La Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires debería haber sancionado la ley de reforma tributaria impulsada por el gobernador Daniel Scioli, una importante herramienta que la provincia necesita. Lamentablemente, la violencia de un sector que busca perpetuar sus privilegios convenció a la oposición, que no dudó en entregar el mandato de cumplir con la representación de sus votantes a cambio de continuar siendo bien recibidos en la mesa de las corporaciones.
No se trata de que moleste que haya gente que tenga mucho dinero, ni mucho campo, ni muchos bienes. Ni el peronismo ni el kirchnerismo plantearon nunca la lucha de clases, mucho menos el enfrentamiento de pobres contra ricos. Al contrario, como bien dijo la presidenta, somos los creadores de la articulación entre capital y trabajo pero siempre en el marco de la redistribución de la riqueza, que es el camino para la verdadera justicia social.
En ese horizonte, la situación actual de los impuestos inmobiliarios rurales en la provincia de Buenos Aires sólo puede caracterizarse como de absoluta injusticia. Desde hace más de 15 años los valores no se actualizan, lo que significa que, en la mayor parte de los casos, el valor anual de lo pagado por tierra altamente productiva es menor a lo que se paga en concepto de patente por un automóvil mediano.
Ese desarreglo se verifica también en las cargas diferentes que deben afrontar los vecinos de áreas urbanas que, con sus impuestos, hoy están costeando políticas públicas que benefician a los ámbitos rurales. Esa inequidad era la que se buscaba revertir con la reforma tributaria para que la regla fuese la de la estricta justicia: quien más tiene, más debe contribuir y asegurar de ese modo que los municipios, en todo el territorio de la provincia, puedan seguir impulsando las políticas públicas necesarias para mejorar la calidad de vida: más escuelas, más hospitales, más viviendas.
La sesión en la Cámara de Diputados se truncó por la negativa de los bloques opositores. No se entiende cómo el partido radical ha traicionado una vez más su tradición popular claudicando ante la violencia de Hugo Luis Biolcati, de la Sociedad Rural, y sus replicadores profesionales en los medios de comunicación. Los diputados radicales dieron la espalda a quienes confiaron en ellos mediante el voto: su indigno comportamiento ofende a la democracia que nunca debe ceder a la convocatoria de los violentos. Algo ha quedado claro: este radicalismo no merece ningún cargo en el gobierno provincial porque no tiene sentido de responsabilidad hacia la gestión pública y menos aún compromiso con el bien común de los bonaerenses.
Tampoco se comprende la negativa del FAP que al mismo tiempo que se opone a este proyecto tan importante para el futuro, busca el apoyo en la provincia de Santa Fe para aprobar una reforma de similares características. Más sorprendente –aunque coherente con la habitual inclinación de Mauricio Macri a consolidar privilegios y perjudicar a los sectores populares– es la postura de los miembros del PRO, que no dudaron en aumentar el ABL a los vecinos de la Ciudad hasta en un 500%, impuesto que se aplica a inmuebles que son en su mayoría destinados a vivienda, pero hoy se oponen a revaluar las contribuciones por tierras que dejan a sus dueños grandes ganancias.
Luego de la negativa de los bloques opositores, la sesión pautada para este miércoles –que ya había sido suspendida la semana anterior por los incidentes causados por ruralistas en la puerta misma de la Legislatura– terminó postergándose. Así, la oposición tendrá una nueva oportunidad de rever su posición y, quizás, torcer el rumbo a favor del futuro de la provincia. Tomando el camino de la esperanza, existirá la oportunidad de volver al recinto para discutir el proyecto de ley que ya cuenta con media sanción en el Senado.
Sea cual sea el resultado en la Legislatura, es imprescindible ganar más institucionalidad, más democracia y menos privilegios. Con Gabriel Mariotto y Cristina Fioramonti en el Senado, junto a Horacio González y Juan de Jesús en Diputados, el trabajo cotidiano en cada responsabilidad de gestión continuará dirigido al cumplimiento de la premisa según la cual el rumbo del quehacer político no puede ser otro que el señalado por las demandas de nuestro pueblo. Hay que desterrar para siempre el aval a los violentos. A quien piense la política de otro modo, es seguro que quedará en la vereda opuesta.
A pesar de los –estos sí– verdaderos palos en la rueda, trabajaremos junto al gobernador, a quien acompañaremos siempre en proveer soluciones a los reclamos del pueblo. La provincia de Buenos Aires es un territorio extenso y complejo, donde aún existen realidades que duelen. Buscaremos dar soluciones a la problemática de la basura que afecta la salud de millones de bonaerenses, de la inseguridad, que sin dudas es más aguda cuando la violencia proviene de las fuerzas de seguridad, a las prácticas de quienes, como la empresa Boldt, representan un monopolio mafioso en el sector del juego.
La voluntad está del lado del cambio, de la transformación de la realidad en beneficio del pueblo al que nos debemos. Queremos decirle a Daniel Scioli, que es nuestro gobernador, una vez más y para que las corporaciones en todos los ámbitos nos escuchen bien claro y fuerte, que va a tener apoyo y militancia porque creemos que la fuerza de la construcción colectiva es capaz de resistir cualquier embate: tal es el modo que aprendimos de Néstor, tal es el camino que Cristina nos señala día a día, en cada hecho de gestión.
