Cómo está hoy, casi dos años después de su última aparición pública?
-Dolido, extremadamente preocupado y en algún punto aliviado por ya no ser dirigente.
-¿Dolido por qué?
-Porque creo que es injusta la situación a la que nos somete este gobierno de Passarella. Considero que a partir de las denuncias que hicieron, transformaron a José María Aguilar en un rehén político de este gobierno.
-En noviembre del 2009 dijo que la historia los juzgaría. ¿Los juzgó?
-Nos está juzgando. La historia es larga, hay tiempo.
-¿Qué hicieron mal?
-El primer gobierno de Aguilar fue el mejor en River de los últimos 30 años, con obras y resultados deportivos. Allí también modificamos el estatuto y se cortó la posibilidad de la reelección indefinida. Yo estuve de acuerdo, pero a partir de un momento hubo mucha actividad política, aparecieron candidatos a presidente y denuncias anónimas.
-A la pregunta de qué hicieron mal, responde con un hecho positivo. ¿No considera que hubo errores?
-Uno de los temas principales fue la violencia dentro del estadio y la barra. A la luz de lo visto después, River fue el punto de partida de lo que sucedió en todos los otros clubes. Hoy es incontrolable.
-Ustedes tenían contratados como empleados del club a algunos barras; es decir, fomentaron la barra. ¿Se les fue de las manos?
-A cualquiera se le va de las manos. Pero lo otro, lo de los empleados, tenía que ver con una política de inclusión de nuestra dirigencia. El gobierno de Aguilar ayudaba a escuelas, a gente con distintos problemas.
-¿Usted está comparando una obra benéfica con darle trabajo a un barra?
-Pero nosotros no convocábamos a los asesinos del país a trabajar en el club. Desconocíamos qué hacían. Sólo le dábamos trabajo a un socio.
-Alan Schlenker aseguró que ustedes mandaron al grupo de Adrián Rousseau a tajear las gomas de los autos de los jugadores.
-No seríamos capaces de hacer algo así. Alan dijo eso en un reportaje absolutamente orientado.
-También dijo que Adrián intimidó a aquéllos que podían oponerse a la venta de Gonzalo Higuaín.
-Ese día había 500 personas en la reunión y a Adrián no lo vi. Me cuesta entender por qué pudieron haberse peleado tanto. Antes organizaban los viajes, se llevaban bien.
-Luchaban por la plata, Mario.
-Yo sé que los Schlenker tenían muy buena posición económica. Debieron pelearse por el orgullo de ser el jefe.
-¿Qué pensaría desde afuera si se enterara que un club vende a un grupo inversor a una joya de inferiores como era Higuaín y ese grupo saca el doble de lo invertido en cuestión de días?
-Nunca sucedió eso.
-¿Negociaron demasiado con intermediarios?
-No fue demasiado. El que desconoce a Zahavi ( NdeR: el empresario israelí que compró el pase de Higuaín, entre otros), por ejemplo, desconoce el movimiento del fútbol mundial.
-¿Volvió a la cancha?
-No. Tenía un palco desde hacía 12 años y no quisieron renovármelo.
-¿Volvería?
-Sí, quiero volver. Volveré a la platea Belgrano. No tengo miedo. Habrá de todo. Por prudencia, todavía preferí no hacerlo. Nunca me escracharon, sí recibí amenazas telefónicas. Sigo teniendo el mismo número. Sigo viviendo en la misma casa. Nunca me fui a vivir a Miami. Pero sé cómo son las cosas. En este tiempo Passarella nos persiguió. Y el rencor no construye nada. Revisar tanto el pasado no conduce a nada.
-¿No cree que hay que investigar?
-Sí, pero una cosa es investigar y otra, lo que hacen ellos. No existen auditorías que duren un año y medio. No vi ninguna resolución a la que hayan llegado.
-Es cierto que presentaron mal la denuncia y la Justicia se la rebotó. Pero uno de los puntos importantes que encontraron fue un porcentaje del pase de Belluschi que ustedes entregaron por una deuda inferior a la que costaba dicho porcentaje.
-¿Y quién determina cuánto cuesta el porcentaje de un jugador? Un futbolista puede valer cinco millones de dólares en un año y al siguiente, dos o diez millones. El reclamo es injustificado. Passarella siempre supo cómo estaba el club. Tenía total conocimiento. Dirigió el fútbol durante dos años desde ese conocimiento. No podía sorprenderlo nada de lo que encontró. Nosotros confiamos en él como técnico y él confió en nosotros como dirigentes.
-¿Quién era Ricardo Hardoy, aquel empresario que les acercó Passarella para comprar jugadores y estuvo a punto, sin fondos que lo respaldaran, de acordar con ustedes?
