Del conventillo a una vivienda propia

Antes. Stella Maris y Sergio, en el conventillo de Martín Rodríguez 865. Foto: LA NACION / Hernán Zenteno
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Cuartos para todos
Ludmila Muñoz alza los brazos en V y sonríe con ganas. Así festeja en la cocina toda equipada del que próximamente será el departamento de su familia, al que acaba de entrar por primera vez. Emocionada, se funde en un abrazo con su mamá, Liliana Muñoz, que con los ojos llenos de lágrimas recorre los dormitorios y el living, a los que apenas les faltan detalles de terminación para poder ser estrenados, en el 245 de la calle Alvar Núñez, en La Boca.
Ludmila tiene 10 años; Liliana, 47. Y ninguna tuvo nunca, hasta ahora, una vivienda propia. Por eso les sobran motivos para celebrar. «Mirá cuando vengan mis amigos», se entusiasma la niña. «Tengo baño propio y no tengo que salir de mi casa para usarlo», agrega la mamá. Hoy, las dos conviven con otra hija de 21 años más la pareja de la madre en una habitación de tres por cuatro de un hogar perteneciente al gobierno porteño, en Constitución, a la que Ludmila no puede invitar amiguitos y a la que un hall separa del baño.
La de Liliana Muñoz es sólo una de las 240 familias provenientes de los 21 conventillos que, en 1990, el Estado porteño compró a la Empresa Celestina La Grande SA, como parte de un plan de recuperación de La Boca. En aquel momento, la Ciudad se comprometió a otorgar una vivienda propia a los habitantes de los inmuebles; si se trataba de un matrimonio con hijos grandes, se previó beneficiar a todos los núcleos familiares derivados del original.
Más de 20 años pasaron sin que ninguna administración cumpliera con la obligación, ni las intendencias previas a la autonomía porteña ni los jefes de gobierno posteriores, incluida la primera gestión de Mauricio Macri que, ahora, en su segundo mandato, finalmente ha avanzado. El mes próximo, las primeras ocho familias podrán mudarse al edificio de dos pisos construido ad hoc en Alvar Núñez 245 por el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC).
Otras 79 familias serán reubicadas de aquí a mediados de 2013 a nuevos inmuebles sobre las calles Suárez, Olavarría, Padre Grote y Salvadores. En este caso, se trata del terreno donde estaba el conventillo en el que se crió Liliana Muñoz, que fue demolido para construir a nuevo, modalidad que se extenderá a otros.
En dos piezas del edificio original de Salvadores, Liliana llegó a convivir con 8 de sus hermanos, sus padres y sus dos hijas. «Ahora somos cuatro en una habitación, pero en Alvar Núñez tendremos living-comedor y dos dormitorios. Estoy chocha. Mis hijas van a tener algo propio, no van a estar rodando de un lugar a otro como yo», explica la mujer, que pagará las cuotas de la nueva vivienda gracias al sueldo de su concubino. Ella está desempleada.
Efectivamente, los adjudicatarios abonan las casas en cuotas que no superan el 20% del ingreso familiar, según informaron en el IVC. El resto de las 240 familias serán reubicadas antes de fines de 2014, según informó a LA NACION el presidente del IVC, Emilio Basavilbaso. Sólo este año el programa de conventillos cuenta con un presupuesto de $ 50 millones.
Desde enero hasta la fecha, el IVC se vio obligado a desembolsar otros $ 10 millones en un plan de emergencia -tareas de apuntalamiento y tendido de gas, electricidad y agua- luego de que un juez fallara en favor de una familia por las malas condiciones de vida en conventillos y hogares de tránsito municipales. Incluso, un bebe murió en julio del año pasado en un incendio registrado en uno de los hogares de tránsito.
Causa judicial
La causa judicial estuvo impulsada por la defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini, en representación de la familia afectada.
«Asumí en el IVC en diciembre. Creo que las familias de la ribera del Riachuelo y las de los conventillos de La Boca son las que peor viven en toda la ciudad. Nos preocupamos porque hay conventillos con riesgo estructural. Además de ser una deuda histórica y social, la refacción de los inmuebles se judicializó», señaló Basavilbaso entre los motivos que impulsan los planes oficiales de mejoras y traslados.
Los arreglos alcanzaron al conventillo de Martín Rodríguez 865. Allí, entre paredes de madera y chapa, aún trabajan cuadrillas del IVC a metros de los dos cuartos que ocupan Stella Maris Soria, de 47 años; su esposo, Sergio Leonetti, de 48; sus cuatro hijos varones y su hija mujer, de entre 12 y 29 años. El mayor padece síndrome de Down y todos se mantienen con el sueldo de Stella Maris como portera de escuela.
«Durante dos meses del verano nos bajaron a la planta baja, a instalaciones que armaron para mudar a las familias a medida que les arreglan las piezas. Estamos acá desde junio del año pasado; antes vivimos los siete en una pieza de cinco por cinco, llena de humedad, en otro conventillo. Por suerte, como somos familia numerosa, nos adjudicaron un duplex en Alvar Núñez y falta poco para que nos vayamos. Tuvimos que esperar muchos años, pero estamos contentos. Mi hija mujer, de 21, al fin tendrá un dormitorio para ella sola», dice Stella Maris.
Y su marido, desempleado desde 2000, regresará al sector de La Boca conocido como Barrio Chino, que lo vio crecer en otro conventillo, pero de propiedad privada, en la calle California al 600, que todavía sigue en pie. «El barrio Chino antes estaba postergado, y ahora resurgió; en cambio, por acá, por Martín Rodríguez, el ambiente empeoró. Así que nos vamos a un mejor lugar y un mejor vecindario», se alegró la pareja.
Una modalidad habitacional que sobrevive
El Plan Integral La Boca sólo prevé otorgar viviendas propias, construidas por el IVC y pagadas luego en cuotas por los beneficiarios, a las familias que habitan conventillos en inmuebles pertenecientes al Estado porteño. En La Boca, así como en los barrios de Monserrat y Once, hay muchos más conventillos pero en casas colectivas de dominio privado. Según datos de la Dirección General de Bienes del gobierno porteño, fuera de La Boca sólo funcionan dos conventillos en propiedades municipales: Juan B. Alberdi 2301 (Flores) y Rawson 79/81/83/95/97 (Almagro)..

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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Un comentario en «Del conventillo a una vivienda propia»

  1. ¡Qué contentos deben de estar el Cacho y la María! Cuando el Cacho vuelva de jugar a las bochas y Macri les toque el timbre luego de recoger los papelitos que tiran los tacheros, María podrá al fin gritar «Gracias, Mauricio».

    Ahora Antonia no desvelará más el sueño de su probo padre. Su futuro ya no será la causa del insomnio paterno. Que descanse en paz. O QEPD, como más le guste.

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