España se queda atrás. Aunque los países avanzados han sufrido más la Gran Recesión que los emergentes, la mayoría de ellos ha recuperado ya o recuperará este año la actividad económica que tenían antes de que estallara la crisis financiera. Solo queda un pequeño grupo de países rezagados y España está entre ellos. Las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizadas esta semana apuntan a que España no recuperará el nivel de Producto Interior Bruto (PIB) de 2008, el último ejercicio con crecimiento antes de la crisis, hasta el año 2017, seis años más tarde que Alemania o Francia.
Eso, si se toma como referencia el PIB. En el caso del empleo es peor. «Si el PIB se recupera para 2018, eso significa que no se recuperarán los dos millones y medio de empleos perdidos antes de 2022 o 2023, en el mejor de los casos. Así que en términos de empleo, serán quince años perdidos», subraya José Ramón Díez Guijarro, profesor de Entorno Económico del IE.
En el caso de Alemania, el batacazo del PIB se produjo en 2009, cayó un 5,1%. Desde entonces ha mantenido crecimientos sostenidos por encima del 3%. Frente a esa dinámica, España es uno de los países en los que el fantasma de la doble recesión ha cobrado vida. Cuando la economía había iniciado una lenta recuperación, el exceso de endeudamiento, la contracción del crédito, la parálisis del sector inmobiliario, la crisis de la deuda y las medidas de ajuste presupuestario han provocado la vuelta a los números rojos.
Es el modelo económico español del boom el que ahora está demostrando de qué estaban hechos sus mimbres. «La facilidad de acceso a la financiación y el shock de demanda derivado de la inmigración dispararon el peso del sector inmobiliario en el PIB. Eso ya no pasará, con el consiguiente impacto negativo sobre el potencial de crecimiento», asevera el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que agrupa a los principales bancos privados del mundo. Eso significa que el potencial se reduce del 3,3%-3,5% habido entre 1995 y 2007, a poco más del 1,5%-2% en el futuro próximo, según distintos expertos. Entre otras cosas porque aún queda pendiente el ajuste de precios del sector inmobiliario y su impacto sobre las cuentas de lo bancos, lo que no facilitará el crédito. Según Deutsche Bank, los precios de la vivienda cayeron un 30% en EE UU en los dos primeros años de la crisis antes de estabilizarse. «En España, con una burbuja similar, los precios se han contraído apenas un 15% en tres años y tienen que caer más».
En el caso de Alemania, el batacazo del PIB se produjo en 2009, cayó un 5,1%. Desde entonces ha mantenido crecimientos sostenidos por encima del 3%
Los técnicos del FMI calculan que en 2013 España volverá a crecer, apenas un 0,1%. Pero ni siquiera a partir de ahí España tendrá una recuperación vigorosa. Las previsiones del FMI apuntan a un crecimiento del PIB español ligeramente superior al 1% en 2014 y siempre por debajo del 2% hasta 2017, último año al que alcanzan sus pronósticos. Eso siempre que el Gobierno español no cumpla con el plan de ajuste marcado por Bruselas porque, como recuerda un experto en temas monetarios, «el informe del FMI da por hecho que no se cumplirá el objetivo del 3% en todo ese tiempo, ya que en ese caso la economía se contraería durante varios años». Así que la década perdida puede ser, incluso, el escenario más benigno para la economía española.
Con todas las cautelas que merecen las previsiones —»a partir de los dos años, las previsiones son poco de fiar», admite un oficial del organismo—, lo que parece claro es que el Gobierno de Mariano Rajoy no podrá disfrutar de una economía mínimamente pujante en toda la legislatura, en la que el paro se mantendrá siempre por encima del 20% y la deuda pública se disparará ante la dificultad de reducir el déficit en una economía renqueante. Según el FMI, la economía solo crecerá un 1% en el total de los cuatro años de mandato de Rajoy.
El informe del FMI da por hecho que no se cumplirá el objetivo del 3% en todo ese tiempo, ya que en ese caso la economía se contraería durante varios años”
Especialista del FMI
Junto a España, en el grupo de los más rezagados en la salida de la crisis están Eslovenia y las economías rescatadas de Irlanda y Portugal. Las tres atraviesan también una década perdida en cuanto a crecimiento económico. A Italia le va todavía peor. Arrancó la crisis antes que España y, debido a un crecimiento menor incluso que el español para los próximos años, no recuperará el nivel de PIB de 2007 dentro del periodo que abarcan las previsiones del Fondo. Italia y Portugal cuentan con el agravante de ser dos de los países que menos crecieron en la década previa a la crisis.
Y por detrás de todos ellos está, cómo no, Grecia. Tras cinco años de recesión, incluso si se cumplen las muy optimistas previsiones del FMI para el periodo 2014-2017, aún estará muy lejos del nivel de actividad de 2007. Fuera de Europa, solo Japón arroja un escenario parecido.