-Nunca tuve relación con él. Y más allá de todo lo que se habló, esa operación no se hizo justamente porque él no pudo completar sus obligaciones.
-¿Sabe cómo le decían a usted?
-Déjeme recordar… Sí, monje negro. Pero los monjes negros, por lo que leí, eran aquéllos que se escondían para realizar operaciones de poder y yo nunca me escondí.
-¿Cómo cree que está considerado en la opinión pública?
-Mal considerado. Ojalá pueda revertirlo. Pero mano a mano nunca he tenido problemas. Sí pude haber sentido ofensas a lo lejos.
-¿De qué vive hoy?
-Estoy trabajando. Abrimos un estudio jurídico con Aguilar. Tuvimos mucha actividad.
-¿Y de qué vivía cuando era dirigente? Nunca estuvo claro.
-Tuve actividad en distintas empresas: financieras, bancos, fábricas. Nunca viví del fútbol.
-Estuvo involucrado en la quiebra del Banco San Miguel.
-Quebró por decisiones políticas. Y una quiebra no significa una actividad delictiva. Algunos negocios son exitosos y otros, no.
-¿Qué fue de aquella cuenta de tres millones de dólares en Luxemburgo a nombre de su hija?
-Era de una falsedad total. La Justicia pronto fallará a favor mío y de Aguilar.
-¿Hizo o estuvo a punto de hacer algo en Atlanta?
-La repercusión mediática fue tal que preferí apartarme del proyecto, que estaba relacionado a la explotación del estadio.
-Debo decirle que considero que una gestión como la de ustedes, que dejó la barra tan metida en el club, con el antecedente del último puesto del equipo y una deuda muy importante, debió haber sido corrupta o ineficaz.
-Es una apreciación que no merece el mínimo análisis. No fuimos corruptos ni ineficaces. El club siguió funcionando normalmente cuando nos fuimos. ¿O apareció el fideicomiso que prometía Passarella? ¿Dónde está el caos administrativo?
-La herencia económica fue muy complicada.
-120 millones de pesos de deuda. Una deuda así no es significativa para un club como River ( NdeR: según el último balance de la gestión Aguilar, el pasivo era de 127.026.313 pesos, aunque el siguiente ejercicio, correspondiente al período 2009/10, que compartía el final de dicha gestión y los primeros meses de la de Passarella, arrojó un déficit de 79.828.156 pesos).
-¿Cómo hacían las licitaciones? Llegó a haber una empresa que supuestamente ofertaba para un gimnasio del fútbol amateur sin personal ni antecedentes serios de construcciones.
-Todas esas denuncias fueron a la Justicia. Hubo peritajes. No encontraron nada.
-¿Creían que los refuerzos que en un momento empezaron a llegar a River tenían condiciones para jugar en ese club?
-¿Cuáles?
-Siempre se recae en el libro de pases del 2005, cuando el entrenador era Astrada.
-El técnico designa las compras de los jugadores, no el dirigente.
-Pero Astrada debió plantearles aquellos jugadores como cuarta alternativa de lo que pretendía en cada puesto.
-Ni la cuarta ni la tercera.
-¿En cuántos pases participó como dirigente?
-En 25 años de dirigente, más de 100. Y nadie me propuso algo indebido.
-¿Y por qué corren tanto los mitos?
-Supongo que es porque el fútbol es una actividad profesional con dirigentes amateurs y existe el riesgo de que todo se contamine. River tiene Comisión Directiva pero además, comisiones internas y una comisión fiscalizadora. Hay dirigentes actuales y que trabajaron a nuestro lado, entre ellos el vicepresidente (Diego Turnes) y el tesorero (Luis Renzi), que deberían decir cómo actuábamos.
-¿Cómo vivió el descenso?
-Con inmenso dolor. Sin poder creerlo. Y sostengo que no tuvimos ninguna responsabilidad. River se fue al descenso por esta conducción.
-¿No les cabe ninguna responsabilidad a ustedes?
-Nada. Y estoy dispuesto a discutírselo a cualquiera. River llegó a la Promoción contra el cuarto de la B Nacional. El Instituto de este año, comparado a aquel Belgrano, es el Real Madrid. Era imposible perder. Podíamos empatar los dos partidos. Y perdimos.
-River pudo haberse quedado en Primera por esa Promoción. Pero antes jugó seis torneos, tres con cada dirigencia. Volvemos a la herencia económica, al último puesto, al plantel armado por ustedes…
-Es demasiado matemático eso. River no ganó en los últimos siete partidos de ese último torneo, para el cual sólo había incorporado a Bordagaray. Me niego a reconocer alguna responsabilidad.
