Miles de estudiantes marcharon este miércoles por Santiago en una manifestación que terminó con disturbios y 70 detenidos, en reclamo de una completa reforma al sistema educativo chileno, uno de los más caros y desiguales del planeta, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet.
La marcha se inició en la céntrica Plaza Italia de Santiago, donde se reunieron miles de estudiantes, profesores y padres, tal como lo hicieron en las más de 40 manifestaciones que protagonizaron a lo largo del año pasado.
Las columnas, que marcharon con bailes y cánticos y portando grandes pancartas, avanzaron en calma por la céntrica avenida Alameda, para luego enfilar hacia el norte hasta las inmediaciones del centro cultural Estación Mapocho, donde se realizó un acto central de cierre.
«Vamos a seguir siendo rebeldes, porque el movimiento estudiantil no se va a conformar con que se hayan corregido algunos excesos. Nosotros queremos corregirlo todo», afirmó en su discurso el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Gabriel Boric.
La Confederación de Estudiantes de Chile, que organizó la marcha, cifró en 100.000 las personas que respondieron a la convocatoria, mientras que la policía informó que unas 20.000 asistieron a la protesta.
La manifestación concluyó con al menos 70 detenidos por disturbios protagonizados por encapuchados, que fueron repelidos con gas y agua por agentes.
«A lo menos tres personas resultaron lesionadas, entre ellas un carabinero (policía)», indicó la intendenta de Santiago, Cecilia Pérez, en un balance de la protesta.
Esta fue la segunda gran marcha nacional de estudiantes del año tras la realizada el 25 de abril pasado, que reunió a unos 50.000 manifestantes.
Los estudiantes reclaman una completa reformulación del sistema educativo chileno, considerado como uno de los más caros y desiguales del planeta, como consecuencia de las reformas impuestas por la dictadura de Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte público a la educación y fomentó la inclusión del sector privado.
Las protestas han derribado la popularidad del presidente Sebastián Piñera, que ha propuesto una serie de modificaciones al sistema, pero manteniendo su estructura principal.
«Este gobierno no ha sido capaz de dar respuesta a las peticiones de fondo de los estudiantes», criticó Boric este miércoles.
Por su parte, la popular dirigente estudiantil Camila Vallejo rechazó la propuesta de financiamiento de la educación del gobierno, porque, a su juicio, «si bien saca a la banca privada (del sistema), sigue con la política de subsidio a la demanda y el financiamiento indirecto al lucro».
El gobierno de Piñera propuso apartar a los bancos privados del sistema para financiar la educación superior y, en su reemplazo, crear un ente público que administre los créditos para estudiantes, que beneficiaría al 90% de ellos tanto de instituciones públicas como privadas.
Los préstamos bancarios, que hasta ahora eran avalados por el Estado y alcanzaban intereses de hasta el 6%, tendrán un interés máximo del 2% y comenzarán a ser pagados por los estudiantes sólo cuando comiencen a trabajar, con un pago máximo del 10% de su salario.
El nuevo sistema propuesto, que aún debe ser refrendado por el Congreso, otorga un plazo máximo de pago de 180 meses, tras lo cual la deuda se condonará, según avanzó el ministro de Educación, Harald Beyer.
pa/rto/msa/yo/spc
La marcha se inició en la céntrica Plaza Italia de Santiago, donde se reunieron miles de estudiantes, profesores y padres, tal como lo hicieron en las más de 40 manifestaciones que protagonizaron a lo largo del año pasado.
Las columnas, que marcharon con bailes y cánticos y portando grandes pancartas, avanzaron en calma por la céntrica avenida Alameda, para luego enfilar hacia el norte hasta las inmediaciones del centro cultural Estación Mapocho, donde se realizó un acto central de cierre.
«Vamos a seguir siendo rebeldes, porque el movimiento estudiantil no se va a conformar con que se hayan corregido algunos excesos. Nosotros queremos corregirlo todo», afirmó en su discurso el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Gabriel Boric.
La Confederación de Estudiantes de Chile, que organizó la marcha, cifró en 100.000 las personas que respondieron a la convocatoria, mientras que la policía informó que unas 20.000 asistieron a la protesta.
La manifestación concluyó con al menos 70 detenidos por disturbios protagonizados por encapuchados, que fueron repelidos con gas y agua por agentes.
«A lo menos tres personas resultaron lesionadas, entre ellas un carabinero (policía)», indicó la intendenta de Santiago, Cecilia Pérez, en un balance de la protesta.
Esta fue la segunda gran marcha nacional de estudiantes del año tras la realizada el 25 de abril pasado, que reunió a unos 50.000 manifestantes.
Los estudiantes reclaman una completa reformulación del sistema educativo chileno, considerado como uno de los más caros y desiguales del planeta, como consecuencia de las reformas impuestas por la dictadura de Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte público a la educación y fomentó la inclusión del sector privado.
Las protestas han derribado la popularidad del presidente Sebastián Piñera, que ha propuesto una serie de modificaciones al sistema, pero manteniendo su estructura principal.
«Este gobierno no ha sido capaz de dar respuesta a las peticiones de fondo de los estudiantes», criticó Boric este miércoles.
Por su parte, la popular dirigente estudiantil Camila Vallejo rechazó la propuesta de financiamiento de la educación del gobierno, porque, a su juicio, «si bien saca a la banca privada (del sistema), sigue con la política de subsidio a la demanda y el financiamiento indirecto al lucro».
El gobierno de Piñera propuso apartar a los bancos privados del sistema para financiar la educación superior y, en su reemplazo, crear un ente público que administre los créditos para estudiantes, que beneficiaría al 90% de ellos tanto de instituciones públicas como privadas.
Los préstamos bancarios, que hasta ahora eran avalados por el Estado y alcanzaban intereses de hasta el 6%, tendrán un interés máximo del 2% y comenzarán a ser pagados por los estudiantes sólo cuando comiencen a trabajar, con un pago máximo del 10% de su salario.
El nuevo sistema propuesto, que aún debe ser refrendado por el Congreso, otorga un plazo máximo de pago de 180 meses, tras lo cual la deuda se condonará, según avanzó el ministro de Educación, Harald Beyer.
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