Casi 100 organizaciones gremiales y un 60% del padrón de los sindicatos confederados en la CGT estuvieron presentes. Se cumplieron cada uno de los pasos correspondientes. Más allá de los artilugios legales que intenta esgrimir un sector al que le cuesta ponerse de acuerdo incluso en un candidato, lo que está claro por la desprolijidad con la que actúan, es que no tienen el consenso necesario. En principio nunca debieron apelar al Ejecutivo para que se entrometa en la interna de la CGT, lesionando su autonomía. Es a la justicia a donde se debería haber acudido, como sucedió en el conflicto interno de la CTA. Aún así, a través de una impugnación presentada por Lescano, West Ocampo, Cavalieri y Pignanelli cuestionaron el quórum de la reunión del Consejo Directivo del 24 de abril, porque seis de los 21 miembros que habían acudido no eran los nombrados en 2008 por sus organizaciones gremiales, a pesar de que el mismo Antonio Caló solía asistir durante años en lugar de Juan Belén que era el dirigente designado por la UOM. Ayer en la tarde se reunieron 13 de los 35 miembros del Consejo Directivo. La impugnación presentada frente al ministro y a la viceministra, no debería haberse resuelto, no sólo por la relación laboral que en el pasado los unió a los gremios que la presentaron, sino porque ataca a la autonomía de una institución casi centenaria y sin antecedentes de este tipo. La inconsistencia de sus propios argumentos ni siquiera pudo sostenerse a través de una semana. Trece son los sindicatos que ayer se reunieron, de un Consejo que pasó de una semana a la otra a tener 25 miembros en lugar de 35. ¿Cómo se explican estos cambios? ¿Cuáles son las razones que llevan a muchos compañeros a ser conducidos por esta falta de política? ¿Qué es lo que hace que los que fueron críticos de los ideólogos gremiales del proceso de privatización con cientos de miles de familias en la calle hoy parezcan conducidos por ellos en una nueva central que carece de legitimidad? Resulta ridículo que apelen todavía al discurso de la Unidad, a pesar de todas las dificultades que han inventado. La situación financiera internacional es sin duda un problema que debe ser afrontado con políticas responsables. Una CGT fragmentada no es un buen augurio para los trabajadores. Pero peor aún es pretender una cuyos protagonistas sean quienes llevaron adelante la mayor traición hacia los trabajadores argentinos en los ’90. Por eso la certeza de que el jueves cuando Hugo Moyano sea reelecto en la CGT con el apoyo de la mayoría de las organizaciones sindicales del país, habremos afianzado la centralidad de los trabajadores en la construcción de una Patria con Justicia Social.
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Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)
"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).
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