Foto: Archivo / LA NACION
NUEVA YORK.- Es el economista argentino con más prestigio internacional. Profesor de Economía y Asuntos Públicos Internacionales y director del Programa de Administración de Política Económica de la Universidad de Columbia, su currículum es amplísimo. En la Argentina, trabajó en el Banco Central, luego se graduó en Yale y enseñó en grandes universidades norteamericanas, como la propia Columbia, Pennsylvania y Maryland. Fue asesor del FMI y de varios gobiernos de América latina y de economías en transición. También se desempeñó como economista jefe del BID, presidió la International Economic Association y ha recibido numerosos premios.
En su oficina de Columbia, recibió a LA NACION y describió su visión de la economía actual, con un mundo con menor crecimiento y lento movimiento de las exportaciones, que generará un marco menos favorable para la Argentina y que también complica la recuperación norteamericana. En nuestro país, sostiene, no hay suficiente inversión para seguir creciendo a tasas altas, algunas políticas son «irracionales», y cree que la apropiación de las reservas del Banco Central generará más inflación y caída de depósitos. Y dice del gobierno nacional: «Están yendo para atrás».
«No tengo nada de confianza en que China pueda seguir creciendo»
-¿Cómo ve la economía internacional?
-Veo a Estados Unidos recuperándose, lentamente, pero no el empleo. Luego de las crisis financieras, el empleo se mueve mucho más lentamente que luego de otra clase de crisis. El producto ha vuelto a donde estaba, pero el desempleo todavía queda bien alto. En términos del crecimiento es medio complicado. Las exportaciones han quedado planchadas. Y en Europa también. Las familias y empresas pequeñas están altamente endeudadas y no tienen acceso al crédito. Pero mientras no venga un shock medio raro, aquí las condiciones son más o menos favorables. En Europa no me preocupa Grecia, que es 2% del producto europeo y Portugal tampoco.
-España es otra cosa…
-Claro, pero mirando toda la región, también se ve que no ha podido exportar. Las exportaciones están planchadas. El resto del mundo no ha sido una salida para Europa. La recesión ha creado una situación de mayor incertidumbre, sin proyectos de inversión y los bancos que se habían metido bastante con los activos tóxicos están muy débiles. No están prestando. La política monetaria no está siendo efectiva, porque el Banco Central Europeo les presta a los bancos, y los bancos ponen la plata en el BCE. El temor ahora es que, para mi gusto, esto crea una situación de doble recesión. Cuán profunda sea, es difícil saberlo.
-¿Y China?
-No tengo nada de confianza en que China pueda seguir creciendo. Las exportaciones son 30 por ciento del PBI, y la economía es muy abierta. Pero las exportaciones se están secando debido a que van básicamente a Europa y a Estados Unidos. Lo que sería bueno para ellos y para el mundo sería que aumenten el consumo. El problema es que tienen una red de comercialización pésima. Yo lo pienso como una manzana podrida que tiene una cáscara muy sana. Ahí en la cáscara es donde han estado produciendo. Adentro no tienen nada, es una economía totalmente primitiva. Si China no mantiene el sistema, en el Sur vamos a sufrir. No es seguro por el momento, pero está medio en la cuerda floja. Los chinos consideran que tasas de crecimiento de menos del 6 por ciento les traen problemas políticos internos serios.
-Como en la Argentina…
-Sí, yo no sé cómo van a mantener esas tasas (de crecimiento). Porque la inversión en la Argentina es muy baja. Se han favorecido mucho por los términos de intercambio. Pero eso llegó hasta donde llegó. Lo que hasta hoy vimos fue el empujón de la suba. Pero al final, estas cosas dependen de la tasa de inversión. Hasta donde yo puedo saberlo, por lo que uno habla con potenciales inversores, casi que inversión es mala palabra por la inseguridad regulatoria. No se sabe qué van a cambiar.
-Hubo muchos cambios en los últimos tiempos.
-Y ahora con las importaciones, esa forma arbitraria de manejar las cosas… crean más incertidumbre a los ojos del inversor.
-También se prohíbe remitir utilidades.
