La desaceleración de la economía mundial quedó de manifiesto el lunes en las cifras de producción industrial.
El sector manufacturero estadounidense se contrajo en junio por primera vez desde julio de 2009, anunció el Instituto de Gestión de Suministros. Además, las exportaciones cayeron en abril por primera vez desde noviembre y los nuevos pedidos de las fábricas, un indicador de actividad futura, registraron su descenso más acelerado desde octubre de 2001, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de ese año.
Associated Press
Se trata de la evidencia más contundente de que los problemas económicos de Europa y el enfriamiento en China causan estragos en las manufacturas, uno de los principales motores de la recuperación de Estados Unidos. El índice de actividad industrial del Instituto de Gestión de Suministros cayó de 53,5 puntos en mayo a 49,7 el mes pasado. Las cifras por debajo de 50 indican una contracción. Los nuevos pedidos de las fábricas descendieron de 60,1 a 47,8 y los nuevos pedidos de exportación bajaron de 53,5 a 47,5. Muchos de los sectores que se contrajeron —petrolero, de plásticos y de productos químicos— están ligados a las materias primas, cuyos precios han registrado bruscas caídas en los últimos meses.
El resto del mundo también da señales de estar perdiendo impulso. La producción industrial de la zona euro prosiguió su declive en junio. Incluso Alemania, la economía más importante de Europa, se contrajo a su paso más rápido en tres años.
En China, la segunda economía del mundo, el Índice de Gerentes de Compras del banco HSBC descendió a 48,2 puntos en junio frente a 48,4 en mayo. El repliegue de la actividad en Corea del Sur y Taiwán redondea un panorama poco alentador en Asia.
En Brasil, la principal economía de América Latina, el Índice de Gerentes de Compras de HSBC cayó de 49,3 en mayo a 48,5 en junio, el bajón más pronunciado desde octubre de 2011.
Los mercados acusaron el impacto. El Promedio Industrial Dow Jones llegó a perder 85 puntos antes de recuperar terreno y cerrar en 12.871,39 unidades, 0,07% menos que el viernes. El euro se debilitó 0,8% frente al dólar para ubicarse en US$1,2584. El remezón ocurre luego de que la semana pasada los inversionistas acogieran los esfuerzos de Europa para contener la crisis de la deuda soberana.
La crisis financiera de Europa y el enfriamiento en China reducen la demanda de bienes estadounidenses, lo que frena la producción y la inversión de las empresas manufactureras. La incertidumbre económica de EE.UU. y los temores de la política financiera del gobierno, en particular, también podrían estar postergando las decisiones de compañías de todos los sectores, dicen los inversionistas.
Ford Motor Co. advirtió la semana pasada que las pérdidas en sus operaciones internacionales en el segundo trimestre podrían bordear los US$570 millones. La automotriz estadounidense indicó que la situación en Europa «se ha deteriorado de manera significativa» desde enero.
Un factor que agrava el panorama para los fabricantes estadounidenses, aparte de la disminución de la demanda proveniente de Europa, es la caída del euro frente al dólar, lo que encarece sus productos.
El fabricante de motocicletas Harley-Davidson Inc. registró una reducción de sus ventas europeas a principios de año conforme la crisis de deuda desalentó a los consumidores y el debilitamiento del euro aumentó sus precios. «Todo lo que mandamos a Europa se fabrica en EE.UU., de modo que la moneda tiene un gran impacto, en especial si las divisas extranjeras se están devaluando», afirmó la semana pasada ante un grupo de inversionistas John Olin, director de finanzas de la empresa.
La abrupta caída en el índice del Instituto de Gestión de Suministros seguramente generará especulación de que la economía estadounidense, que en los últimos tres años se ha expandido, corre el riesgo de caer en recesión. Por ahora, los economistas dudan que eso ocurra en parte porque otras partes de la economía, como las ventas de autos y el sector inmobiliario, han mostrado signos de mejoría. El índice «debería repuntar y la economía estadounidense seguirá creciendo», señala Paul Dales, economista de la consultora Capital Economics.
Las malas noticias económicas también podrían generar especulación de que la Reserva Federal de EE.UU. redoblará sus esfuerzos para estimular la economía mediante medidas poco ortodoxas.
