Analisis – 12/06/12
El primer ministro chino Wen Jiabao viene a la Argentina del 23 al 26 de junio. Es la primera visita al país de la segunda figura del sistema político chino, después del presidente, y secretario general del Partido Comunista, Hu Jintao. También es el primer viaje de Wen Jiabao a América del Sur, en ocasión de la conferencia ecológica mundial que tendrá lugar en Río de Janeiro (Río+20).
El contenido político de la gira del número 2 de la República Popular puede formularse en los siguientes términos: en los últimos cuatro años, ha surgido una nueva estructura del poder mundial , en la que los países emergentes cumplen un papel fundamental.
En la visión china, los cuatro países emergentes decisivos son, además de la República Popular, India, Brasil y Rusia; y ahora, el gobierno de Beijing, por iniciativa de Wen Jiabao, acaba de convocar a Sudáfrica a integrarse a este núcleo central. El objetivo de China es transformar a este grupo (BRIC ampliado) en un esfuerzo concertado de política exterior, basado en una común visión estratégica de alcance global , sobre todo en lo que se refiere a la relación con EE.UU., el otro polo del poder mundial.
En esta concepción, Brasil no es sólo el mayor país emergente de América del Sur, sino un actor global, identificado como el principal aliado estratégico de la República Popular en el plano mundial, fuera de Asia.
Para China, hay un segundo grupo de países emergentes relevantes en relación a la nueva estructura del poder mundial, que son los 13 que integran el Grupo de los 20 (G-20).
Allí está la Argentina, considerada uno de los tres principales países emergentes de América Latina (México, Brasil, la Argentina).
En la percepción china, la Argentina tiene una especificidad estratégica fundamental, que le otorga un papel propio y relevante en el nuevo contexto global.
China considera que la Argentina tiene un potencial agroalimentario capaz de alimentar a 500 (quizás 600) millones de personas; y la seguridad alimentaria (asegurar la alimentación de sus 1.300 millones de habitantes) es el primero de sus intereses vitales, por encima de la salvaguardia de su régimen político.
La República Popular tiene la menor proporción entre tierra fértil y población del mundo (7%/22%); y enfrenta un problema de sequía crónica (carencia de agua), agudizada por la industrialización/urbanización, que torna insustentable la producción agrícola en el mediano plazo, tendencia que se acentúa en los próximos diez años, y adquiere la forma de una crisis o emergencia nacional.
La influencia de China en América del Sur se ha dado en los últimos diez años a través de dos vertientes: en forma indirecta, mediante el aumento del precio de los commodities en el mercado mundial, y directamente, como resultado del crecimiento excepcional del comercio internacional entre Sudamérica y la región asiática.
Ahora comienza una tercera etapa, cuyo eje es el aumento de las inversiones chinas en América del Sur, como parte de un salto hacia el exterior de las empresas privadas y públicas de la República Popular, que llegaría a US$ 500.000 millones por año en 2020.
La clave de la inversión china en la Argentina es el programa de modernización del ferrocarril Belgrano Cargas de US$ 2.500 millones, cuyo financiamiento corresponde en un 85% a la República Popular, y 15% a la Argentina.
El programa está paralizado debido a las dificultades de la Argentina para hacer su aporte en la financiación, como consecuencia de la crisis económica, financiera y monetaria que la afecta al país desde octubre del año pasado.
China advierte que la crítica situación de la Argentina no modifica su condición de gran productora agrícola, esencial para la seguridad alimentaria de la República Popular.
Además, el ferrocarril Belgrano Cargas es una inversión en infraestructura directamente vinculada a la producción agroalimentaria y al comercio con China, a través de los puertos chilenos sobre el Pacífico; y tiene, por lo tanto, un carácter hondamente estratégico, que vincula los dos polos de la seguridad alimentaria china y la potencialidad argentina como productora mundial de alimentos.
Es probable, por eso, que el premier Wen Jiabao le proponga a la mandataria argentina, Cristina Kirchner, una fórmula para cubrir el bache de 15% en el financiamiento del Belgrano Cargas, sobre la premisa de que las decisiones estratégicas tienen un carácter esencialmente político, y sólo accesoriamente financiero o bancario.
La visita de Wen Jiabao puede ser un punto de inflexión en la relación entre los dos países.
