Por Artemio López
20/07/12 – 10:40
Como analizamos oportunamente en estas columnas de PERFIL, la elasticidad empleo-producto es hoy la más baja desde el año 2003, con excepción de la crisis del año 2009, donde se registró una caída del producto de tres puntos y la pérdida de un punto de empleo. Actualmente, la tasa de desempleo del 7,2% no registra modificaciones interanuales a la baja, salvo por una leve caída en la tasa de actividad.
En este contexto, de estrechez de generación, el Gobierno nacional con absoluta racionalidad pone todos sus esfuerzos en sostener el empleo que fue el pilar sobre el que se asentó el gran motor del crecimiento económico desde mayo del año 2003: el consumo interno.
Al respecto, un estudio reciente de Martín Schoor publicado en el muy interesante blog http://vidabinaria.blogspot.com.ar sostiene que “si bien el proceso de crecimiento que atravesó Argentina tuvo lugar en el marco de una mejora en las condiciones prevalecientes en los mercados internacionales, no fue ésta su causa principal, ni mucho menos la única. Por el contrario, fue la demanda interna el motor fundamental sobre el que se sustentó la importante fase de crecimiento de los últimos años.
Al evaluar la contribución de los distintos componentes al incremento de la demanda global en el período comprendido entre los años 2003 y 2010, se observa que el consumo doméstico, tanto público como privado, y la inversión tuvieron un rol protagónico en términos de su contribución al crecimiento, mientras que las exportaciones, a pesar de su fuerte expansión en términos históricos, dieron cuenta de algo menos del 10% (ver gráfico de apertura)”.
Así las cosas, y más allá del insistente diagnóstico de gurúes ortodoxos (o “papagayos”, según la reciente definición del cuasi joven Kicillof) sobre que la inflación y el atraso del tipo de cambio serían los principales problemas económicos a resolver, lo cierto es que las dos variables que sujetas a la exitosa experiencia reciente se deben atender con absoluta prioridad son el empleo y su derivado, el consumo doméstico.
Para favorecer el motor del consumo y evitar el ahorro en épocas de caída del crecimiento en el contexto de las interesantes tasas de inflación existentes, el Gobierno desalienta con toda lógica el insólito libre acceso argento a la divisa norteamericana, mantiene tasas de interés bancarias negativas, induce la necesaria pesificación del mercado inmobiliario y deja existir un dólar ilegal tan alto como sea posible imaginar, que ningún actor racional convalida, tarea ésta a la que contribuyen los medios opositores dando visibilidad enloquecida al ya cómico valor del “dólar blue”, creyendo con eso promover la buscada devaluación del valor del peso.
La respuesta oficial es simple: a las paritarias sin techo (se especuló con el 18% de límite que no sucedió) se agregará la actualización de jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares y planes sociales en línea con la inflación, tal como se vino actualizando hasta hoy, donde por citar recientes ejemplos, las jubilaciones en 2011 aumentaron el 35% anual y la Asignación Universal el 22,7%.
Para sostener el empleo, a los tradicionales Repro, que en el año 2009 sostuvieron 150 mil puestos de trabajo, se agregará esta vez el plan de viviendas Procrear, que según la Cámara Argentina de la Construcción tendrá un impacto del 1,2% en el PBI. Los estudios del departamento estadístico de la Cámara estiman un incremento de la inversión en construcción equivalente al 1,2% del PBI si se construyen 100 mil viviendas de 50 m2 cada una, calculando un costo promedio de alrededor de $ 5 mil el m2, lo que supondrá la creación o sostenimiento de alrededor de 60 mil empleos directos, a los que habrá que agregar los indirectos por el notable efecto multiplicador de la construcción.
Al respecto, la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales del Indec proyecta que por cada 100 mil pesos invertidos, como valor bruto de producción en la construcción, se generarán tres puestos de trabajo en ese sector en particular y cinco puestos de trabajo en total en toda la economía. Esto es, por cada puesto de trabajo directo, que supone la inversión de 33 mil pesos, se generarán 1,6 puesto de trabajo indirectos. No es poco en medio de una crisis externa de tal magnitud que mientras en Argentina desde mayo de 2003 se generaron 5,6 millones de puestos de trabajo, desde el inicio de la crisis en la Eurozona, España, por ejemplo, perdió exactamente la misma cantidad de empleos. Delicias del ajuste neoliberal.
*Director consultora Equis.
