temprana niñez las mujeres son socializadas en sus roles esperados de reproducción y crianza, primero cuidando a sus hermanos, después a sus propias familias”, afirma el estudio citado.
El mayor atributo de la AUH por fuera de la transferencia de ingresos es el aumento de la matrícula primaria. La incorporación de los niños a la escuela primaria es un notable avance en la prevención de, entre otras circunstancias complejas, el embarazo temprano.
El 59,8% de las chicas que en 2000 fueron madres antes de los 20 años no terminó la escuela primaria y hasta la AUH las cifras de matriculación primaria no había variado y seguía en la base del embarazo adolescente.
Los porcentajes más altos se dan en las mismas provincias con índices más elevados de maternidad prematura en hogares pobres. La lista la encabeza Jujuy, donde el 99,7% de las madres precoces no completó la primaria.
La ausencia de escolaridad primaria es la variable que más explica el embarazo en jóvenes y adolescentes menores de 20 años y contra todo lo que sostiene el ministro correntino, la AUH, que ya aumentó la matrícula primaria un 25% en el tiempo probablemente contribuya a disminuir el embarazo temprano que tanto le preocupa, mejorando la variable central que explica este fenómeno que es la ausencia de escolarización primaria.
*Director Consultora Equis.