El primer ministro chino Wen Jiabao viene a la Argentina del 23 al 26 de junio. Es la primera visita al país de la segunda figura del sistema político chino, después del presidente, y secretario general del Partido Comunista, Hu Jintao. También es el primer viaje de Wen Jiabao a América del Sur, en ocasión de la conferencia ecológica mundial que tendrá lugar en Río de Janeiro (Río+20).
El contenido político de la gira del número 2 de la República Popular puede formularse en los siguientes términos: en los últimos cuatro años, ha surgido una nueva estructura del poder mundial , en la que los países emergentes cumplen un papel fundamental.
En la visión china, los cuatro países emergentes decisivos son, además de la República Popular, India, Brasil y Rusia; y ahora, el gobierno de Beijing, por iniciativa de Wen Jiabao, acaba de convocar a Sudáfrica a integrarse a este núcleo central. El objetivo de China es transformar a este grupo (BRIC ampliado) en un esfuerzo concertado de política exterior, basado en una común visión estratégica de alcance global , sobre todo en lo que se refiere a la relación con EE.UU., el otro polo del poder mundial.
En esta concepción, Brasil no es sólo el mayor país emergente de América del Sur, sino un actor global, identificado como el principal aliado estratégico de la República Popular en el plano mundial, fuera de Asia.
Para China, hay un segundo grupo de países emergentes relevantes en relación a la nueva estructura del poder mundial, que son los 13 que integran el Grupo de los 20 (G-20).
Allí está la Argentina, considerada uno de los tres principales países emergentes de América Latina (México, Brasil, la Argentina).
En la percepción china, la Argentina tiene una especificidad estratégica fundamental, que le otorga un papel propio y relevante en el nuevo contexto global.
China considera que la Argentina tiene un potencial agroalimentario capaz de alimentar a 500 (quizás 600) millones de personas; y la seguridad alimentaria (asegurar la alimentación de sus 1.300 millones de habitantes) es el primero de sus intereses vitales, por encima de la salvaguardia de su régimen político.
La República Popular tiene la menor proporción entre tierra fértil y población del mundo (7%/22%); y enfrenta un problema de sequía crónica (carencia de agua), agudizada por la industrialización/urbanización, que torna insustentable la producción agrícola en el mediano plazo, tendencia que se acentúa en los próximos diez años, y adquiere la forma de una crisis o emergencia nacional.
La influencia de China en América del Sur se ha dado en los últimos diez años a través de dos vertientes: en forma indirecta, mediante el aumento del precio de los commodities en el mercado mundial, y directamente, como resultado del crecimiento excepcional del comercio internacional entre Sudamérica y la región asiática.
Ahora comienza una tercera etapa, cuyo eje es el aumento de las inversiones chinas en América del Sur, como parte de un salto hacia el exterior de las empresas privadas y públicas de la República Popular, que llegaría a US$ 500.000 millones por año en 2020.
La clave de la inversión china en la Argentina es el programa de modernización del ferrocarril Belgrano Cargas de US$ 2.500 millones, cuyo financiamiento corresponde en un 85% a la República Popular, y 15% a la Argentina.
El programa está paralizado debido a las dificultades de la Argentina para hacer su aporte en la financiación, como consecuencia de la crisis económica, financiera y monetaria que la afecta al país desde octubre del año pasado.
China advierte que la crítica situación de la Argentina no modifica su condición de gran productora agrícola, esencial para la seguridad alimentaria de la República Popular.
Además, el ferrocarril Belgrano Cargas es una inversión en infraestructura directamente vinculada a la producción agroalimentaria y al comercio con China, a través de los puertos chilenos sobre el Pacífico; y tiene, por lo tanto, un carácter hondamente estratégico, que vincula los dos polos de la seguridad alimentaria china y la potencialidad argentina como productora mundial de alimentos.
Es probable, por eso, que el premier Wen Jiabao le proponga a la mandataria argentina, Cristina Kirchner, una fórmula para cubrir el bache de 15% en el financiamiento del Belgrano Cargas, sobre la premisa de que las decisiones estratégicas tienen un carácter esencialmente político, y sólo accesoriamente financiero o bancario.
La visita de Wen Jiabao puede ser un punto de inflexión en la relación entre los dos países.