La parte positiva es que el ajuste empieza a dar tímidas señales positivas. «El control de la inflación y la caída de los costes laborales unitarios se está traduciendo en mejoras de competitividad y la balanza por cuenta corriente, reflejo de los desequilibrios de un país, ha pasado de un déficit del 10% a poco más del 3% y sigue cayendo. Son mejoras importantes», apunta Díez Guijarro. Pero como recuerda un inversor, el cambio hacia un nuevo modelo de crecimiento no es fácil. «Queda un camino largo y doloroso por delante».
Eso, si se toma como referencia el PIB. En el caso del empleo es peor. «Si el PIB se recupera para 2018, eso significa que no se recuperarán los dos millones y medio de empleos perdidos antes de 2022 o 2023, en el mejor de los casos. Así que en términos de empleo, serán quince años perdidos», subraya José Ramón Díez Guijarro, profesor de Entorno Económico del IE.
En el caso de Alemania, el batacazo del PIB se produjo en 2009, cayó un 5,1%. Desde entonces ha mantenido crecimientos sostenidos por encima del 3%. Frente a esa dinámica, España es uno de los países en los que el fantasma de la doble recesión ha cobrado vida. Cuando la economía había iniciado una lenta recuperación, el exceso de endeudamiento, la contracción del crédito, la parálisis del sector inmobiliario, la crisis de la deuda y las medidas de ajuste presupuestario han provocado la vuelta a los números rojos.
Es el modelo económico español del boom el que ahora está demostrando de qué estaban hechos sus mimbres. «La facilidad de acceso a la financiación y el shock de demanda derivado de la inmigración dispararon el peso del sector inmobiliario en el PIB. Eso ya no pasará, con el consiguiente impacto negativo sobre el potencial de crecimiento», asevera el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que agrupa a los principales bancos privados del mundo. Eso significa que el potencial se reduce del 3,3%-3,5% habido entre 1995 y 2007, a poco más del 1,5%-2% en el futuro próximo, según distintos expertos. Entre otras cosas porque aún queda pendiente el ajuste de precios del sector inmobiliario y su impacto sobre las cuentas de lo bancos, lo que no facilitará el crédito. Según Deutsche Bank, los precios de la vivienda cayeron un 30% en EE UU en los dos primeros años de la crisis antes de estabilizarse. «En España, con una burbuja similar, los precios se han contraído apenas un 15% en tres años y tienen que caer más».
En el caso de Alemania, el batacazo del PIB se produjo en 2009, cayó un 5,1%. Desde entonces ha mantenido crecimientos sostenidos por encima del 3%
Los técnicos del FMI calculan que en 2013 España volverá a crecer, apenas un 0,1%. Pero ni siquiera a partir de ahí España tendrá una recuperación vigorosa. Las previsiones del FMI apuntan a un crecimiento del PIB español ligeramente superior al 1% en 2014 y siempre por debajo del 2% hasta 2017, último año al que alcanzan sus pronósticos. Eso siempre que el Gobierno español no cumpla con el plan de ajuste marcado por Bruselas porque, como recuerda un experto en temas monetarios, «el informe del FMI da por hecho que no se cumplirá el objetivo del 3% en todo ese tiempo, ya que en ese caso la economía se contraería durante varios años». Así que la década perdida puede ser, incluso, el escenario más benigno para la economía española.
Con todas las cautelas que merecen las previsiones —»a partir de los dos años, las previsiones son poco de fiar», admite un oficial del organismo—, lo que parece claro es que el Gobierno de Mariano Rajoy no podrá disfrutar de una economía mínimamente pujante en toda la legislatura, en la que el paro se mantendrá siempre por encima del 20% y la deuda pública se disparará ante la dificultad de reducir el déficit en una economía renqueante. Según el FMI, la economía solo crecerá un 1% en el total de los cuatro años de mandato de Rajoy.
El informe del FMI da por hecho que no se cumplirá el objetivo del 3% en todo ese tiempo, ya que en ese caso la economía se contraería durante varios años”
Especialista del FMI
Junto a España, en el grupo de los más rezagados en la salida de la crisis están Eslovenia y las economías rescatadas de Irlanda y Portugal. Las tres atraviesan también una década perdida en cuanto a crecimiento económico. A Italia le va todavía peor. Arrancó la crisis antes que España y, debido a un crecimiento menor incluso que el español para los próximos años, no recuperará el nivel de PIB de 2007 dentro del periodo que abarcan las previsiones del Fondo. Italia y Portugal cuentan con el agravante de ser dos de los países que menos crecieron en la década previa a la crisis.
Y por detrás de todos ellos está, cómo no, Grecia. Tras cinco años de recesión, incluso si se cumplen las muy optimistas previsiones del FMI para el periodo 2014-2017, aún estará muy lejos del nivel de actividad de 2007. Fuera de Europa, solo Japón arroja un escenario parecido.
La parte positiva es que el ajuste empieza a dar tímidas señales positivas. «El control de la inflación y la caída de los costes laborales unitarios se está traduciendo en mejoras de competitividad y la balanza por cuenta corriente, reflejo de los desequilibrios de un país, ha pasado de un déficit del 10% a poco más del 3% y sigue cayendo. Son mejoras importantes», apunta Díez Guijarro. Pero como recuerda un inversor, el cambio hacia un nuevo modelo de crecimiento no es fácil. «Queda un camino largo y doloroso por delante».