-Dolido, extremadamente preocupado y en algún punto aliviado por ya no ser dirigente.
-¿Dolido por qué?
-Porque creo que es injusta la situación a la que nos somete este gobierno de Passarella. Considero que a partir de las denuncias que hicieron, transformaron a José María Aguilar en un rehén político de este gobierno.
-En noviembre del 2009 dijo que la historia los juzgaría. ¿Los juzgó?
-Nos está juzgando. La historia es larga, hay tiempo.
-¿Qué hicieron mal?
-El primer gobierno de Aguilar fue el mejor en River de los últimos 30 años, con obras y resultados deportivos. Allí también modificamos el estatuto y se cortó la posibilidad de la reelección indefinida. Yo estuve de acuerdo, pero a partir de un momento hubo mucha actividad política, aparecieron candidatos a presidente y denuncias anónimas.
-A la pregunta de qué hicieron mal, responde con un hecho positivo. ¿No considera que hubo errores?
-Uno de los temas principales fue la violencia dentro del estadio y la barra. A la luz de lo visto después, River fue el punto de partida de lo que sucedió en todos los otros clubes. Hoy es incontrolable.
-Ustedes tenían contratados como empleados del club a algunos barras; es decir, fomentaron la barra. ¿Se les fue de las manos?
-A cualquiera se le va de las manos. Pero lo otro, lo de los empleados, tenía que ver con una política de inclusión de nuestra dirigencia. El gobierno de Aguilar ayudaba a escuelas, a gente con distintos problemas.
-¿Usted está comparando una obra benéfica con darle trabajo a un barra?
-Pero nosotros no convocábamos a los asesinos del país a trabajar en el club. Desconocíamos qué hacían. Sólo le dábamos trabajo a un socio.
-Alan Schlenker aseguró que ustedes mandaron al grupo de Adrián Rousseau a tajear las gomas de los autos de los jugadores.
-No seríamos capaces de hacer algo así. Alan dijo eso en un reportaje absolutamente orientado.
-También dijo que Adrián intimidó a aquéllos que podían oponerse a la venta de Gonzalo Higuaín.
-Ese día había 500 personas en la reunión y a Adrián no lo vi. Me cuesta entender por qué pudieron haberse peleado tanto. Antes organizaban los viajes, se llevaban bien.
-Luchaban por la plata, Mario.
-Yo sé que los Schlenker tenían muy buena posición económica. Debieron pelearse por el orgullo de ser el jefe.
-¿Qué pensaría desde afuera si se enterara que un club vende a un grupo inversor a una joya de inferiores como era Higuaín y ese grupo saca el doble de lo invertido en cuestión de días?
-Nunca sucedió eso.
-¿Negociaron demasiado con intermediarios?
-No fue demasiado. El que desconoce a Zahavi ( NdeR: el empresario israelí que compró el pase de Higuaín, entre otros), por ejemplo, desconoce el movimiento del fútbol mundial.
-¿Volvió a la cancha?
-No. Tenía un palco desde hacía 12 años y no quisieron renovármelo.
-¿Volvería?
-Sí, quiero volver. Volveré a la platea Belgrano. No tengo miedo. Habrá de todo. Por prudencia, todavía preferí no hacerlo. Nunca me escracharon, sí recibí amenazas telefónicas. Sigo teniendo el mismo número. Sigo viviendo en la misma casa. Nunca me fui a vivir a Miami. Pero sé cómo son las cosas. En este tiempo Passarella nos persiguió. Y el rencor no construye nada. Revisar tanto el pasado no conduce a nada.
-¿No cree que hay que investigar?
-Sí, pero una cosa es investigar y otra, lo que hacen ellos. No existen auditorías que duren un año y medio. No vi ninguna resolución a la que hayan llegado.
-Es cierto que presentaron mal la denuncia y la Justicia se la rebotó. Pero uno de los puntos importantes que encontraron fue un porcentaje del pase de Belluschi que ustedes entregaron por una deuda inferior a la que costaba dicho porcentaje.
-¿Y quién determina cuánto cuesta el porcentaje de un jugador? Un futbolista puede valer cinco millones de dólares en un año y al siguiente, dos o diez millones. El reclamo es injustificado. Passarella siempre supo cómo estaba el club. Tenía total conocimiento. Dirigió el fútbol durante dos años desde ese conocimiento. No podía sorprenderlo nada de lo que encontró. Nosotros confiamos en él como técnico y él confió en nosotros como dirigentes.
-¿Quién era Ricardo Hardoy, aquel empresario que les acercó Passarella para comprar jugadores y estuvo a punto, sin fondos que lo respaldaran, de acordar con ustedes?