El sector manufacturero estadounidense se contrajo en junio por primera vez desde julio de 2009, anunció el Instituto de Gestión de Suministros. Además, las exportaciones cayeron en abril por primera vez desde noviembre y los nuevos pedidos de las fábricas, un indicador de actividad futura, registraron su descenso más acelerado desde octubre de 2001, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de ese año.
Associated Press
Se trata de la evidencia más contundente de que los problemas económicos de Europa y el enfriamiento en China causan estragos en las manufacturas, uno de los principales motores de la recuperación de Estados Unidos. El índice de actividad industrial del Instituto de Gestión de Suministros cayó de 53,5 puntos en mayo a 49,7 el mes pasado. Las cifras por debajo de 50 indican una contracción. Los nuevos pedidos de las fábricas descendieron de 60,1 a 47,8 y los nuevos pedidos de exportación bajaron de 53,5 a 47,5. Muchos de los sectores que se contrajeron —petrolero, de plásticos y de productos químicos— están ligados a las materias primas, cuyos precios han registrado bruscas caídas en los últimos meses.
El resto del mundo también da señales de estar perdiendo impulso. La producción industrial de la zona euro prosiguió su declive en junio. Incluso Alemania, la economía más importante de Europa, se contrajo a su paso más rápido en tres años.
En China, la segunda economía del mundo, el Índice de Gerentes de Compras del banco HSBC descendió a 48,2 puntos en junio frente a 48,4 en mayo. El repliegue de la actividad en Corea del Sur y Taiwán redondea un panorama poco alentador en Asia.
En Brasil, la principal economía de América Latina, el Índice de Gerentes de Compras de HSBC cayó de 49,3 en mayo a 48,5 en junio, el bajón más pronunciado desde octubre de 2011.
Los mercados acusaron el impacto. El Promedio Industrial Dow Jones llegó a perder 85 puntos antes de recuperar terreno y cerrar en 12.871,39 unidades, 0,07% menos que el viernes. El euro se debilitó 0,8% frente al dólar para ubicarse en US$1,2584. El remezón ocurre luego de que la semana pasada los inversionistas acogieran los esfuerzos de Europa para contener la crisis de la deuda soberana.
La crisis financiera de Europa y el enfriamiento en China reducen la demanda de bienes estadounidenses, lo que frena la producción y la inversión de las empresas manufactureras. La incertidumbre económica de EE.UU. y los temores de la política financiera del gobierno, en particular, también podrían estar postergando las decisiones de compañías de todos los sectores, dicen los inversionistas.
Ford Motor Co. advirtió la semana pasada que las pérdidas en sus operaciones internacionales en el segundo trimestre podrían bordear los US$570 millones. La automotriz estadounidense indicó que la situación en Europa «se ha deteriorado de manera significativa» desde enero.
Un factor que agrava el panorama para los fabricantes estadounidenses, aparte de la disminución de la demanda proveniente de Europa, es la caída del euro frente al dólar, lo que encarece sus productos.
El fabricante de motocicletas Harley-Davidson Inc. registró una reducción de sus ventas europeas a principios de año conforme la crisis de deuda desalentó a los consumidores y el debilitamiento del euro aumentó sus precios. «Todo lo que mandamos a Europa se fabrica en EE.UU., de modo que la moneda tiene un gran impacto, en especial si las divisas extranjeras se están devaluando», afirmó la semana pasada ante un grupo de inversionistas John Olin, director de finanzas de la empresa.
La abrupta caída en el índice del Instituto de Gestión de Suministros seguramente generará especulación de que la economía estadounidense, que en los últimos tres años se ha expandido, corre el riesgo de caer en recesión. Por ahora, los economistas dudan que eso ocurra en parte porque otras partes de la economía, como las ventas de autos y el sector inmobiliario, han mostrado signos de mejoría. El índice «debería repuntar y la economía estadounidense seguirá creciendo», señala Paul Dales, economista de la consultora Capital Economics.
Las malas noticias económicas también podrían generar especulación de que la Reserva Federal de EE.UU. redoblará sus esfuerzos para estimular la economía mediante medidas poco ortodoxas.