«Hasta agosto hay que olvidarse de la apertura del mercado de compra de dólares para atesoramiento». Con sinceridad, una alta fuente del Gobierno, responsable casi directo de la política cambiaria, le explicó a este diario qué es lo que habrá que aguardar para la compra de divisas para ahorro, al menos por tres meses más. El tiempo de espera no es al azar. Entre julio y agosto el Gobierno deberá enfrentar el vencimiento de deuda más importante del año, cuando deba cumplir en primer término con el pago del Cupón PBI y luego del Boden 2012, dos títulos públicos para los que no hay posibilidades de renovación y para los que el Gobierno deberá destinar unos u$s 5.800 millones. Sólo después que el Ministerio de Economía que maneja Hernán Lorenzino y la Secretaría de Finanzas de Adrián Cosentino hayan cumplido con esos pagos (de los más importantes quizás en todos los años de gestión kirchnerista), desde la Casa de Gobierno se comenzará a respirar con más tranquilidad sobre el futuro económico de 2012. Hasta ahora, la tenencia de dólares para los pagos no está asegurada con los ingresos corrientes, ya que ni el superávit comercial de más de 12.000 millones está asegurado, ni hay una certeza sobre cuántos serán los dólares necesarios este año para garantizar la importación de combustibles para el invierno.
Para Cristina de Kirchner, el pago del Boden 2012 es una cuestión casi personal. Se trata del bono por el cual se les pagó a los ahorristas atrapados en el «corralito» generado por la crisis de 2001, y la Presidente considera una necesidad cerrar ella misma sin sobresaltos la liquidación de este título. En algún momento del año pasado se pensó incluso en que este pago coincidiría con algún retorno del país al mercado de deuda voluntaria. No pudo ser. La corrida cambiaria de octubre del año pasado, que para la Casa de Gobierno se trató de una conspiración contra el tipo de cambio oficial, y el posterior agravamiento de la crisis en Europa hicieron que el proyecto pasara al archivo. Así la cosas, el plan para cumplir con el vencimiento es recurrir a las reservas, lo que a su vez generará problemas para los observadores de los niveles macro de la economía argentina.
El Gobierno sabe que más allá de cualquier malhumor que generen las restricciones para la compra de dólares, hay dos cuestiones que los analistas están mirando todos los días para definir la solvencia y la fortaleza con que el Estado nacional pueda hacer frente a una tormenta interna o externa.
La primera es el superávit comercial, presupuestado originalmente en u$s 8.000 millones, un número hoy insuficiente para la evolución de las cuentas nacionales. Los datos al primer trimestre del año arrojan un superávit de u$s 2.969 millones. Proyectada esta cifra en el año, el número se acercaría a los u$s 12.000 millones necesarios para garantizar tranquilidad dentro y fuera del Gobierno. Sin embargo, nada estará definido hasta bien entrado el segundo semestre de 2012, cuando la liquidación de los exportadores primarios, fundamentalmente los sojeros, esté casi terminada. Por eso, habrá que esperar hasta fines de agosto. Hasta ese mes, tanto las restricciones en la demanda de dólares para ahorro como la flexibilización de las importaciones que comanda Guillermo Moreno quedarán como políticas firmes.
La segunda cuestión que los observadores mirarán con particular interés para definir la solvencia de las cuentas públicas en 2012 es el déficit final en la cuenta de combustibles. Para el año estaba presupuestado un saldo negativo no mayor que los u$s 1.400 millones. Sin embargo, la situación se complicó en el primer trimestre, entre otros factores por la falta de inversión de la ex YPF, la retracción en la velocidad de reducción de los subsidios y porque la actividad económica continúa con un nivel aceptable. Según los últimos cálculos oficiales, el piso sería de unos u$s 3.000 millones. Sin embargo, desde la propia oficina del viceministro de Economía, Axel Kicillof, se asegura que habrá que esperar hasta la segunda mitad del año para tener una certeza. Nuevamente, fin de agosto será el momento para determinar cuántos dólares necesitará la Argentina para cubrir la demanda de gas y de combustibles este año.
Se cree que la renacionalización de YPF debería dar resultados en la provisión de combustibles hacia mediados de 2013. Sin embargo, algo aportará este año. Se espera que desde la petrolera puedan adelantar a las arcas públicas unos u$s 1.500 millones para ayudar al Tesoro.
Para Cristina de Kirchner, el pago del Boden 2012 es una cuestión casi personal. Se trata del bono por el cual se les pagó a los ahorristas atrapados en el «corralito» generado por la crisis de 2001, y la Presidente considera una necesidad cerrar ella misma sin sobresaltos la liquidación de este título. En algún momento del año pasado se pensó incluso en que este pago coincidiría con algún retorno del país al mercado de deuda voluntaria. No pudo ser. La corrida cambiaria de octubre del año pasado, que para la Casa de Gobierno se trató de una conspiración contra el tipo de cambio oficial, y el posterior agravamiento de la crisis en Europa hicieron que el proyecto pasara al archivo. Así la cosas, el plan para cumplir con el vencimiento es recurrir a las reservas, lo que a su vez generará problemas para los observadores de los niveles macro de la economía argentina.
El Gobierno sabe que más allá de cualquier malhumor que generen las restricciones para la compra de dólares, hay dos cuestiones que los analistas están mirando todos los días para definir la solvencia y la fortaleza con que el Estado nacional pueda hacer frente a una tormenta interna o externa.
La primera es el superávit comercial, presupuestado originalmente en u$s 8.000 millones, un número hoy insuficiente para la evolución de las cuentas nacionales. Los datos al primer trimestre del año arrojan un superávit de u$s 2.969 millones. Proyectada esta cifra en el año, el número se acercaría a los u$s 12.000 millones necesarios para garantizar tranquilidad dentro y fuera del Gobierno. Sin embargo, nada estará definido hasta bien entrado el segundo semestre de 2012, cuando la liquidación de los exportadores primarios, fundamentalmente los sojeros, esté casi terminada. Por eso, habrá que esperar hasta fines de agosto. Hasta ese mes, tanto las restricciones en la demanda de dólares para ahorro como la flexibilización de las importaciones que comanda Guillermo Moreno quedarán como políticas firmes.
La segunda cuestión que los observadores mirarán con particular interés para definir la solvencia de las cuentas públicas en 2012 es el déficit final en la cuenta de combustibles. Para el año estaba presupuestado un saldo negativo no mayor que los u$s 1.400 millones. Sin embargo, la situación se complicó en el primer trimestre, entre otros factores por la falta de inversión de la ex YPF, la retracción en la velocidad de reducción de los subsidios y porque la actividad económica continúa con un nivel aceptable. Según los últimos cálculos oficiales, el piso sería de unos u$s 3.000 millones. Sin embargo, desde la propia oficina del viceministro de Economía, Axel Kicillof, se asegura que habrá que esperar hasta la segunda mitad del año para tener una certeza. Nuevamente, fin de agosto será el momento para determinar cuántos dólares necesitará la Argentina para cubrir la demanda de gas y de combustibles este año.
Se cree que la renacionalización de YPF debería dar resultados en la provisión de combustibles hacia mediados de 2013. Sin embargo, algo aportará este año. Se espera que desde la petrolera puedan adelantar a las arcas públicas unos u$s 1.500 millones para ayudar al Tesoro.