20/07/12 – 10:40
Como analizamos oportunamente en estas columnas de PERFIL, la elasticidad empleo-producto es hoy la más baja desde el año 2003, con excepción de la crisis del año 2009, donde se registró una caída del producto de tres puntos y la pérdida de un punto de empleo. Actualmente, la tasa de desempleo del 7,2% no registra modificaciones interanuales a la baja, salvo por una leve caída en la tasa de actividad.
En este contexto, de estrechez de generación, el Gobierno nacional con absoluta racionalidad pone todos sus esfuerzos en sostener el empleo que fue el pilar sobre el que se asentó el gran motor del crecimiento económico desde mayo del año 2003: el consumo interno.
Al respecto, un estudio reciente de Martín Schoor publicado en el muy interesante blog http://vidabinaria.blogspot.com.ar sostiene que “si bien el proceso de crecimiento que atravesó Argentina tuvo lugar en el marco de una mejora en las condiciones prevalecientes en los mercados internacionales, no fue ésta su causa principal, ni mucho menos la única. Por el contrario, fue la demanda interna el motor fundamental sobre el que se sustentó la importante fase de crecimiento de los últimos años.
Al evaluar la contribución de los distintos componentes al incremento de la demanda global en el período comprendido entre los años 2003 y 2010, se observa que el consumo doméstico, tanto público como privado, y la inversión tuvieron un rol protagónico en términos de su contribución al crecimiento, mientras que las exportaciones, a pesar de su fuerte expansión en términos históricos, dieron cuenta de algo menos del 10% (ver gráfico de apertura)”.
Así las cosas, y más allá del insistente diagnóstico de gurúes ortodoxos (o “papagayos”, según la reciente definición del cuasi joven Kicillof) sobre que la inflación y el atraso del tipo de cambio serían los principales problemas económicos a resolver, lo cierto es que las dos variables que sujetas a la exitosa experiencia reciente se deben atender con absoluta prioridad son el empleo y su derivado, el consumo doméstico.
Para favorecer el motor del consumo y evitar el ahorro en épocas de caída del crecimiento en el contexto de las interesantes tasas de inflación existentes, el Gobierno desalienta con toda lógica el insólito libre acceso argento a la divisa norteamericana, mantiene tasas de interés bancarias negativas, induce la necesaria pesificación del mercado inmobiliario y deja existir un dólar ilegal tan alto como sea posible imaginar, que ningún actor racional convalida, tarea ésta a la que contribuyen los medios opositores dando visibilidad enloquecida al ya cómico valor del “dólar blue”, creyendo con eso promover la buscada devaluación del valor del peso.
La respuesta oficial es simple: a las paritarias sin techo (se especuló con el 18% de límite que no sucedió) se agregará la actualización de jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares y planes sociales en línea con la inflación, tal como se vino actualizando hasta hoy, donde por citar recientes ejemplos, las jubilaciones en 2011 aumentaron el 35% anual y la Asignación Universal el 22,7%.
Para sostener el empleo, a los tradicionales Repro, que en el año 2009 sostuvieron 150 mil puestos de trabajo, se agregará esta vez el plan de viviendas Procrear, que según la Cámara Argentina de la Construcción tendrá un impacto del 1,2% en el PBI. Los estudios del departamento estadístico de la Cámara estiman un incremento de la inversión en construcción equivalente al 1,2% del PBI si se construyen 100 mil viviendas de 50 m2 cada una, calculando un costo promedio de alrededor de $ 5 mil el m2, lo que supondrá la creación o sostenimiento de alrededor de 60 mil empleos directos, a los que habrá que agregar los indirectos por el notable efecto multiplicador de la construcción.
Al respecto, la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales del Indec proyecta que por cada 100 mil pesos invertidos, como valor bruto de producción en la construcción, se generarán tres puestos de trabajo en ese sector en particular y cinco puestos de trabajo en total en toda la economía. Esto es, por cada puesto de trabajo directo, que supone la inversión de 33 mil pesos, se generarán 1,6 puesto de trabajo indirectos. No es poco en medio de una crisis externa de tal magnitud que mientras en Argentina desde mayo de 2003 se generaron 5,6 millones de puestos de trabajo, desde el inicio de la crisis en la Eurozona, España, por ejemplo, perdió exactamente la misma cantidad de empleos. Delicias del ajuste neoliberal.
*Director consultora Equis.