Las palabras y las cosas

Pagni dice la palabra marxismo en su columna sesuda en La Nación. Pagni es un estilista, su prosa es fina, su análisis es sofisticado. Con Pagni se discute en un plano de ideas. Pagni es ese resto que todavía queda en este momento de fin del periodismo, que está en condiciones de producir un texto que se sostiene en su propia lógica. Pagni dice “marxista” para referirse a viceministro de economía. Y además dice que ese marxista es judío. Lo refinado de la prosa del columnista se pierde en el fango de su argumentación: un judío, marxista, que además maneja la economía. “¿Sabe usted quién cuida su dinero?”Pagni es un cuadro de la derecha argentina, por eso escribe en La Nación, por eso discutimos con él.De Narváez es la política de este tiempo, es la derecha berretonga del presente, marketinera y millonaria. De Narváez no puede construir un texto. Sus ideas se formulan en frases gancheras dictadas por el último gurú del focus group que le está cobrando una fortuna. De Narváez no es refinado, no le preocupa serlo. Su forma de hacerse peronista fue comprándose –literalmente- la biblioteca de Perón. De Narváez tiene esa relación cosificada con la política, mediada por el dinero.De Narváez también dice la palabra “marxista”. Textual: “Kicillof tiene una formación desde el marxismo: me parece que atrasa”.Lo dijo en C5N, La Nación se hizo eco de esas declaraciones inmediatamente.Todos sabemos que nadie es Adán cuando habla, que las palabras tienen historia y se van cargando de los sentidos con que fueron utilizadas en el pasado. En Argentina nadie debería poder decir judío y marxista en tono acusatorio porque esas palabras eran de uso corriente entre los asesinos en la época en que el estado se había convertido en una fábrica de matar gente.Por eso hay que recordar cada 24 de marzo.Porque todavía hoy, marzo de 2012, Pagni y De Narváez dicen “marxista” para hablar de un viceministro.

Acerca de Maria

Politóloga. Me interesa la teoría de la democracia y el estudio del populismo.

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