No se trata de que moleste que haya gente que tenga mucho dinero, ni mucho campo, ni muchos bienes. Ni el peronismo ni el kirchnerismo plantearon nunca la lucha de clases, mucho menos el enfrentamiento de pobres contra ricos. Al contrario, como bien dijo la presidenta, somos los creadores de la articulación entre capital y trabajo pero siempre en el marco de la redistribución de la riqueza, que es el camino para la verdadera justicia social.
En ese horizonte, la situación actual de los impuestos inmobiliarios rurales en la provincia de Buenos Aires sólo puede caracterizarse como de absoluta injusticia. Desde hace más de 15 años los valores no se actualizan, lo que significa que, en la mayor parte de los casos, el valor anual de lo pagado por tierra altamente productiva es menor a lo que se paga en concepto de patente por un automóvil mediano.
Ese desarreglo se verifica también en las cargas diferentes que deben afrontar los vecinos de áreas urbanas que, con sus impuestos, hoy están costeando políticas públicas que benefician a los ámbitos rurales. Esa inequidad era la que se buscaba revertir con la reforma tributaria para que la regla fuese la de la estricta justicia: quien más tiene, más debe contribuir y asegurar de ese modo que los municipios, en todo el territorio de la provincia, puedan seguir impulsando las políticas públicas necesarias para mejorar la calidad de vida: más escuelas, más hospitales, más viviendas.
La sesión en la Cámara de Diputados se truncó por la negativa de los bloques opositores. No se entiende cómo el partido radical ha traicionado una vez más su tradición popular claudicando ante la violencia de Hugo Luis Biolcati, de la Sociedad Rural, y sus replicadores profesionales en los medios de comunicación. Los diputados radicales dieron la espalda a quienes confiaron en ellos mediante el voto: su indigno comportamiento ofende a la democracia que nunca debe ceder a la convocatoria de los violentos. Algo ha quedado claro: este radicalismo no merece ningún cargo en el gobierno provincial porque no tiene sentido de responsabilidad hacia la gestión pública y menos aún compromiso con el bien común de los bonaerenses.
Tampoco se comprende la negativa del FAP que al mismo tiempo que se opone a este proyecto tan importante para el futuro, busca el apoyo en la provincia de Santa Fe para aprobar una reforma de similares características. Más sorprendente –aunque coherente con la habitual inclinación de Mauricio Macri a consolidar privilegios y perjudicar a los sectores populares– es la postura de los miembros del PRO, que no dudaron en aumentar el ABL a los vecinos de la Ciudad hasta en un 500%, impuesto que se aplica a inmuebles que son en su mayoría destinados a vivienda, pero hoy se oponen a revaluar las contribuciones por tierras que dejan a sus dueños grandes ganancias.
Luego de la negativa de los bloques opositores, la sesión pautada para este miércoles –que ya había sido suspendida la semana anterior por los incidentes causados por ruralistas en la puerta misma de la Legislatura– terminó postergándose. Así, la oposición tendrá una nueva oportunidad de rever su posición y, quizás, torcer el rumbo a favor del futuro de la provincia. Tomando el camino de la esperanza, existirá la oportunidad de volver al recinto para discutir el proyecto de ley que ya cuenta con media sanción en el Senado.
Sea cual sea el resultado en la Legislatura, es imprescindible ganar más institucionalidad, más democracia y menos privilegios. Con Gabriel Mariotto y Cristina Fioramonti en el Senado, junto a Horacio González y Juan de Jesús en Diputados, el trabajo cotidiano en cada responsabilidad de gestión continuará dirigido al cumplimiento de la premisa según la cual el rumbo del quehacer político no puede ser otro que el señalado por las demandas de nuestro pueblo. Hay que desterrar para siempre el aval a los violentos. A quien piense la política de otro modo, es seguro que quedará en la vereda opuesta.
A pesar de los –estos sí– verdaderos palos en la rueda, trabajaremos junto al gobernador, a quien acompañaremos siempre en proveer soluciones a los reclamos del pueblo. La provincia de Buenos Aires es un territorio extenso y complejo, donde aún existen realidades que duelen. Buscaremos dar soluciones a la problemática de la basura que afecta la salud de millones de bonaerenses, de la inseguridad, que sin dudas es más aguda cuando la violencia proviene de las fuerzas de seguridad, a las prácticas de quienes, como la empresa Boldt, representan un monopolio mafioso en el sector del juego.
La voluntad está del lado del cambio, de la transformación de la realidad en beneficio del pueblo al que nos debemos. Queremos decirle a Daniel Scioli, que es nuestro gobernador, una vez más y para que las corporaciones en todos los ámbitos nos escuchen bien claro y fuerte, que va a tener apoyo y militancia porque creemos que la fuerza de la construcción colectiva es capaz de resistir cualquier embate: tal es el modo que aprendimos de Néstor, tal es el camino que Cristina nos señala día a día, en cada hecho de gestión.