Soñando por cantar o el programa que salvó a El Trece

Mariano Iúdica, en una gala de Soñando por cantar.
Era el peor momento del año para El Trece. Lobo no lograba llamar la atención del público novelero de Herederos de una venganza y la segunda temporada de Los únicos no hacía acordar a la primera, tanto por su elenco como por sus números, que le pusieron como destino la tarde y después ¡la mañana!.Con la pantalla fría la espera por la vuelta de Marcelo Tinelli se hacía cada vez más larga, pero fue el conductor de ShowMatch, que con un producto suyo volvió a salvar al canal: Soñando por cantar.
Recién comenzado recordó mucho a Talento argentino, cosa que despertó polémica, pero logró mejores resultados: se instaló de manera diaria y escaló posiciones en un prime time que iba de frío a congelado para el canal. Por varios motivos Mariano Iúdica era el conductor indicado: Listorti ya tiene mucho (Este es el show, Sábado show y Cantando por un sueño, es decir, alrededor de 70 horas de pantalla por mes), es músico y el programa es sobre cantantes, desde La cocina del show pedía pista para otro formato, y finalmente, Tinelli no le confía ciclos a conductores que no sean de su escuela.
Iúdica no tenía una parada fácil pero se cargó el equipo al hombro y salió victorioso. Con el pasar de los programas encontró el tono para reparar al Titanic mientras se hundía. Supo entender que no había que generar choques sino que las lágrimas eran la nueva moda. Hoy se mueve entre la euforia y la emoción, logra con mayor naturalidad lo primero que lo segundo, y aunque a veces su energía traspasa por demás la pantalla, ambas aristas le salen creíbles. Arengando al público de turno no tiene rival, la multitud estalla con su «dale» y corea su nombre siempre que puede. Genera empatía con el participante de turno, se pone en su lugar, se muestra comprensivo y se plantea como su aliado principal a la hora de resistir los mínimos ataques de los calificadores.
Ahora la carrera contra José María Listorti por suceder a Tinelli vuelve a estar peleada. El conductor de Este es el show siempre pareció ser el preferido pero Iúdica, si logra sostener el rating de Soñando por cantar , hará tambalear a José María que de ser el único candidato para decir «buenos noches América» y ahora será su contrincante quien le dé el pase desde la pantalla al gran maestro.
Los nombres del jurado no sorprenden si hacemos memoria y recordamos los certámenes de la factoría Ideas del sur, pero esta vez lo diferente pasa por la forma que tomó el cuarteto calificador. Patricia Sosa, Valeria Lynch y Oscar Mediavilla dejaron de ir al cruce en busca del show y empezaron a hacer docencia con los participantes. Ahora, para sorpresa de todos, son conciliadores, piden segundas oportunidades y hasta cantan con quienes pasan por el escenario. Con Soñando por cantar transitando la ruta de lo sensible Marcelo Polino, un entendido de los choques en TV, empezó a estar de más. De ahí su salida elegante y de ahí también la entrada de Alejandro Lerner, un especialista en escribir canciones sobre historias de vida complicadas pero con una luz al final del camino que venía como anillo al dedo.
Hoy se puede decir que Soñando por cantar es el punto de partida de recuperación de El Trece pero ni el conductor ni el jurado son los principales motivos de esto, sino que lo son los participantes. No hay nadie que nos rompa los oídos, todos tienen historias de vida emotivas y gracias a la magia de la televisión sus familias siempre están presentes con carteles de aliento y sin poder contener las lágrimas.
¿La frutilla del postre? Los invitados sorpresa. ¿Qué mejor para un cantante en promoción que ir a entonar sus canciones con totales desconocidos cuyo mayor sueño es cantar a su lado? El rédito para el artista es fuerte: cumple un sueño, canta su último hit y promociona su espectáculo de una manera «noble». Con ese objetivo pasaron Carlos Baute, Franco De Vita y Sergio Dalma, entre otros.
Soñando por cantar es la prueba más cabal de que este no será un año de peleas mediáticas, sino que para la TV será uno de emoción, de reconocimientos y de búsqueda de lágrimas. Ciertos momentos de ShowMatch en 2011 dejaron un sabor amargo: los golpes entre Flavio Mendoza y Ricardo Fort, y los cruces entre Alfano y Pachano con cachetazos incluídos, entre otros. Esas situaciones no fueron cortadas a tiempo por Marcelo Tinelli que no debe querer que se repita la historia en ninguno de sus programas. En ese plan Fort fue borrado del programa, Alfano abandonó el jurado antes que termine el «Bailando…» y Pachano fue muy resistido para retornar este año. Preparen los pañuelos que esto recién empieza..

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