Con pocas chances de colocar a uno de los suyos al frente del Banco Mundial, las naciones emergentes consideran crear un ente propio.
El futuro banco tendría la misión de impulsar el desarrollo, como alternativa a las entidades crediticias financiadas mayormente por el mundo occidental industrializado.
La propuesta de un nuevo banco de desarrollo es una de las iniciativas que serán analizadas por las cinco naciones agrupadas en el grupo conocido como Brics, cuando se reúnan hoy en Nueva Delhi.
Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica suman el 45 por ciento de la población mundial y un cuarto de su economía con 13,5 billones de dólares.
De importancia clave para el crecimiento mundial, cuando las potencias occidentales sufren apuros económicos y han reducido sus importaciones y la ayuda exterior, el Brics ha sostenido desde hace tiempo que debería tener más influencia en la reforma de las instituciones occidentales. Dichas organizaciones han dominado durante décadas la ayuda global y el comercio pero con un éxito dispar en sus objetivos, como la erradicación de la pobreza.
La semana pasada, Barack Obama anunció que seguirá la tradición y designará a un compatriota como director del BM.