-Entonces los inversores, si tienen que elegir, van a Brasil. Es un mercado mucho más grande. Y parece ser un sistema más confiable. No están cambiando las reglas todos los días, no están mintiendo sobre los datos. Me parece una manera muy infantil de manejar las cosas (en la Argentina), medio que se hacen daño a ellos mismos, una cosa casi irracional. Creo que no se dieron cuenta todavía de la suerte que tuvieron. Pero ahora la situación fiscal es más complicada. Están haciendo ajustes con los subsidios. Eso va a pegar. Cuando la gente empiece a pagar tasas más altas de servicios públicos, eso reduce el ingreso disponible. Tal vez por eso están contando con el crecimiento. Pero se ve un poco difícil. El mundo no está creciendo. Y existe también el riesgo, que no hay que descontarlo del todo, de una crisis bancaria en Europa.
-Un escenario mucho menos favorable…
-Hay un crecimiento bajo en el mundo, que se va a transmitir a nuestras costas. Producimos materias primas. Con eso, lo único que podemos hacer es alimentar a un mundo que esté creciendo y produciendo manufacturas. Pero no podemos retroalimentarnos porque no tenemos una industria pujante.
– Van a cambiar la carta orgánica del BCRA para que participe más en la economía real.
-Y que baje las tasas de interés. Ahora vamos a tener inflación.
– ¿Se van a licuar los ahorros?
-Los ahorristas argentinos ya lo aprendieron. Se van a ir los ahorros. Están yendo para atrás. Pero la señal es que van a meter mano en lo que sea. Y en el momento que les vaya mal, yo creo que va a ser serio, porque si cometen errores cuando les va bien, cuando les vaya mal, no sé qué es lo que va a pasar. Da la sensación de que se están preparando para meterle mano a lo que hay: YPF en este caso, los fondos de pensión en su momento, las reservas del BCRA… No sé qué quieren hacer con el BCRA dando crédito, porque el BCRA lo único que puede hacer, pobre, es producir papel de colores. Y eso no va muy lejos. Es una manera de hacer política totalmente heterodoxa. Bueno, si les sale bien, vamos a aprender algo. Yo voy a tener algo más que decir acá [en Columbia]..
NUEVA YORK.- Es el economista argentino con más prestigio internacional. Profesor de Economía y Asuntos Públicos Internacionales y director del Programa de Administración de Política Económica de la Universidad de Columbia, su currículum es amplísimo. En la Argentina, trabajó en el Banco Central, luego se graduó en Yale y enseñó en grandes universidades norteamericanas, como la propia Columbia, Pennsylvania y Maryland. Fue asesor del FMI y de varios gobiernos de América latina y de economías en transición. También se desempeñó como economista jefe del BID, presidió la International Economic Association y ha recibido numerosos premios.
En su oficina de Columbia, recibió a LA NACION y describió su visión de la economía actual, con un mundo con menor crecimiento y lento movimiento de las exportaciones, que generará un marco menos favorable para la Argentina y que también complica la recuperación norteamericana. En nuestro país, sostiene, no hay suficiente inversión para seguir creciendo a tasas altas, algunas políticas son «irracionales», y cree que la apropiación de las reservas del Banco Central generará más inflación y caída de depósitos. Y dice del gobierno nacional: «Están yendo para atrás».
«No tengo nada de confianza en que China pueda seguir creciendo»
-¿Cómo ve la economía internacional?
-Veo a Estados Unidos recuperándose, lentamente, pero no el empleo. Luego de las crisis financieras, el empleo se mueve mucho más lentamente que luego de otra clase de crisis. El producto ha vuelto a donde estaba, pero el desempleo todavía queda bien alto. En términos del crecimiento es medio complicado. Las exportaciones han quedado planchadas. Y en Europa también. Las familias y empresas pequeñas están altamente endeudadas y no tienen acceso al crédito. Pero mientras no venga un shock medio raro, aquí las condiciones son más o menos favorables. En Europa no me preocupa Grecia, que es 2% del producto europeo y Portugal tampoco.