-Nunca tuve relación con él. Y más allá de todo lo que se habló, esa operación no se hizo justamente porque él no pudo completar sus obligaciones.
-¿Sabe cómo le decían a usted?
-Déjeme recordar… Sí, monje negro. Pero los monjes negros, por lo que leí, eran aquéllos que se escondían para realizar operaciones de poder y yo nunca me escondí.
-¿Cómo cree que está considerado en la opinión pública?
-Mal considerado. Ojalá pueda revertirlo. Pero mano a mano nunca he tenido problemas. Sí pude haber sentido ofensas a lo lejos.
-¿De qué vive hoy?
-Estoy trabajando. Abrimos un estudio jurídico con Aguilar. Tuvimos mucha actividad.
-¿Y de qué vivía cuando era dirigente? Nunca estuvo claro.
-Tuve actividad en distintas empresas: financieras, bancos, fábricas. Nunca viví del fútbol.
-Estuvo involucrado en la quiebra del Banco San Miguel.
-Quebró por decisiones políticas. Y una quiebra no significa una actividad delictiva. Algunos negocios son exitosos y otros, no.
-¿Qué fue de aquella cuenta de tres millones de dólares en Luxemburgo a nombre de su hija?
-Era de una falsedad total. La Justicia pronto fallará a favor mío y de Aguilar.
-¿Hizo o estuvo a punto de hacer algo en Atlanta?
-La repercusión mediática fue tal que preferí apartarme del proyecto, que estaba relacionado a la explotación del estadio.
-Debo decirle que considero que una gestión como la de ustedes, que dejó la barra tan metida en el club, con el antecedente del último puesto del equipo y una deuda muy importante, debió haber sido corrupta o ineficaz.
-Es una apreciación que no merece el mínimo análisis. No fuimos corruptos ni ineficaces. El club siguió funcionando normalmente cuando nos fuimos. ¿O apareció el fideicomiso que prometía Passarella? ¿Dónde está el caos administrativo?
-La herencia económica fue muy complicada.
-120 millones de pesos de deuda. Una deuda así no es significativa para un club como River ( NdeR: según el último balance de la gestión Aguilar, el pasivo era de 127.026.313 pesos, aunque el siguiente ejercicio, correspondiente al período 2009/10, que compartía el final de dicha gestión y los primeros meses de la de Passarella, arrojó un déficit de 79.828.156 pesos).
-¿Cómo hacían las licitaciones? Llegó a haber una empresa que supuestamente ofertaba para un gimnasio del fútbol amateur sin personal ni antecedentes serios de construcciones.
-Todas esas denuncias fueron a la Justicia. Hubo peritajes. No encontraron nada.
-¿Creían que los refuerzos que en un momento empezaron a llegar a River tenían condiciones para jugar en ese club?
-¿Cuáles?
-Siempre se recae en el libro de pases del 2005, cuando el entrenador era Astrada.
-El técnico designa las compras de los jugadores, no el dirigente.
-Pero Astrada debió plantearles aquellos jugadores como cuarta alternativa de lo que pretendía en cada puesto.
-Ni la cuarta ni la tercera.
-¿En cuántos pases participó como dirigente?
-En 25 años de dirigente, más de 100. Y nadie me propuso algo indebido.
-¿Y por qué corren tanto los mitos?
-Supongo que es porque el fútbol es una actividad profesional con dirigentes amateurs y existe el riesgo de que todo se contamine. River tiene Comisión Directiva pero además, comisiones internas y una comisión fiscalizadora. Hay dirigentes actuales y que trabajaron a nuestro lado, entre ellos el vicepresidente (Diego Turnes) y el tesorero (Luis Renzi), que deberían decir cómo actuábamos.
-¿Cómo vivió el descenso?
-Con inmenso dolor. Sin poder creerlo. Y sostengo que no tuvimos ninguna responsabilidad. River se fue al descenso por esta conducción.
-¿No les cabe ninguna responsabilidad a ustedes?
-Nada. Y estoy dispuesto a discutírselo a cualquiera. River llegó a la Promoción contra el cuarto de la B Nacional. El Instituto de este año, comparado a aquel Belgrano, es el Real Madrid. Era imposible perder. Podíamos empatar los dos partidos. Y perdimos.
-River pudo haberse quedado en Primera por esa Promoción. Pero antes jugó seis torneos, tres con cada dirigencia. Volvemos a la herencia económica, al último puesto, al plantel armado por ustedes…
-Es demasiado matemático eso. River no ganó en los últimos siete partidos de ese último torneo, para el cual sólo había incorporado a Bordagaray. Me niego a reconocer alguna responsabilidad.