Julián A. de Diego Profesor Titular de Derecho del Trabajo de la U.C.A.
Los trabajadores sindicalizados han sido los grandes ganadores de la distribución del ingreso de la Era K. Redistribución del ingreso e inclusión, los dos estandartes de política social de la actual gestión, tuvieron como bases estratégicas la corrección del Salario Mínimo Vital y Móvil, y la negociación salarial a través de la alianza con la CGT de Hugo Moyano de los convenios colectivos de trabajo. En el cuadro se observan en la Era K cuatro columnas que reflejan el IPC del INDEC, la inflación estimada real, la evolución de los salarios en promedio de lo pactado en cada año dentro de los convenios colectivos, y el porcentaje del crecimiento del PBI de cada año. No están incluidos en el cuadro, la mayor incidencia de los aumentos convencionales en las empresas, omisión hecha adrede dada la gran amplitud de ajustes que sobre los acuerdos convencionales adicionaron las empresas por reclamos de comisiones internas o sindicales, por acuerdo de partes, o por decisiones de naturaleza unilateral. El abanico es muy amplio, ya que por ejemplo en la industria petrolera los ajustes adicionales oscilaron entre el 4 y el 8% solamente en el año 2011, y en el mismo período, en las empresas químicas entre el 2 y el 3%, y en la carga de larga distancia de camiones entre el 3 y el 6%.
En cualquier caso, el cuadro muestra una serie de conclusiones reveladoras. La primera de ellas, sin dudas, es que las remuneraciones de los trabajadores bajo convenio aumentaron mucho más que la inflación real. En grandes números, frente a una inflación promedio del 350%, las remuneraciones convencionales aumentaron más del 500%, con picos en algunos convenios de más del 600%.
En cambio, los profesionales y los mandos medios, y muchos mandos superiores tuvieron ajustes iguales o inferiores a la inflación. Es muy común observar que tiene mejor retribución un empleado bancario en su retribución inicial que un contador, un abogado o un licenciado en administración, requerido en un estudio contable como profesional. Otro fenómeno generado por esta dicotomía entre jefes y subordinados, es la superposición entre las retribuciones de las máximas categorías convencionales y sus jefes, lo que provoca no pocas distorsiones y a la vez, reacciones contraproducentes en los mandos medios de las organizaciones.
La segunda conclusión es que aún en los años de crisis mundial como 2008 los ajustes fueron superiores al deterioro de nuestro signo monetario. A propósito, resulta claro del cuadro, que el peor enemigo de nuestra economía es la inflación, que ha resultado creciente sobre todo en el último quinquenio.
En el año 2011 las expectativas de inflación del primer trimestre, fueron muy elevadas (alrededor del 35%) y produjeron un fenómeno escalonado, ya que los que acordaron en el primer cuatrimestre lograron aumentos del 24%, los del segundo llegaron al 30% y los del tercero accedieron al 35% o más.
Contra todos los pronósticos y expectativas, el Poder Ejecutivo busca controlar la inflación y procura retraerla, sin deteriorar el mercado interno, a través de una serie de medidas, entre ellas la de lograr un aumento que en la dialéctica de los discursos es selectiva, pero que en los hechos será diversa conforme al impacto y posibilidades de cada actividad.
En nuevo escenario se plantea en el año 2012, con el Gobierno Nacional estrechando vínculos con la representación empresaria por una parte, y tratando de reconstruir la cúpula de la CGT esperando el desplazamiento natural de Hugo Moyano, y su reemplazo por un dirigente K que responda a un nuevo modelo, que se ajuste al plan de estabilización y de lucha contra la inflación.
El nuevo modelo está descripto en el cuadro como la 2012 opción 1, procurando un aumento del 18% dividido en tres etapas o cuatrimestres.
La mayoría de los gremios más representativos piensan en la propuesta de 2012 opción 2 del cuadro, con un aumento que puede ser del 24% dividido en etapas si se firma en el primer semestre y del 26% si se firma en el segundo.
En cualquiera de los dos modelos, el impacto en el pay roll sería para el año 2012 de aproximadamente la mitad del ajuste total. El efecto negativo será el nuevo piso para el 2013, que según el ciclo económico es el año clave para la sustentabilidad del modelo, y un examen para dar en las elecciones legislativas.
Si este modelo no surge con claridad como está previsto, queda un único camino: una gran paritaria nacional con un único acuerdo integral para todos los gremios y actividades, aplicable sobre las tablas vigentes según el último acuerdo firmado y homologado por la autoridad de aplicación.
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En cualquier caso, el cuadro muestra una serie de conclusiones reveladoras. La primera de ellas, sin dudas, es que las remuneraciones de los trabajadores bajo convenio aumentaron mucho más que la inflación real. En grandes números, frente a una inflación promedio del 350%, las remuneraciones convencionales aumentaron más del 500%, con picos en algunos convenios de más del 600%.
En cambio, los profesionales y los mandos medios, y muchos mandos superiores tuvieron ajustes iguales o inferiores a la inflación. Es muy común observar que tiene mejor retribución un empleado bancario en su retribución inicial que un contador, un abogado o un licenciado en administración, requerido en un estudio contable como profesional. Otro fenómeno generado por esta dicotomía entre jefes y subordinados, es la superposición entre las retribuciones de las máximas categorías convencionales y sus jefes, lo que provoca no pocas distorsiones y a la vez, reacciones contraproducentes en los mandos medios de las organizaciones.
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En el año 2011 las expectativas de inflación del primer trimestre, fueron muy elevadas (alrededor del 35%) y produjeron un fenómeno escalonado, ya que los que acordaron en el primer cuatrimestre lograron aumentos del 24%, los del segundo llegaron al 30% y los del tercero accedieron al 35% o más.
Contra todos los pronósticos y expectativas, el Poder Ejecutivo busca controlar la inflación y procura retraerla, sin deteriorar el mercado interno, a través de una serie de medidas, entre ellas la de lograr un aumento que en la dialéctica de los discursos es selectiva, pero que en los hechos será diversa conforme al impacto y posibilidades de cada actividad.
En nuevo escenario se plantea en el año 2012, con el Gobierno Nacional estrechando vínculos con la representación empresaria por una parte, y tratando de reconstruir la cúpula de la CGT esperando el desplazamiento natural de Hugo Moyano, y su reemplazo por un dirigente K que responda a un nuevo modelo, que se ajuste al plan de estabilización y de lucha contra la inflación.
El nuevo modelo está descripto en el cuadro como la 2012 opción 1, procurando un aumento del 18% dividido en tres etapas o cuatrimestres.
La mayoría de los gremios más representativos piensan en la propuesta de 2012 opción 2 del cuadro, con un aumento que puede ser del 24% dividido en etapas si se firma en el primer semestre y del 26% si se firma en el segundo.
En cualquiera de los dos modelos, el impacto en el pay roll sería para el año 2012 de aproximadamente la mitad del ajuste total. El efecto negativo será el nuevo piso para el 2013, que según el ciclo económico es el año clave para la sustentabilidad del modelo, y un examen para dar en las elecciones legislativas.
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