-España es otra cosa…
-Claro, pero mirando toda la región, también se ve que no ha podido exportar. Las exportaciones están planchadas. El resto del mundo no ha sido una salida para Europa. La recesión ha creado una situación de mayor incertidumbre, sin proyectos de inversión y los bancos que se habían metido bastante con los activos tóxicos están muy débiles. No están prestando. La política monetaria no está siendo efectiva, porque el Banco Central Europeo les presta a los bancos, y los bancos ponen la plata en el BCE. El temor ahora es que, para mi gusto, esto crea una situación de doble recesión. Cuán profunda sea, es difícil saberlo.
-¿Y China?
-No tengo nada de confianza en que China pueda seguir creciendo. Las exportaciones son 30 por ciento del PBI, y la economía es muy abierta. Pero las exportaciones se están secando debido a que van básicamente a Europa y a Estados Unidos. Lo que sería bueno para ellos y para el mundo sería que aumenten el consumo. El problema es que tienen una red de comercialización pésima. Yo lo pienso como una manzana podrida que tiene una cáscara muy sana. Ahí en la cáscara es donde han estado produciendo. Adentro no tienen nada, es una economía totalmente primitiva. Si China no mantiene el sistema, en el Sur vamos a sufrir. No es seguro por el momento, pero está medio en la cuerda floja. Los chinos consideran que tasas de crecimiento de menos del 6 por ciento les traen problemas políticos internos serios.
-Como en la Argentina…
-Sí, yo no sé cómo van a mantener esas tasas (de crecimiento). Porque la inversión en la Argentina es muy baja. Se han favorecido mucho por los términos de intercambio. Pero eso llegó hasta donde llegó. Lo que hasta hoy vimos fue el empujón de la suba. Pero al final, estas cosas dependen de la tasa de inversión. Hasta donde yo puedo saberlo, por lo que uno habla con potenciales inversores, casi que inversión es mala palabra por la inseguridad regulatoria. No se sabe qué van a cambiar.
-Hubo muchos cambios en los últimos tiempos.
-Y ahora con las importaciones, esa forma arbitraria de manejar las cosas… crean más incertidumbre a los ojos del inversor.
-También se prohíbe remitir utilidades.
-Entonces los inversores, si tienen que elegir, van a Brasil. Es un mercado mucho más grande. Y parece ser un sistema más confiable. No están cambiando las reglas todos los días, no están mintiendo sobre los datos. Me parece una manera muy infantil de manejar las cosas (en la Argentina), medio que se hacen daño a ellos mismos, una cosa casi irracional. Creo que no se dieron cuenta todavía de la suerte que tuvieron. Pero ahora la situación fiscal es más complicada. Están haciendo ajustes con los subsidios. Eso va a pegar. Cuando la gente empiece a pagar tasas más altas de servicios públicos, eso reduce el ingreso disponible. Tal vez por eso están contando con el crecimiento. Pero se ve un poco difícil. El mundo no está creciendo. Y existe también el riesgo, que no hay que descontarlo del todo, de una crisis bancaria en Europa.
-Un escenario mucho menos favorable…
-Hay un crecimiento bajo en el mundo, que se va a transmitir a nuestras costas. Producimos materias primas. Con eso, lo único que podemos hacer es alimentar a un mundo que esté creciendo y produciendo manufacturas. Pero no podemos retroalimentarnos porque no tenemos una industria pujante.
– Van a cambiar la carta orgánica del BCRA para que participe más en la economía real.
-Y que baje las tasas de interés. Ahora vamos a tener inflación.
– ¿Se van a licuar los ahorros?
-Los ahorristas argentinos ya lo aprendieron. Se van a ir los ahorros. Están yendo para atrás. Pero la señal es que van a meter mano en lo que sea. Y en el momento que les vaya mal, yo creo que va a ser serio, porque si cometen errores cuando les va bien, cuando les vaya mal, no sé qué es lo que va a pasar. Da la sensación de que se están preparando para meterle mano a lo que hay: YPF en este caso, los fondos de pensión en su momento, las reservas del BCRA… No sé qué quieren hacer con el BCRA dando crédito, porque el BCRA lo único que puede hacer, pobre, es producir papel de colores. Y eso no va muy lejos. Es una manera de hacer política totalmente heterodoxa. Bueno, si les sale bien, vamos a aprender algo. Yo voy a tener algo más que decir acá [en Columbia]..